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En esta entrevista nos habla de sus inicios musicales, de sus estudios y del trabajo del director de orquesta.
-¿Cuáles fueron tus inicios en la música?
-Mis primeras experiencias musicales las tuve en casa, porque mi papá es músico aficionado. Tocaba la guitarra y cantaba; y así tuve acceso a la música. Después, gracias a él, mi hermano y yo entramos al Conservatorio; creo que yo tenía 9 años.
Ahí estudié posteriormente flauta traversa y después estudié canto en la Escuela Sofía Mendoza. Pero lo que me cambió la vida fue conocer el mundo orquestal a través de la flauta, pude conocer esa otra sonoridad, y eso me maravilló y me cambió para siempre.
Después tuve la suerte de dirigir la Orquesta Juvenil de Asunción, primero como asistente del maestro Juan Carlos Dos Santos y después como titular porque el maestro Dos Santos había partido a la Orquesta Sinfónica Nacional, y quedamos tres directores que tuvimos afortunadamente la posibilidad de tener esa experiencia que me parece es fundamental para cualquier músico.
-¿Cómo y en qué momento te inclinaste por la dirección orquestal?
-Yo creo que mi experiencia con el piano fue decisiva, porque el piano te da un panorama muy general de lo que es la música. Yo creo que desde la época que estudiaba piano tenía una concepción muy orquestal, y después cuando ingresé a la orquesta como flautista me di cuenta de cuál era el trabajo de sonido, el trato con las personas, y eso me cautivó.
-¿Cómo fue para que fueras a estudiar a Buenos Aires?
-Yo tuve la suerte de viajar a Chacomús en el 2006, fue un encuentro de orquesta juveniles que es una actividad muy común en Argentina. Allí conocí a un maestro que se llama Mario Benzecry. Me presenté a él y le dije quien era y que estaba interesado en perfeccionarme en esa orientación y le pregunté y le dije si podía darme algún consejo y él inmediatamenteme sugirió que fuera a Buenos Aires, porque el tenía una cátedra de dirección orquestal. En el 2007 hice toda la gestion de títulos, y por suerte di con mis tíos en Buenos Aires y tuve la oportunidad de ir, fui aceptado primeramente por la Universidad Nacional de Artes y posteriormente en el 2008 ya empecé a cursar mis estudios.
-¿Cuál es tu visión sobre las orquestas argentinas y las de nuestra ciudad?
-Me parece que es muy distinto porque es innegable la tradición que tienen en Argentina es un centro importante donde siempre van los grandes maestros y eso enriquece y le da diversidad enorme a esa ciudad y al país también. Lo que me parece interesante es que, si bien yo estudié con Benzecry, el fue mi tutor, tuve la oportunidad de ver a otros directores trabajar y eso te enriquece mucho... En cuanto al trabajo me parece que es más minucioso, hay gente con mucha experioenciam que se formó en Europa.
Una orquesta depende del director, y si el director no está capacitado la orquesta tampoco va a responder. Y creo que esa es la ventaja que tiene Argentina: tiene muy buenos maestros, que son especialistas en la dirección orquestal.
Nosotros lamentablemente tenemos músicos muy buenos, pero que asumen la dirección como una extensión de la carrera de instrumentista... Y la dirección es un mundo distinto. Yo quiero enfatizar eso, porque es una especialidad. Así como la composición es una especialidad, así como ser arreglista es una especialidad. Y me parece que en ese aspecto los directores argentinos hacen un mejor trabajo y por eso tienen el resultado que tienen las orquestas.
Acá lamentablemente son pocos los que se formaron como directores. Son músicos y por extensión directores o compositores, que estrenan una obra una vez al año, o cada dos años. En cambio el verdadero director o compositor es el que se dedica todo el tiempo a esa actividad.
-¿Cuál es la función y la importancia de un director de orquesta?
-Para mí el director es muchas cosas porque cumple muchas funciones. No solo una función musical que es la de aunar criterios, sino también una función administrativa, y lo que es lo más importante encontrar el color que la orquesta requiere. Y acá nosotros lastimosamente no tenemos esa perspectiva, pensamos que lo que hace un director es marcar entradas u otras funciones… Pero además es un guía, un colaborador. Ya no un tirano. Eso ya no está de moda. Es una persona que colabora con los músicos, porque cuando uno trabaja con una orquesta trabaja con personas. Y esas personas ya tienen una formación musical por lo tanto no tiene porque enseñarles todo. Tan solo sugiriendo, aprendiendo, diagnosticando y tratando de solucionar los problemas que el considera necesarios.
-Nos podrías hablar un poco de tu otra faceta, que es la de compositor…
-Yo tuve mis primeras experiencias en la dirección en la Orquesta Juvenil de Aunción (OJA), pero con el correr de los tiempos me percaté de que era fundamental entender no solamente el porqué de la música, sino también la creación y la difusión de obras nuevas.
Y creo que ese fue mi objetivo... Creo que fundamos el primer festival de música comtemporánea de la OJA, y a partir de ahí comprendí que existe una obligación de todo músico de difundir obras nuevas. También me di cuenta que nuestro país carece de esa especialidad, de personas que se dediquen a tiempo completo a la composición.
Obviamente tiene muchísimo que ver con la dirección. Conocer desde el punto de vista de la composición ayuda mucho al director. De hecho en otros países, el director tiene que estudiar composición. Me parece que es una visión más detallista, me parece importante estudiar composición antes de la dirección.
-¿Nos podrías adelantar algo de las obras que van a interpretar hoy y cómo es trabajar con esta orquesta en particular?
-Primero quisiera aclarar que a uno no siempre te toca la orquesta que quiere. Esta vez, tuve la fortuna de dirigir la OSCA, porque yo ya tuve la oportunidad de trabajar antes y me pareció una orquesta con mucha experiencia. Y me parece que ellos también están buscando nuevas perspectivas, nuevas visiones y lecturas de las mismas obras. Porque estoy seguro que ellos ya tocaron las obras que vamos a interpretar, y aún así suena distinto… Eso es lo maravilloso de este mundo musical, yo también ya dirigí estas obras en otro lugar y el resultado es distino.
El programa trata de música de danzas o danzas sinfónicas. Para mí la danza es algo imnherente al ser humano, y me pareció interesante en un ambiente de concierto didáctico mostrar al público como se manifiesta esto...
En cuanto al repertorio traté de elegir lo más destacado de dos continentes, de Europa que va a ir en la primera parte, y de América en la segunda. En la primera parte tenemos el Vals triste de Jean Sibelius, la Pavana de Maurice Ravel y las Danzas Polovtsianas de Borodin. Son tres compositores muy distintos, con lenguajes distintos y además son tres danzas que se podría decir resumen un poco la rica diversidad europea de danzas.
Y en la segunda parte tenemos también mucha variedad: tenemos una obra de un compositor italiano que vivió mucho tiempo en la Argentina, Pascual De Rogatis. El escribió mucho sobre la temática indigenista. Después tenemos una bossa nova, que si bien no es una danza, viene de la fusión de la danza basileña con el jazz. Y después tenemos el Huapango, de José Pablo Moncayo, un compositor mexicano, que a pedido de su maestro compuso esta obra que es una recopilación de danzas populares. Y para finalizar tenemos la obra de Herminio Giménez, Che trompo arasa, que es una hermosa polca paraguaya, que tiene todas las características de la danza paraguaya y que me pareció la más indicada para concluir con este programa.