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Ella lanzará hoy su obra con un acto en el café del Teatro Municipal (Pdte. Franco esq. Alberdi), a las 13:00, y compartirá con la gente.
Paloma Herrera comenzó a tomar clases de danza clásica a los siete años y ya a sus quince firmó contrato con el American Ballet Theatre, una de las compañías de ballet más destacadas de Estados Unidos y del mundo. Allí ella fue, por más de veinte años, la primera bailarina.
A lo largo de su vida siguió conquistando logros y pisó escenarios de distintos puntos del globo. Ella se retiró del baile en 2015 pero actualmente se desempeña como directora del Ballet Estable del Teatro Colón de Buenos Aires, y este 2019 será su tercer año al frente de la prestigiosa compañía.
Herrera conversó en exclusiva con ABC, recordando así toda la intensa vida que eligió vivir. Aunque la artista fue siempre reservada sobre su vida privada en entrevistas, afirmó que en este libro decidió volcar su intimidad ligada a lo artístico. “Cuando me retiré y quería contar mi historia desde lo artístico, pienso que ahí conté también todo lo personal”, expresó, agregando que habló tanto de sus relaciones con sus maestras y su familia, para que se pueda “entender” su historia”. Lo que no le gusta es contar su vida privada “en la parte superficial”. Lo que sí le pareció importante es “que la gente sepa qué momento estaba viviendo en lo personal y en mi carrera, y lo cuento porque tiene un sentido atrás. Nunca fui de la idea de contar algo para llamar la atención o para ser la noticia”, sentenció.
Esa intensidad a la que se refiere es algo que la acompaña desde pequeña. “Hasta las cosas más básicas siempre las viví con muchas pasión y mucha intensidad, y fue como una marca mía, como un sello”, afirmó. No obstante, aclaró que esa intensidad no fue armando su vida, porque fue “pensando” cada momento “en total consciencia”.
Aseguró asimismo que nunca tuvo miedos, en el sentido de no quedarse “en un lugar por comodidad”. “Si algo tengo que cambiar lo cambio, y por eso es como tanta gente se queda en una carrera”, añadió. Recordó que cuando se retiró, la gente le preguntó por qué lo hacía tan joven, pero sin embargo esa decisión para ella fue algo “súper claro”. “Mucha gente se hubiese quedado por miedo a cambiar”, remarcó.
Esa decisión sin miedo fue para ella importante porque hoy día recuerda sus años bailando y “son siempre lindos”. “No me pasó que en un momento estaba bailando y estaba cansada o me dolía todo porque seguí tanto tiempo”, dijo. Asimismo subrayó que eso fue fundamental para que el público la recuerde siempre en su “mejor momento”. “Para mí fue la decisión más fácil porque yo no quería que nada perturbara esa carrera que yo había tenido, que para mí fue tan importante, entonces yo no me quedo en un lugar por miedo ni comodidad. Hay que seguir adelante, reinventarse o cambiar, pero seguir”, resaltó.
Padres maravillosos
Si hubo y hay algo imprescindible para Paloma y el éxito de su carrera, ella afirma que son sus padres. “Mi libro está dedicado a ellos y sí, son la luz de mi vida, me han respetado, me han dado las alas, me han dejado ir”, expresó recordando que a los quince años fue a vivir sola a los Estados Unidos. A pesar de la lejanía, dijo, siempre los sintió cerca y recordó que en una época donde no existían los celulares, ella “ponía las moneditas en el teléfono público para hablar con ellos”.
Gracias a ellos es que siempre fue “libre”, recalcó, e instó a chicos y padres a que entiendan lo importante de la “contención y la seguridad”. “A veces los padres de bailarines no son los mejores ejemplos”, expresó recordando la exigencia de padres de sus compañeras. Ella “no podía creer que sean tan exigentes y tan obsesivos con sus hijos y que no los dejaran tranquilos”, agregó. Sin embargo sus padres la impulsaron a hacer lo que a ella le gustara. “Pienso que esa libertad es lo que me dio a mí toda la fuerza. Mi gran secreto de mi carrera han sido mis padres, esa contención”, expuso.
El desafío de la dirección
Decir sí a la propuesta de dirigir el Ballet Estable del Teatro Colón no fue una respuesta fácil para Paloma, pues estuvo todo un año luego de su retiro dando cursos en diferentes países. Además de viajar a Estados Unidos o Europa, pudo igual instalarse en Buenos Aires y dar cursos en las provincias. “Estaba mucho más tranquila”, reconoció. “Ahora tomé conciencia cuando hice mi libro y miraba mis agendas y los vuelos y digo ¿pero cómo hacía? Porque iba de acá a Japón, de Japón a Nueva York a Buenos Aires, no paraba. Bailaba y viajaba, era una locura, y yo adoraba lo que hacía pero cuando me retiré paré un poco. Seguí trabajando, ya sea en el libro, en mi perfume, fueron un montón de cosas pero mucho más tranquila”, aseguró.
La oferta del cargo es algo que le hizo pensar mucho y si lo aceptó, aclaró, fue porque la directora general del teatro, María Victoria Alcaraz, tenía los mismos puntos de vista que ella, pues necesitaba saber que había una persona y un equipo con el que “supiera que íbamos todos para el mismo lugar”.
“Me interesó mucho el desafío de una institución así. Está siendo muy gratificante y lo estoy disfrutando un montón, Disfruto mucho viendo a otras personas bailar así como disfruto mucho dando clases o los ensayos, por eso hice el libro, porque todo lo que he recibido me parece importantísimo volcarlo y que mis experiencias sirvan para otras personas que puedan tomar lo mejor”, detalló.
