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En la noche del viernes 26, el Teatro Municipal “Ignacio A. Pane” estaba atestado de público. La cita era imprescindible para amigos, familiares, alumnos y admiradores del trabajo de Maia Ayala Dijkhuis, quien encarnando a la protagonista de “Madame Butterfly” puso punto final a su carrera como bailarina profesional, tras 29 años.
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Las expectativas de una interpretación única e inolvidable se cumplieron desde el primer momento en que, enfundada en un delicado vestuario de capas de telas cual kimono, Cio-Cio-San sale al escenario a bailar por amor. Por ella pasan la ilusión, la ingenuidad, la fiereza, la delicadeza y la emoción, como también la tristeza de la desventura, la crueldad del engaño y del amor no correspondido.
Es que este clásico ballet está inspirado en la desgarradora ópera con música de Giacomo Puccini, obra basada, a su vez, en el cuento homónimo del escritor estadounidense de John Luther Long, que primero dio pie a la obra de teatro al dramaturgo estadounidense David Belasco, que luego atrajo a Puccini.
La historia presenta a Cio-Cio-San, conocida como Butterfly, una joven que contrae nupcias con el teniente estadounidense de marina Pinkerton. Ella, enamorada por completo, confía en una vida a su lado. Él, en tanto, solo la quería para pasar el tiempo en su estadía en Nagasaki, Japón, ya que después vuelve a su país. La geisha tiene incluso un hijo con él, quien luego de un tiempo reaparece con una esposa norteamericana, llevándose a su hijo, lo que destroza el corazón de Butterfly.
Un gran desafío emocional
El personaje de Cio-Cio-San representa para quien la interprete un verdadero desafío, ya que durante el transcurso de casi toda la obra debe atravesar por los más opuestos pasajes emocionales. Esa amplia gama de sentires, fue abordado con entereza y pasión por Ayala Dijkhuis, quien también plasmó una química extraordinaria con un magnífico Abel Rivarola como Pinkerton.
Frenesí, alegría, amor, inocencia, desesperación, tristeza, miedo. Todo pasa por este personaje que resulta ser uno de los más emblemáticos de las clásicas historias del mundo del arte. Y es todo esto lo que la bailarina dibuja con emotividad, poniendo también todos esos estados al servicio de la técnica de danza clásica. Desde la pirueta más exigente hasta en el gesto poderoso de una mirada profunda, la bailarina dejó cada partícula de su ser.
Sostenida por un cuerpo de baile a la altura de la obra y con una gran carga de sensibilidad, Maia entregó una de las interpretaciones de su vida, siendo abrazada a la hora del saludo final por una lluvia de rosas que cayeron desde todos los costados del teatro, que vibró al unísono entre aplausos, gritos y lágrimas.
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La dirección general es de Miguel Bonnín, la coreografía de Jaime Pinto y la reposición es de Robson Maia y Ángel Ovelar. La experiencia de estos autores se conjungan en una puesta más de excelencia en cada detalle, desde el vestuario, la escenografía, la iluminación y las danzas interpretadas de manera soberbia por el BCMM.
“Madame Butterfly” seguirá con funciones este viernes 2 a las 20:00, el sábado 3 a las 19:00 y el domingo 4 a las 16:00. Entradas en venta en Red UTS con precios que van de G. 40.000 a G. 55.000.