El fiasco de los cisnes

La presentación que ofreció el Ballet Ruso Renacimiento dejó mucho que desear y fue una verdadera decepción, más ante un Teatro del Banco Central del Paraguay repleto. La productora Garzia Group, que trajo al elenco, vendió gato por liebre.

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Los bailarines que llevaron a escena "El lago de los cisnes" eran de un nivel de ballet pésimo, la escenografía era un telón mal pintado, el vestuario básico y las coreografías descoordinadas. Fue realmente desilusionante teniendo en cuenta cómo se venía promocionando el show y para la relación precio/calidad. En términos sencillos, una estafa.

Partamos de la base que no conocemos a las figuras e infiero que mucha gente fue al espectáculo solo porque era un ballet proveniente de Rusia, pero que sea de allí no necesariamente implica que sea bueno. Sí se sabe que la tradición de ballet de Rusia es de lo más destacado, pero de que hay aprovechadores, evidentemente los hay.

Si desgranamos en detalles podemos empezar por la escenografía, ¿qué escenografía? Un telón arrugado con una pintura triste de lo que era un paisaje, castillo, etc. Se puede hacer algo minimalista pero bueno, pero este no fue el caso.

Bastante decepcionante lo esencial en la obra: los bailarines. Creaban figuras a veces desordenadas. Los movimientos de muchos casi toscos, sus líneas corporales no fluían en armonía con la música. En el plano interpretativo eran insípidos, ni una pizca de emoción.

Siendo aún más específicos, justo el bailarín principal, Vasiliy Kozlov (según indicaba el programa), mostraba movimientos cortos, giros y saltos poco precisos y nada vistosos. Todo esto sin el dramatismo que la obra exige y con pasos sucios o mal acabados.

En el segundo acto aparecen los cisnes. ¿De dónde sacaron a estos cisnes? Parecían amateur. Uno intentaba disfrutar, pero era difícil. Más aún cuando en el esperado “pas de quatre” ponen mal la música. Eso no puede pasar. Una producción de un elenco internacional no puede fallar en uno de los detalles más importantes.

Tras un intermedio bastante largo, apareció una voz que pedía no filmar y poner en silencio los celulares. Nunca dijeron lo más importante: ¡no sacar fotos con flash! Evidentemente sí es necesario también educar al público, pues ni bien empezó el show algunos empezaron a disparar el flash de sus cámaras a mansalva.

Entre tanto caos, solo la primera bailarina, Yulia Anufrieva, hizo todo el esfuerzo y resultó lo único bueno de este show. De todas maneras tampoco era brillante, como uno esperaría gozar gracias a quien interpretase a Odette y Odile.

Mientras veía la obra pensaba que aquí tenemos producciones que valen la pena mil veces más, que se esfuerzan y logran alta calidad en vestuario, escenografía, luces, maquillaje, etc. pero que sobre todo ofrecen puro talento. Hay que ver producción nacional también y además investigar sobre elencos extranjeros, así ejercitamos el criterio y sabemos discernir la calidad de la caradurez.

Productores: ya no nos vendan gato por liebre, y público: a informarse más sobre los elencos que nos visitan de afuera. Que vengan no está mal, pero debemos tener criterio y saber adónde destinar nuestra inversión en el arte.

victoria.martinez@abc.com.py

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