Escrita por Trueba a partir de una historia real, la película gira en torno a Antonio San Román, un profesor de inglés de una pequeña capital de provincias española en los años '60 que para enseñar a sus alumnos utiliza las canciones de los Beatles.
Molesto porque los discos de los cuatro de Liverpool nunca incluyesen las letras, se lanza a un viaje imposible a Almería. Hasta allí había viajado Lennon en 1966, en plena crisis existencial mientras pensaba en dejar el grupo, para actuar en la película del estadounidense Richard Lester How I won the war ("Cómo gané la guerra").
Trueba, varias veces nominado a estos premios consiguió con esta fresca comedia su primer Goya al mejor director así como al mejor guión, mientras que su protagonista Javier Cámara, que encarna al profesor, logró también su primer galardón a la mejor interpretación masculina protagonista, tras haber sido nominado al mismo en otras tres ocasiones anteriores.
Cámara se impuso a los otros finalistas Antonio de la Torre (Caníbal), Tito Valverde (15 años y un día) y Eduard Fernández (Todas las mujeres).
“Me hace muchísima ilusión. He visto la lista de actores que tienen este Goya y me parece un honor que lo pueda tener”, dijo Cámara tras recibir el premio, en la ceremonia celebrada en el centro de congresos Príncipe Felipe del hotel Auditorium de Madrid.
La gala volvió a ser muy reinvidicativa y muchos de los actores mostraron su malestar por la ausencia del ministro de Educación, Cultura y Deportes, José Ignacio Wert, que invocó problemas de agenda.
El presidente de la Academia de Cine español, Enrique González Macho, aprovechó su discurso para denunciar la subida del IVA cultural del 8% al 21% por parte del gobierno conservador.
“Es cierto que ha supuesto 87 millones de euros, es decir, el doble que con el IVA al 8%, pero el costo económico y social que ha provocado ha sido infinitamente superior”, añadió, recordando que la recaudación en cines ha sido la mitad que hace un año. Aún así, alabó la calidad del cine español que volvió a tener los Goya como su mejor escaparate, en el que también figuró el cine latinoamericano.
La película venezolana Azul y no tan rosa, ópera prima de Miguel Ferrari, consigió el primer Goya a la mejor película iberoamericana para su país. “Gracias a todos los miembros de la Academia por darnos nuestro primer Goya. En Venezuela, desde que se conoció la nominación el 7 de enero, desde el primer día, se está viviendo esto como si fuera la final de un mundial de fútbol” , dijo el cineasta tras recibir el galardón.
La cinta de Ferrari se impuso a la argentina Wakolda de Lucía Puenzo, la chilena Gloria de Sebastián Lelio y la mexicana La jaula de oro de Diego Quemada-Díez. La producción de dibujos animados hispano-argentina, Metegol, de Juan José Campanella, se alzó con el Goya a la mejor película de animación.
En el apartado de mejor actriz, el galardón fue para Marian Álvarez, que superó en las votaciones de los miembros de la Academia del Cine español a sus compatriotas Inma Cuesta (Tres bodas de más), Aura Garrido (Stokholm), y Nora Navas (Todos queremos lo mejor para ella).
Álvarez, de 36 años, logró el galardón por su interpretación de Ana, una conductora de ambulancia que sufre el denominado Trastorno Límite de la Personalidad o Borderline y que lleva a hombros la película de Fernando Franco, ganador del Goya al mejor director novel.
La gran familia española, de Daniel Sánchez Arévalo, que partía como la gran favorita con once nominaciones, incluidas película y dirección, se tuvo que contentar con los premios de mejores canción y actor de reparto, mientras que Las brujas de Zugarramurdi, de Alex de la Iglesia, que partía con diez nominaciones, logró ocho, aunque todos en apartados técnicos.