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“James Dean necesitó solo tres papeles protagónicos (Al este del Edén, Rebelde sin causa y Gigante) para erigirse como ícono popular en los años 50. Pero antes del ascenso y los aplausos, la estrella de cine tuvo que enfrentar a los ecos y fantasmas en la profundidad de su condición humana. “Dean, el inmoral” es un boleto de viaje a la época dorada de Hollywood, pero sobre todo, un encuentro con la persona tras el mito: sus batallas e inseguridades, su propia violencia y la de una consolidada industria. En ese espejo vemos a Dean, y quizás, a una parte de lo que también habita en nosotros”.
Bajo esta premisa, Arturo Fleitas escribió la obra en la que Erik Gehre encarna a James Dean, y todos los personajes que lo acompañan son interpretados por Alfredo “Miliki” Chaves y Mafe Mieres.
La puesta sube a escena hoy en la Sala La Correa (General Díaz entre Don Bosco y Hernandarias), a las 20:00. Las entradas para la fecha y mañana ya están agotadas. Habrá más funciones los días 3, 4, 10 y 11 de julio, siendo los sábados a las 20:00 y domingos a las 19:00. Las entradas anticipadas tienen un costo de G. 50.000 y pueden adquirirse contactando al 0981 583824 o a través de la cuenta en Instagram @cabalateatropy.
La humanidad del artista
“Lo que se pretende mostrar con la obra en cuanto a la vida de James Dean –si bien la obra va mostrando datos concretos de su vida– más que nada es esta relación entre lo que ocurría hace 70 años ya, a lo que hoy todavía sigue ocurriendo, lo que todavía seguimos enfrentando como sociedad, cómo todavía tenemos muchos personajes como James Dean y nosotros mismos nos vemos reflejados”, es lo que expresó la directora de esta obra, Fati Fernández Mercado, quien también adaptó el texto de Arturo Fleitas.
La también actriz, subrayó que la intención con “Dean, el inmoral” es “que la gente se cuestione en qué nos diferenciamos de este James Dean”. Por ello, adelantó que situaron la obra en un tiempo actual, y eso es algo que se puede apreciar incluso desde el concepto escenográfico. “La intención es que inclusive con los vestuarios no sintamos que estamos solamente en los 50, sino que veamos cómo siguen ocurriendo estas cuestiones de las que se hablan en la obra”, profundizó.
Por su parte Erik Gehre, que se mete en el personaje de James Dean, comentó que ya vienen trabajando en esta obra desde hace un año, entre leer el texto, investigar sobre el actor para saber quién realmente era él. “Lo único que vemos normalmente son o sus fotos, sus tres películas, una que otra entrevista y una publicidad. Esa es la información que tenemos”, refirió el actor, cuya apariencia física inspiró a Arturo Fleitas a escribir esta obra, porque lo veía a él en este papel.
En ese sentido, Gehre confirmó que “es un personaje que genera mucha expectativa” por lo que para él representó un gran trabajo “primero tener que buscar y llegar a esa expectativa y después dejar eso de lado, no hacer las cosas por la expectativa porque eso es lo que busca la gente”, sino enfocarse en la creación. “Arturo hablaba del parecido físico, pero encontré que más allá de eso la historia de Dean me toca de una manera íntima, profunda; yo me siento muy identificado en varios de sus episodios”, advirtió.
Así las relaciones familiares, los comportamientos humanos, el rol de las personas en la sociedad, son temas son abordados a través de la historia de una estrella atribulada como James Dean. “Dean fue abandonado. Cuando la mamá muere él se queda a cargo de los tíos, y esto también es algo que lastimosamente se sigue repitiendo en la sociedad y ni qué decir en la paraguaya. Por otra parte tocamos el tema del machismo, eso es algo que está vigente en toda la obra. Lastimosamente nuestro protagonista es un antihéroe, es bastante misógino”, observó Fati, para quien es importante “analizar al personaje de Dean en toda su complejidad”. Señaló que “no solamente porque sea el protagonista hay que buscar abuenarlo o santificarlo. Glorificar a Dean está mal, porque justamente era un ser humano, y lo que buscamos en el teatro y en las artes en general es analizar la condición humana como tal”.
