“Se trata de una reflexión sobre su propia identidad cultural; de cómo un país como Chile ha perdido su identidad, ha tomado patrones de otros lugares y los ha hecho propios”, explica Guzzoni a Efe en Bucarest, donde ha participado en el Festival Internacional de Cine Bucarest (BIFF), que concluye hoy.
El realizador explicó que en su nuevo filme, que aún no tiene título y que empezará a rodar en septiembre, se aleja del drama político sobre la dictadura de Pinochet que fue Carne de perro, su última película, para contar un “thriller” sobre las nuevas tribus urbanas, influenciadas por la “colonización” cultural oriental.
“Sin duda, un fenómeno global que los jóvenes se identifican y cultivan con modas estrafalarias”, agrega Guzzoni respecto al tema de su nuevo proyecto, una coproducción chilena, colombiana, francesa, alemana y holandesa, que se rodará en Chile.
En esta película, Guzzoni quiere probar otro estilo distinto a Carne de perro: “Más coral, más abierto, menos hermético y menos claustrofóbico”.
Guzzoni lamentó que hacer cine en Latinoamérica “sigue siendo un arrojo personal con muchos obstáculos ”, mientras que Europa ofrece más financiación, más protección y mejores canales de distribución.