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Partiendo por el atípico escenario, la Estación de Ferrocarril de Asunción, pasando por la disposición de la obra en un escenario principal con un larga pasarela que conectaba con el viejo vagón, hasta la forma en que el público vio la obra, muy cerca de donde todo ocurría, hizo de esta una puesta multisensorial.
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En este contexto Nicolás Moreno presentó con su compañía UNico’s el show “The Ball”, que según él había contado, estaba inspirado en la “cultura ball”, que en los años 20 propició eventos en la ciudad de Nueva York a través de los cuales la comunidad LGTBI+, principalmente afroamericanos y latinos, buscaban un lugar seguro, sin discriminacion, donde podían ser ellos mismos y celebrarse a través de diferentes expresiones.
Moreno tomó ese concepto y lo hizo un mensaje poderoso, involucrando inventiva y creatividad a través de las coreografías, de los vestuarios, las luces, la escenografía, para generar una apuesta envolvente para los sentimientos y sentidos. Lo que ideó Moreno es excelente y algo que nuestro medio dancístico necesitaba para afirmarse variado.
Un elenco comprometido
El director, quien también fue parte de la obra, tomó bailarines de diferentes compañías para montar cuadros expresados a través de diferentes técnicas de la danza. Pero no era esencial bailar correctamente, sino plasmar sentimientos verdaderos, que movilicen a la gente. Todo eso fue logrado con creces.
El elenco de esta obra estuvo integrado por Cristina Báez, Juan José Núñez, Johanna Cristaldo, Carlos Villasanti, Leezzel Garay, Belén Alderete, Paz Ayala, Marcelo Agüero, Miguel Ángel Rolón, Sofía Arcos, Cecilia Franco, Alejandro Centurión, Alejandro Agüero, Ximena Martínez, Marcelo León, Ruth Franco, Marly Acosta, Carline Marques, Kenichi Ishii y la influencer Puppa Careaga.
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Ellos tuvieron desafíos únicos para cada coreografía, desde moverse al unísono o en diferentes sentidos pero dentro de una tela elástica o bailar con una trenza de metros y metros. Desde danzar con un embarazo de varios meses (gran anécdota que tendrá la madre a quien nazca de su viente) hasta mover recursos como luces o marcos, todo con vestuarios minimalistas y modernos, donde una paleta colorida era protagonista.
Movimientos con sentido y mucha expresividad
Las danzas se conectaban dentro de una coherencia estética y conceptual, ya que cada coreografía correspondía a una etapa de la vida o sentimiento. Desde la gestación, pasando por el nacimiento, la sorpresa, aprendizaje, impaciencia, miedo, paz, inspiración, confusión, generosidad, rebeldía, odio, amor, competencia, tristeza, unidad, libertad y diversión.
En la función a la que asistimos, la primera de tres, el día viernes 18, la energía de los bailarines era impresionante. Era la noche de sus vidas. Se veían disfrutando y bailando de una forma que era imposible despegar la mirada. Todo esto a través de una fusión de músicas famosas conectadas con creaciones originales del DJ Cosmo López. En una parte, incluso, intervino un desfile con ropas confeccionadas por Néstor Ramírez.
En el cuadro final todos se igualaron en mallas y pelucas, como demostrando que en el baile de la vida somos todos iguales. Así, Moreno conquistó el deseo de hablarnos, con la compañía, desde todos los lenguajes posibles de la danza.
Los UNico’s nos hablaron de libertad, de romper moldes, de vencer miedos, de ganar aprendizaje, pero sobre todo de amar sin condiciones. Eso fue “The Ball”, un festejo no solo a la libertad sino al amor sin prejuicios, y es hermoso que una obra genere que uno pueda verse reflejado a través de ella.
*Fotografías gentileza de Alvar Fañez Fotografía.