Una forma de enseñar
Antes de entrar a dirigir la compañía, contó Paloma, ya tenía en claro cuál sería su forma de enseñar. Recordó lo que aprendió cuando era estudiante y como bailarina profesional, que su lo que guía su “ética”, su “forma de trabajo” y su “foco” es poner al arte como “lo más importante”.
Ella cree además que para sacar lo mejor de los bailarines lo importante es “el amor y la pasión”. “No creo en la mano dura, como en la película “El cisne negro” muestra una parte muy dura y yo no la viví así”, dijo, y admitió que “un poco por eso quería sacar el libro, porque hay otra visión”. Señaló que “tuvo maestros o coreógrafos que fueron duros” y que la marcaron “para siempre” y, para ella eso no está bien. “Entonces uno con la próxima generación tiene que tratar de no repetir eso, así como tuve maestros maravillosos que me han acompañado toda mi carrera, que sacaban lo mejor de mí y que me llevaban a otro nivel, entonces uno tiene que repetir esas cosas”, consideró.
Cada vez que está dando clase, dijo, tiene en mente a su maestra Irina Kolpakova, que era “estricta pero siempre con el amor”. En cambio “esa cosa de la tortura deja a todo el mundo tenso y así no sacás lo mejor de los bailarines”, aseveró.
Ballet para todos
Paloma concuerda con el pensamiento de que el ballet debe ser un arte que llegue a todo el mundo, y no así algo pensado solo para un público específico. “Estamos en ese proceso”, dijo, sobre cambiar ese pensamiento. “Ahora empezamos la temporada en Parque Centenario, que justamente es al aire libre con entradas gratis”, lo cual “es maravilloso”, calificó.
“He estado cerca de mucha gente que no sabe nada de ballet y de repente va y se entusiasma y después quiere ir otra vez, quiere ver otro reparto, otro bailarín”, por eso expresó que funciona si uno “lo acerca” y “acompaña” al público. Admitió que a veces “la gente cree que no le va a gustar, o que es para cierta edad, o uno tiene que saber mucho, y uno no tiene que saber nada, uno tiene que ir, y le gusta o no le gusta. Por eso cada función es especial porque seguro hay un montón de gente que va por primera vez y tiene que ser súper especial para atrapar”. En ese sentido dijo que trata de hacer “cada vez más giras” para que “la gente se acerque”.
Lo que hace bien a un país es, a su criterio, justamente “esta política de tratar de acercar más la cultura a todo el mundo, esa cosa de que es para todos y no para un cierto grupo”, apuntó. Ella consideró que eso se está logrando y que, por ejemplo, el año pasado agotaron entradas para todas las funciones.
Manifestó además que ella “no entendía” cuando la gente al verla le agradecía, siendo que era ella quien se sentía agradecida porque se iban a verla. Pero al retirarse y asistir más a shows como espectadora, de diversas expresiones del arte, dijo que pudo entenderlo al “salir flotando del teatro”. “El teatro es mágico y uno sale lleno de espíritu y es importantísimo, y uno puede vivir la vida ok, pero con arte es maravilloso. Eso es lo que todos los artistas tratamos de hacer. Es muy importante el arte, que la gente se acerque, y que se llenen los teatros es maravilloso”, reafirmó.
Paloma y el Paraguay
“Tengo los mejores recuerdos de mi despedida acá”, expresó sobre la función de “Giselle” que protagonizó junto al Ballet Clásico y Moderno Municipal en 2015. “Fue súper emocionante, uno tiene un montón de funciones pero hay funciones que son especiales y la verdad que yo me acuerdo que me fui tan feliz. Mejor imposible. Por eso cada vez que vengo, vengo feliz”, aseguró.
Luego volvió para dar clases, lo que calificó de “hermoso” por poder ver a “nuevas generaciones y tratar de expresarle todo lo que uno ha recibido”. “Que Miguel (Bonnín) me invite es un placer y yo siempre feliz de volver”, aceptó.
Un bailarín especial
Paloma concluyó la entrevista resaltando las cosas fundamentales que necesita un bailarín para destacarse. “Ojalá yo pudiera decir, porque sería lo más fácil, lo más lindo, que si uno nació con lindos pies, lindas piernas, mucho giro, va a llegar, pero la verdad que no es así porque se necesita mucho más que eso, por eso que es un arte tan difícil y por eso que tan pocos llegan”, expresó.
La directora explicó que “además de tener los pies, el cuello, los brazos, el giro, el salto, hay que trabajar un montón, y además hay que tener un talento especial que hay gente que lo tiene y hay gente que no”, mencionó.
“Hay un montón de factores, no solamente lo técnico y lo físico sino de cómo uno se maneja, las decisiones que toma cada día. Por eso no soy de las personas que dice ‘cuando era joven’ porque me encanta cuando era joven, pero a medida que fueron pasando los años pienso que hay un montón de cosas que va aprendiendo y que lo hace a uno cada vez más sabio. Entonces no volvería el tiempo atrás para nada, uno va acumulando un montón de experiencias y eso es lo maravilloso de la vida, no hay momento mejor que otro, cada etapa tiene lo suyo”, dijo.
Entre nuevos proyectos, una temporada llena de sorpresas y planes de lanzar una nueva fragancia, Paloma aseguró que cada vez que puede trata de hacer esta clase de cursos, “porque me encantan”. “Lo más puro de la danza es la enseñanza”, concluyó.
victoria.martinez@abc.com.py