El filósofo de Villa Cohete

El filósofo nepomuceno José Manuel Silvero presenta mañana en la Universidad Nacional de Asunción su libro “Suciedad, cuerpo y civilización”.

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San Juan Nepomuceno, conocida como la capital económica del departamento de Caazapá, es una localidad que constantemente esta en los medios periodísticos por eventos delictivos que allí acaecen: secuestros, asesinatos, tráficos de rollos y de hasta narcóticos.

Sin embargo, este distrito caazapeño también puede presumir de hijos ilustres como el famoso arquitecto y empresario Víctor González Acosta, o Derlis Orué, que ayer constituyó la figura del Club Nacional de Asunción en un encuentro futbolístico a nivel internacional. También tenemos a Juan Evangelista Aguiar, un nepomuceno sobresaliente en el área cultural a nivel internacional por ser miembro de la Academia Real Española: reemplaza a nada menos que al laureado Augusto Roa Bastos.

En el ámbito cultural hay otro nepomuceno que está representando con altura a su terruño y, por qué no, al mismo departamento de Caazapá. Se trata del filosofo José Manuel Silvero Arévalos, quien presentará mañana, viernes, a las 19:00, en el salón “Centenario” del Rectorado de la Universidad Nacional de Asunción, el libro Suciedad, cuerpo y civilización

El libro es toda una novedad en el campo de las humanidades y ha causado mucha expectación e interés en los círculos académicos del país. Con un estilo ameno pero con un claro rigor académico, la obra abarca varios temas a lo largo de 286 páginas.

El autor es profesor de lengua guaraní por el Ateneo de Lengua y Cultura Guaraní y licenciado en Filosofía por la Universidad Nacional de Asunción. Tiene un diplomado en Estudios Avanzados en Filosofía por la Universidad de Oviedo (España) y un diplomado en Políticas de Inclusión Social por el IMF, CIRF y la Universidad de Roma. Es, asimismo, doctor en Filosofía por la Universidad de Oviedo (España).

Ha realizado estancias posdoctorales en la Universidad de Lisboa, en el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la Universidad Nacional Autónoma de México y la Fundación Bruno Kessler de Trento (Italia).

Actualmente, se desempeña como docente investigador de tiempo completo de dedicación exclusiva en la Dirección General de Investigación Científica y Tecnológica de la Universidad Nacional de Asunción. Es profesor en programas de Maestría y Doctorado en la UNA y en la UNE. En el año 2013 accedió por concurso de méritos y aptitudes al cargo de asesor en la Comisión de Educación, Cultura y Culto de la Cámara de Diputados.

El material que será presentado en la capital del país mañana, viernes, será lanzado la semana que viene en la ciudad natal del autor. Para conocer más sobre el libro conversamos con el autor.

¿En qué momento de su vida decidió ser filósofo?

La vocación de ser docente de filosofía, que no es lo mismo que pretender ser filósofo, nació en mi querida Villa Cohete. Como vos sabés, ese lugar imaginario está ubicado en el barrio San Vicente, a metros del Centro de Salud de San Juan Nepomuceno. Supuestamente, en ese lugar se podría producir una gran explosión a raíz de una extraña combinación de “alta dosis de alegría”, compañerismo, espíritu de camaradería, entre otras cuestiones relacionadas a la forma de “gestionar la felicidad”.

Allí conocí la vida del obrero, del changador y las muchas formas de enfrentar los avatares de la vida con una dosis muy alta de humor y esperanza. Y entonces decidí estudiar filosofía para entender mejor esa compleja realidad que quería desentrañar. Sin Villa Cohete no hubiese podido nunca interpretar hoy día a Rodolfo Kusch, Rafael Barrett, Horacio Cerutti o Dominique Laporte.

¿Y hablaban de Aristóteles y de Hegel en Villa Cohete?

No, por supuesto que no. La formación académica vino después. Pero sí me acuerdo con absoluta nitidez de aquellas conversaciones que entablaban los villacohetanos y que giraban en torno a las atrocidades cometidas por Patricio Colmán con los integrantes del Movimiento 14 de Mayo. En ese espacio extraño, en el “bajo” como se le llama a Villa Cohete, allí me ilustraron con sus palabras algunos testigos, la forma en que fueron torturados y asesinados públicamente varios jóvenes en aquella triste década del '60.

¿Y de eso hablaban también en el Colegio Defensores del Chaco?

