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La obra es producto de una investigación realizada por el sociólogo Luis Ortiz Sandoval entre los años 2009 y 2010 y concluye que la reforma educativa no logró reducir las diferencias entre la educación que reciben los niños de las clases bajas y los de la clase media-alta.
La investigación se realizó en escuelas del barrio Ricardo Brugada de Asunción y del departamento de San Pedro. Tras dos años de observación y de entrevistas con toda la comunidad educativa de las instituciones el autor concluye que los niños de zonas consideradas marginales y los de zonas rurales tienen problemas de diversa índole para concluir sus estudios, pero problemas al fin.
Mientras el niño de la zona urbana no encuentra en la casa un modelo de conducta adecuado para proyectarse en él, el niño campesino tropieza con otras dificultades como la necesidad de dejar sus estudios para trabajar en el campo y contribuir a los gastos del hogar.
Así también en el libro el autor señala que el mecanismo de calificación no considera en muchas ocasiones el mérito del estudiante, sino el involucramiento de sus padres en el sostenimiento de la escuela.