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Esta obra toma por nombre el año en que sucedió una de las tragedias fluviales más grandes de nuestro país. El 10 de febrero de 1978 naufragaba el barco “Myriam Adela”, donde fallecieron 113 personas en las profundidades del río Paraguay, en el departamento de Concepción. Solo 56 sobrevivieron.
Pero, ¿cómo contar esta historia que tiene más aristas más allá de la tragedia? Magín Pereira imagina todo lo que pudo haber ocurrido no solo en ese momento, sino en los momentos anteriores, posteriores, como también lo que pasaba en otras ciudades, en otros puertos, por aquel entonces.
Para poder crear esa sensación de estar, ver y conocer varios lugares, como transportándose a todos los puertos, casas, iglesias o calles, con la dirección de Mayans la propuesta de Sigilos Teatro Experimental se desarrolla en una antigua casona ubicada en General Díaz esquina Hernandarias. Este sitio también vio pasar el tiempo y las historias, por lo que el escenario resulta ideal.
Cerca de la hora de inicio, el sonido de la bocina de un barco indica que comienza la travesía, una travesía a bordo de miles de historias. Así, a partir de un texto de Andrés Ovelar, la historia se construye con una frase que resuena como latido durante toda la obra: “Que al menos todo esto haya tenido algún sentido”.
Esta es una historia de muchas historias, pero enfocada en la travesía. La travesía de prepararse para zarpar, la travesía de la decisión de viajar o no, la travesía de enfrentar el miedo al agua. Ese movimiento constante, ese trajín diario, las historias que ocurrieron no solamente con el naufragio sino desde antes de él y a partir de él. Esta es una historia de viajes y la muerte es un viaje, o es al menos eso lo que nosotros creemos. Pero para esta propuesta ese leimotiv es preciso.
Es una obra que confronta, incomoda y propone algo no convencional. Los cuadros se desarrollan en diferentes habitaciones que resaltan por su arte. Cada cuadro es una historia emocional diferente: el que espera, la que reza, el que sufre, la que baila.
Todo esto narrado a través del cuerpo como creador de palabras, de la música como susurro y de las palabras como verdades punzantes. Esta mezcla de artes escénicas es un sello indiscutible de Wal Mayans, quien siempre encuentra la oportunidad de presentar algo que rompe con las convenciones, para demostrarnos que el teatro lo podemos vivir también desde adentro, siendo más que meros espectadores.
La interpretación está a cargo de Sigilos Teatro Experimental, con un elenco conformado por Natalia Tibiletti, Julio Romero, Edith Niz, Maitee Ovelar, Rocío Vera, Raúl Acosta, Raúl Ruiz, Frank Mareco y Magin Fullaondo. Magin Pereira también es parte de la puesta interviniendo en acciones puntuales.
En este sentido, el elenco es impecable. Al tenerlos tan cerca uno puede ver cómo están completamente inmersos en la historia como también sentir esa energía colectiva generada en esta obra “360″. Las danzas, las canciones, los gritos, cada paso en cada caminata, todo cala hondo mientras somos también parte de la obra.
“1978″ valora las vidas que murieron por sus historias y no por ser noticia de una tragedia. Este es un gesto de memoria, tal como lo dijeron al final de la función. Y bien sabemos lo necesario que es al arte como vehículo de la memoria y, en esta ocasión, cumple con creces ese deber. El naufragio fue duro, terrible, trágico, pero esta obra es un aporte para no olvidar el pasado, para recordar que una vez estas personas viajaron a otro plano y que esto forma parte de nuestra historia.
La obra seguirá en cartelera todos los sábados (20:30) y domingos (19:30) de noviembre. Las entradas anticipadas cuestan G. 50.000 y pueden conseguirse escribiendo al (0984) 700089. En puerta costarán G. 70.000.