No, en el colegio no se hablaba de lo que le pasaba a la gente. Es más, no me acuerdo haber desarrollado una materia que me explicara las razones del olvido de todas las atrocidades cometidas en nombre de un régimen que dejó muchas cruces a lo largo y ancho de nuestra ciudad. Todos esos kurusu que estaban esparcidos por el estero, a metros de Villa Cohete, eran mojones de gente ajusticiada. De eso nadie hablaba y hasta ahora fingimos que en nuestra ciudad no pasó nada. Si bien es cierto que en aquel entonces el Colegio Nacional Defensores del Chaco gozaba de un gran prestigio, las cuestiones político-sociales no formaban parte de los programas.

¿Algo de todo lo que experimentaste de joven está plasmado en tu último libro?

Mucho. Si yo no hubiese conocido de primera mano las mil maneras de discriminación y explotación que sufren nuestros campesinos no hubiese elegido el tan elocuente pie descalzo que le da vida a la tapa del libro. Conozco con detalles las peripecias de la gente de campo en cuanto a la nula gestión de excretas, la famosa letrina y el avatiigue me es muy familiar.

Además, el tremendo rostro de la discriminación y estigmatización era cosa de todos los días. Todos mis amigos de infancia eran criaditos, vivían en condiciones paupérrimas y eran pequeños esclavitos que servían a sus amas y amos. Y de la suciedad simbólica de usar la lengua materna, en este caso el guaraní, lo vivimos todos los mita'i bajo esa lógica normalista que hemos heredado del mismísimo Sarmiento y su cruzada civilizatoria.

En el libro afirmás que la repugnancia ha sido utilizada a lo largo de la historia como un arma poderosa en los esfuerzos sociales realizados para excluir grupos y personas. ¿Eso lo viviste en carne propia?

Por supuesto. Caazapá es un departamento muy productivo, un lugar maravilloso, pero sumamente olvidado. A veces no puedo dar crédito de que los puentes de la época de mi abuelo Manuel sigan vigentes. Además, al día de hoy, al igual que hace 60 años atrás, los jóvenes migran en cantidades espantosas hacia la Argentina buscando mejores condiciones de vida. Si la idea de repugnancia implica exclusión, olvido y marginación, muchos lugares que yo conozco están trasvasados por esos conceptos. En el libro se plantea la necesidad de un futuro distinto y plantear futuro es dejar lo que ya fue e involucrarse en la posibilidad de construir un presente distinto.

En el libro se habla de salvaguardar la dignidad de los cuerpos. ¿Qué implica esa idea?

Implica acciones políticas concretas para propiciar y consolidar el bienestar necesario a fin de que los cuerpos vivan dignos. Te comento que en nuestro departamento de Caazapá, nada más al iniciarse la década de los '80 del siglo pasado, la situación en relación a los parásitos no era nada alentadora. Cerca del 53% de los niños comprendidos en la categoría de 1 a 4 años de edad estaban afectados de parásitos al igual que aproximadamente el 80% de los de la categoría de 15 a 19 años. La anemia, derivada de enfermedades parasíticas, afectaba al 69% de la población.

Sin embargo, en el libro, en la página 199 se analiza un documento que nos muestra la desidia histórica que ha acompañado nuestra suerte de caazapeños.

¿Y qué dice el documento?

Es el Informe Nº 3590b-PA del Banco Mundial. Informe de Evaluación Proyecto de Desarrollo de la Zona de Caazapá. 6 de enero de 1982. En este informe se presenta los supuestos resultados de una inversión a favor del desarrollo del departamento en todo lo concerniente a infraestructura, específicamente gestión de excretas, sistema de alcantarillado e instalación de sistemas de agua corriente. El dinero destinado para ese fin en aquel entonces ascendía a la nada despreciable suma de 54,3 millones de dólares.

¿Y qué pasó con los recursos economicos?

Se repartieron tapas para letrinas… y se redactó un lindo informe y ahí terminó la historia. En el libro se cuenta detalles de cómo la suciedad simbólica y material ha sido motivo para excluir, rapiñar y al mismo tiempo arropar a los cuerpos de discursos ortopédicos e indignos.

¿El libro será presentado en San Juan Nepomuceno, en Villa Cohete tal vez?

Claro. En coincidencia con la fiesta patronal de San Juan Nepomuceno, el sábado 17 de mayo a las 8 de la mañana se presentará el libro, pero en el Instituto de Formación Docente “Teko Pora Rekávo”. Ese día voy a reunirme con los docentes y con los jóvenes a fin de debatir el tema de la suciedad, el cuerpo y la civilización. Asimismo, intentaré hacer llegar el mensaje del libro: “sin creatividad la democracia no es nada. Los cuerpos deben expresar sus temores pero sobre todo, sus esperanzas. Nadie puede ni debe manchar al otro en nombre de una gestión hegemónica de lo normal, correcto y decente”.

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