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El crítico de arte Ticio Escobar recibió en octubre de este año su sexto título de Doctor honoris causa. Para recibir estos honores el intelectual paraguayo fue a la UNNE Argentina, Universidad Nacional del Nordeste, casa de estudios que le otorgó el reconocimiento.
En dicha ocasión dio una conferencia en la que hizo un análisis de la teoría del arte actual, una crítica a un concepto “demasiado logocéntrico, demasiado eurocéntrico”, en sus palabras.
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Cuestionamiento de la estética
“Generalmente la historia y la teoría del arte se basan excesivamente en Europa. Yo empecé a escribir en los años 80, y ahí comencé a trabajar la posibilidad de valorar lo que nosotros tenemos”, manifiesta. Habla de nuestras propias formas de arte, nuestras formas alternativas, y no tomar como parámetro o medida lo que hace Europa para decir " esto es bueno o esto es malo”.
Por mucho tiempo en Paraguay y en Latinoamérica en general se nos consideró como una copia de Europa; y no, América Latina tiene su vitalidad, su propio mundo, afirma Escobar.
El mismo recalca que es importante que cada cultura vaya tomando la posición de decir que algo le gusta o no, independientemente de que le guste a unos u otros. Ese es, entonces, el cuestionamiento de la estética tradicional europea como única, o como parámetro privilegiado de lo que es el arte.
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El arte occidental, que se basó generalmente en una dicotomía entre cuerpo y alma, materia y espíritu, forma y contenido, es muy diferente al arte en las culturas de origen indígena, quienes no es que no distingan esa dicotomía, pero encuentran conexiones, encuentran flujos, y no quedan tan atrapados por esa oposición entre materia y espíritu, o forma y contenido, etc., explica.
Hay en ellos un reconocimiento de formas alternativas, algo que tiene mucho que ver con el pensamiento decolonial, comenta. “Yo no tengo un decolonialismo radical en el sentido de que no miremos Europa. (...) Pero no mirar con el rabillo de los ojos qué es lo que está de moda o qué se lleva ahora en Europa y que no”. Y con aquello se refiere no solo a Europa, sino a lo euro-norteamericano.
Que no los miremos como los paradigmas, como los ejemplos de lo que América Latina tiene que hacer es el tipo de pensamiento que Escobar insiste mucho con el arte indígena; pero no solo indígena, sino también con las formas populares, formas de artistas latinoamericanos que encontraron su propio camino, y que se cruzan con los europeos.
— Si tuvieras que resumir tu línea de pensamiento desde que empezaste a escribir sobre arte hasta ahora, ¿qué dirías que es lo que le caracteriza?
“Creo que todo mi pensamiento creció más, se complejizó más quizás, en torno a esa idea fundamental de que el arte es la expresión de condiciones propias; y cuando hablo de condiciones me refiero a la apertura a todas las influencias, tanto ambientales como culturales del país y de afuera, pero elaboradas por una subjetividad creadora que le va dando un sentido propio. Y eso hace que las formas del arte popular o del arte indígena o del arte que producen los artistas acá -y yo tengo como caso las artes visuales, pero eso puede aplicar a todo, al teatro, a la música o a un pensamiento, a un concepto mucho más amplio de arte, o sea, toda la fotografía, el diseño en general-, tiene que estar fuertemente condicionado por los factores propios.
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Yo entiendo el arte como es, en cierto sentido, la interpretación del mundo a partir de un lugar propio; entonces obviamente ese lugar es demasiado condicionante. (...)
Es una cosa que vengo pensando hace 40 años, o más, (...) y tengo 23 libros escritos, pero siempre profundizando eso, y el arte de los indígenas, el arte de sectores suburbanos, el arte otro, también el de los artistas diferentes que trabajan en la ciudad.
Y en cierto sentido es un poco la filosofía del Museo del Barro. Cuando yo comencé, cuando escribí “Una interpretación de las artes visuales en Paraguay”, buscaba dar un acercamiento a eso que la práctica del museo influyó enormemente en mí; prácticamente yo basé la parte de pensamiento, de teoría, sobre las obras que iba juntando el museo; y en (el libro) “El mito del arte, el mito del pueblo” sobre el arte popular, o en “La belleza de los otros” sobre el arte indígena; yo fui buscando darle una teoría, y encontraba que desde el arte europeo no podía explicar eso. Exige otro tipo de teoría”.
— ¿Y hoy en día a qué se le puede considerar arte alternativo?
“Yo creo que el arte siempre es alternativo, justamente porque tiene un factor disidente, un factor desobediente a que te digan qué es, cómo hay que hacer, cómo no hay que hacer un arte oficial. Yo creo que un arte oficial no es arte porque pierde la verdad de su autenticidad, lo genuino, o su expresión propia; también todo arte político, no en el sentido que represente temas políticos, o que esté propiciando una cosa u otra, sino porque hay como un alejarse del canon establecido, y dar su propia versión y visión de los hechos, por eso los artistas están continuamente buscando esa forma de ser alternativo.
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Y acá es difícil hoy fijar, porque justamente a la gran institucionalidad del arte lo que le interesa es el arte alternativo, entonces al entrar en las bienales, al entrar en las grandes exposiciones, al entrar en los museos incluso, el arte compromete un poco su carácter alternativo, pero también lo asienta, en cierto sentido; es un arte crítico porque las instituciones tampoco son amuralladas, fijas, cerradas, sino que también les interesa lo que pasa afuera, o sea, el arte alternativo es siempre un arte que está en una relación de tensión, de encuentro, de cruce, de choque con el arte instituido. Desde el momento que el arte se institucionaliza se modifica; no pierde su carácter vital, y es un desafío para los museos, que deben ir continuamente asumiendo situaciones diferentes y voces distintas.
Podría ser incluso chocante, porque uno está esperando que cumpla una cierta convención: como que indígenas tienen que tener plumas, tienen que tener estas cosas; y bueno, hay indígenas que hacen cine, hay indígenas que hacen fotografía, o que siguen haciendo su tradición; a veces seguir la tradición es revolucionario, porque estás defendiendo tu derecho a expresarte en contra de lo instituido, regido por el mercado, que te empuja de un lugar y otro.
Pero en la medida en que uno pueda ir conservando su propia voz, su propia sensibilidad, su propia manera de ver el mundo, puede ir transitando por distintas escenas, y eso es un poco lo que yo pienso relacionado al arte.
Hablar del arte es riesgoso. Tocar el arte, un museo, es riesgoso; una bienal es riesgoso, pero también son las posibilidades que tienen de circular distintas formas, y es un desafío para el museo, pero también para las formas alternativas del arte, de conservar su fuerza, su vitalidad, y su diferencia, aún en situaciones que empujan a uno para otro lado.
Libro “La siguiente pregunta. Breves ensayos curatoriales”
Este último título de Escobar se trata de una reunión de escritos curatoriales, los textos que dan el concepto de las exposiciones.
“Tomé solamente las más sustanciosas y las que van marcando mi pensamiento. Este libro es prácticamente un paseo por mi pensamiento, pero siempre considerando la obra de artistas concretos”.
El mismo se puede conseguir en el Museo del Barro.