Landrú, un caballero del humor

BUENOS AIRES. El humorista gráfico argentino Juan Carlos Colombres, popularmente conocido como Landrú, murió a los 94 años, anunció el viernes la Fundación que lleva su nombre por la red social Twitter.

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“Hoy no tenemos buenas noticias para contarles. A sus 94 años, Landrú falleció el 6 de julio en la ciudad de Buenos Aires. En Fundación Landrú lo despedimos con honor y con humor, fiel a la filosofía de vida que ejerció y transmitió“, afirma el texto difundido.

Nacido en Buenos Aires el 19 de enero de 1923, Colombres se dedicó desde muy joven al humor gráfico, con el que reflejó una mirada política y social de Argentina. A los siete años, ya había creado una revista de historietas que repartía en la escuela. En 1945 publicó su primer dibujo profesional en la revista Don Fulgencio y dos años más tarde adoptó el seudónimo Landrú, con el que era conocido.

Integrante de una generación de grandes humoristas gráficos argentinos, entre ellos Quino, el ‘padre’ de la célebre Mafalda, Landrú creó unos 15 personajes que protagonizaron sus viñetas y dibujos.

Publicó en una treintena de revistas y desde la década de 1970 en La Nación y Clarín, entre otros diarios argentinos. Tenía una particular forma de plasmar la realidad política, social y cultural durante más de 60 años.

En 1947 se hizo dibujante profesional y comenzó a firmar sus dibujos con el seudónimo Landrú. Fundador de la revista Tía Vicenta en 1957 y colaborador de multitud de medios de comunicación, su obra reflejó la historia política y social de la Argentina y el resto del mundo durante la segunda mitad del siglo XX y principios del actual.

“Sus frases, sus chistes y sus brillantes reflexiones todavía siguen vigentes y nos hacen tomar con humor la realidad actual de nuestra sociedad“, recuerda su fundación, dedicada a difundir y mantener su obra.

Entre los momentos más insólitos de su trayectoria se encuentra la invitación que en 1959 le hizo el Departamento de Estado de los Estados Unidos para recorrer todo el país, cuando conoció a Walt Disney.

La tragedia se cruzó en su vida en 1994, en un asalto en su casa, cuando recibió un disparo en la mano derecha, la que utilizaba para dibujar. Sin embargo, después de varias operaciones, se recuperó.

Landrú pasó sus últimos años en su casa del porteño barrio de Recoleta, rodeado por su familia. En los últimos meses salía poco, pero recibía visitas de familiares y amigos y seguía de cerca las noticias nacionales e internacionales, como siempre hizo a lo largo de su carrera.

“Y continuaba riéndose de la realidad“, recuerda la Fundación. “Su partida nos entristece mucho. Un gran y buen hombre, el creador de una gran obra de humor se ha ido. Pero sus textos, viñetas y personajes nos ayudarán a recordarlo todos los días y a seguir riendo. Como él querría, que el humor siga presente en nuestras vidas“, continúa el obituario difundido.

Por ello, “a pesar de la tristeza“, la institución remarcó que seguirá trabajando para “preservar y difundir su obra” y para que su humor “haga reír a cada vez más y más personas”.

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