La “motosierra” con la que el líder ultraliberal Javier Milei reduce desde diciembre los gastos del Estado para domar una inflación interanual de 288% ha llevado a la paralización de programas e instituciones de fomento cultural. Los recortes, sumados a la licuación de los salarios y la recesión afectan, entre otros, al cine, la industria del libro y la música.
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En el caso del cine, la institución que lo fomenta -el INCAA- despidió a 170 de sus 645 empleados, suspendió el pago de horas extras e interrumpió la recepción de proyectos por 90 días.
Paula Orlando, una productora y directora audiovisual de 31 años que trabaja hace 12 en el sector, dijo que “cada día el panorama es más oscuro”.
“Estoy evaluando irme del país para poder trabajar en la industria audiovisual, las esperanzas del sector en Argentina son muy pocas”, contó la cineasta a la AFP.
Milei ha dicho que el gobierno debe elegir entre “financiar películas que no mira nadie” o “darle de comer a la gente”.
El INCAA, que se financia principalmente con impuestos en boletería y el 25% de la recaudación del Ente Nacional de Comunicaciones, cofinancia decenas de películas cada año, entre ellas ocho nominadas al Óscar, incluidas las ganadoras “La historia oficial” (1985) y “El secreto de sus ojos” (2009).
Ricardo Darín, protagonista de esta última, dijo a la prensa local refiriéndose a la crisis sistémica argentina: “Creer que lo que está ocurriendo en nuestro país (...) depende de un sector que es el artístico, es un delirio”.
La icónica Mirtha Legrand, conocida hace décadas como conductora televisiva, calificó como “terrible” la situación del Incaa: “Da una sensación como de rencor, de no querer al cine argentino, de no valorarlo”.
Al borde del precipicio
Las voces de alarma llegaron también desde el exterior: directores como Pedro Almodóvar y Aki Kaurismäki expresaron su preocupación en enero y, este mes, los hermanos Dardenne, Claire Denis y Viggo Mortensen publicaron un artículo titulado “El cine argentino está al borde del precipicio” .
Pero si bien el cine es el más afectado, la música y el mundo del libro también acusan el golpe. En enero, los músicos Charly García y Fito Páez estuvieron entre los miles de artistas que firmaron una carta en rechazo a un proyecto de Milei, la Ley Ómnibus, que en su versión inicial cerraba los organismos de fomento a la cultura y derogaba la ley de defensa de la actividad librera.
En el sector editorial, Martín Gremmelspacher, presidente de la Cámara Argentina del Libro, aseguró a la AFP que la derogación de esa ley perjudicaría a las pequeñas y medianas librerías y consideró que hasta ahora el gobierno mostró “un fuerte sesgo en contra de las industrias culturales”.
Gremmelspacher aseguró que, en el marco de una fuerte recesión, las ventas de libros cayeron 30% tanto en enero como en febrero respecto a los mismos meses de 2023.
Futuro peligroso
Las industrias culturales generan al menos 300.000 puestos de trabajo formal, aunque la informalidad hace difícil medir su dimensión total, dijo a la AFP Luis Sanjurjo, exdirector nacional de industrias culturales (2019-2023) y catedrático de políticas culturales en la Universidad de Buenos Aires.
Para el profesor, “la gran trampa es creer que el mercado reemplaza al Estado y en ningún país capitalista serio del mundo tenés ausencia del Estado” en el desarrollo de políticas para pequeñas y medianas empresas culturales.
Además, Sanjurjo consideró que el gobierno “se ha encarnizado con la cultura porque entiende que es uno de los factores que amenaza lo que han conseguido instalar a partir de la circulación de ciertos discursos en redes sociales” .
En febrero, Milei había publicado en X un comunicado titulado “Desarmando el Gramsci cultural” que apuntaba a los artistas que reciben apoyo del Estado: “Es una arquitectura cultural diseñada para sostener el modelo que beneficia a los políticos” .
La semana pasada, la concertista argentina Martha Argerich publicó una carta en la que lamentaba la decisión del gobierno de Milei de interrumpir las becas bautizadas con su nombre, dirigidas a jóvenes músicos de orquestas infantiles y barrios populares.
El ministro de Cultura, Leonardo Cifelli, aseguró luego al diario La Nación que la interrupción de las becas se debió a cuestiones de “transición administrativa” , sin aclarar cuándo serán retomadas. En su carta, Argerich escribe: “Yo misma he recibido el apoyo del Estado Argentino cuando era jovencita (...). Si el Estado no apoya y contribuye a la cultura, el futuro es realmente peligroso”.