Estaba previsto que la segunda parte de The Last of Us saliese al mercado el próximo 29 de mayo, una fecha que ahora se ha retrasado hasta el 19 de junio; mientras que Ghost of Tsushima, originalmente previsto para el 26 de junio, no llegará a las tiendas digitales hasta el 17 de julio.
“Nuestros equipos en Sony Interactive Entertainment y Worldwide Studios siguen trabajando en el desarrollo de los videojuegos a la par que se enfrentan a un mundo en cambio constante por el COVID-19, por lo que debemos adaptarnos al entorno cambiante de estos días”, apuntó en un comunicado el jefe de estudios internacionales de Sony Interactive Entertainment, Hermen Hulst.
“Sabemos que no es fácil llegar a la meta final en las presentes circunstancias. Ambos equipos han trabajado duro para producir experiencias de primera y esperamos con ilusión conocer sus reacciones cuando los juegos estén disponibles en sólo unos meses”, añadió Hulst.
Ghost of Tsushima es uno de los estrenos más esperados del año para PS4 y el juego más complejo del estudio Sucker Punch (también productores del celebrado Infamous) hasta la fecha.
En él se recrea con detalle el Japón del siglo XIII durante la invasión mongola y su protagonista es el último samurái en la Isla de Tsushima, que deberá aprender un nuevo estilo de lucha para acabar con la invasión.
La versión “Digital Deluxe” del videojuego cuesta 69,99 dólares e incluye una copia digital del juego, un caballo adicional, una montura, una máscara, una espada y una armadura para el protagonista.
En cuanto a formatos físicos, Ghost of Tsushima se ofrece en dos versiones: la edición especial, también por 69,99 dólares; y la edición de coleccionista, que cuesta 169,99 dólares e incluye una máscara real para exposición que recrea la que usa el protagonista en sus aventuras y los mismos extras dentro del videojuego que la versión Digital Deluxe.
Sony fue una de las primeras compañías en cancelar su presencia en la feria de videojuegos Game Developers Conference (GDC) que debía celebrarse a mediados de marzo en San Francisco y que finalmente fue pospuesta como medida de prevención ante el coronavirus.