Erik añadió al respecto que James era “un hombre típicamente machista pero a la par un hombre que sufrió mucho por el machismo debido a su sexualidad. Él era un hombre abiertamente bisexual, y eso para esos años 50 allá en Estados Unidos era algo muy fuerte. Pero iba luchando en contra de ese lugar dentro del cual le querían encajar. Entonces hay esa cuestión de víctima-victimario al mismo tiempo que es muy interesante verlo trabajado acá”, aceptó.
“En este caso el personaje sufrió mucho abuso, violencia, y él se convirtió también en un ser violento. Aclaro, esto desde la perspectiva de Arturo Fleitas. Otra persona u otro realizador lo puede dejar como solamente víctima, pero en este caso no lo hacemos. La gente llegará a sacar sus conclusiones y se sentirá identificada con lo que tenga que sentirse”, expuso Fernández.
Además, enfatizó que muestra cómo este “ícono” Hollywoodense, “quiérase o no, más allá de lo que vivió, cambió la manera en la que veíamos a los hombres, porque una masculinidad nueva nace con Dean”, apuntó la directora, haciendo una diferencia, por ejemplo con una masculinidad com la de Marlon Brando. “Pero Dean sale con sus personajes en sus películas a mostrar un tipo de hombre más débil. Vamos viendo a otro tipo de hombre ya en la gran pantalla, entonces el tema de la masculinidad frágil se toca mucho en la obra porque lo vemos muy expuesto, afectado. No solo con sus demonios, con todo su pasado terrible y cómo él también utilizaba esto en su trabajo actoral, y creo que eso también lo llevamos como actores constantemente en nuestro trabajo”, mencionó.
Suma de talentos
En cuanto al trabajo que realizan los actores Mafe Mieres y Alfredo “Miliki” Chaves, la directora resaltó que ella convocó a ambos porque los dos son “actores/directores”. “Para mí era muy importante contar con dos compañeres con mucha visión, con perspectivas distinta; para mí era muy importante escuchar sus voces porque como directora me gusta mucho escuchar y que me den ideas”, afirmó.
“Tener a Mafe y a Miliki en escena es un placer porque son realmente muy comprometidos ambos. Entran y salen constantemente de escena y tienen este desafío de hacer personajes abismalmente distintos y entrar cada vez con diferentes energías. Da realmente muchísimo gusto poder trabajar con ellos”, aseguró por su parte Erik.
Así también, Fernández contó con la asistencia de Ronald Von Knobloch, “un ser maravilloso; esta obra es un 40% también de las ideas de Ronald, entonces esto es ciertamente un trabajo en equipo”, enfatizó. Por otro lado, resaltó que casi todo el equipo de trabajo está conformado por mujeres, desde la coreografía que es de Maca Candia, el vestuario de Tania Simbrón, la escenografía de Adri Ovelar y la producción general de Julieta Benjamín. “Como directora me gusta trabajar con mujeres porque siento que podemos colaborar desde nuestra visión artística”, precisó.
Entrega y dinamismo
Finalmente, Fernández aseguró que uno de los principales desafíos fue adaptar la obra porque inicialmente sería un monólogo. “Teníamos que lograr que sea interesante para el público entonces mezclé mucho de movimientos, hay muchos elementos de teatro musical, elementos visuales que hacen que sea interesante. Ese fue el desafío, hacerlo dinámico y que la gente encuentre ese ritmo a lo largo de la obra”, pronunció. Mientras que Erik confirmó que el gran reto fue y seguirá siendo separarse de Dean y dejarlo adentro de la sala de teatro al final de cada función. “Saltar de una energía densa y a otra y a otra y a otra es tremenda carga”, concluyó.
Equipo técnico
El equipo de trabajo se completa con Martín Pizzichini quien realizó el diseño de luces, mientras que Von Knobloch también tuvo a su cargo el sonido. El coaching actoral fue de Mario González Martí y la coreografía de acción, de Dave Weil. Del maquillaje y peinado se encargó Silvia Valinotti y la idea gráfica fue de Bruno Bogarín Closs. La fotografía es de Hugo Barrientos, en tanto las de backstage son de Dani González. La prensa y difusión fue responsabilidad de Stefy Ramírez.