“Todavía tengo que hacer una interpretación realmente buena”

Nadie duda del enorme talento de Joaquin Phoenix, excepto él mismo.

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A sus 40 años, el intérprete con fama de excéntrico y arisco con los medios se destapa en una entrevista con EFE como un tipo sensible y modesto, lejos de la locura que rodeó su ficticio adiós al cine en 2008.

“Es halagador, pero no creo que sea acertado”, responde con sencillez, a la par que contrariado, cuando escucha que se le considera uno de los mejores actores de su generación. “Todavía tengo que hacer una interpretación realmente buena, pero voy a seguir intentándolo”, dijo el actor, candidato en tres ocasiones al Óscar por Gladiador, Johnny y June y The Master.

Phoenix, un habitual del cine de James Gray, con quien ha rodado The Yards, Dueños de la Noche, Two Lovers y la reciente The Immigrant, se siente igual de cómodo rodando con Paul Thomas Anderson, el cineasta que le rescató del ostracismo cuando Hollywood parecía darle la espalda y con el que ahora repite en Vicio Propio.

Corría octubre de 2008 cuando el intérprete anunciaba que dejaba el cine para centrarse en su carrera musical, algo que generó una gran conmoción, pero que meses después se confirmó como una estrategia para I'm Still Here, el falso documental que rodaba junto a su cuñado, Casey Affleck.

“Pensé que a nadie le importaría un pimiento. Tuvimos suerte, porque eran los primeros años de la viralidad en internet. Una década antes no hubiera sido noticia. Pero la reacción fue increíble. Al final se nos fue de las manos y llegué a pensar que había destrozado mi carrera”, admitió Phoenix.

Sus agentes estaban al corriente de todo y así se lo hicieron saber a los ejecutivos de la industria, pero la broma no sentó bien en la meca del cine y el intérprete dejó de recibir propuestas interesantes. “Hasta que llegó Paul con The Master -declaró- y me salvó el culo”.

Con Anderson mantiene una relación especial que se basa en la forma en la que ambos entienden el cine, que tiene que ver más con experimentar y sentir que con la simple ejecución de las tomas. “Para Paul, rodar no es solo un trabajo. Es un explorador y busca constantemente. Encuentro eso inspirador. Cada escena tiene un sentimiento muy concreto y trata de expresarlo de forma única”, sostuvo

Phoenix, que encarna al investigador privado Doc Sportello en la hilarante y alucinógena Vicio Propio, basada en la obra de Thomas Pynchon, de estreno este viernes en EE.UU. Sportello se lanza a la búsqueda de un promotor inmobiliario desaparecido y acaba involucrado en una red de corrupción policial dentro de una trama psicodélica que recoge toda la paranoia y el espíritu de la ardiente California a comienzos de los años setenta.

“Te transporta a un tiempo repleto de dudas y confusión, y es una inmersión completa”, indicó Phoenix. El actor lidera un reparto de campanillas donde aparecen Josh Brolin, Katherine Waterston, Benicio del Toro, Reese Witherspoon, Owen Wilson y Martin Short, entre otros.

Phoenix es sinónimo de riesgo y, consciente del tipo de papeles que ha venido aceptando en su carrera, asegura que tratará de mantener esa exigencia en el futuro. De hecho, acaba de terminar la nueva película de Woody Allen. “Si fuera esquiador -manifestó-, me encantaría que un helicóptero viniera a rescatarme a lo alto de la montaña. ¿Qué sentido tiene hacer el recorrido fácil? Me gustan las cosas peligrosas, excitantes y que exigen el máximo de ti. Busco retos y personajes extremos”.

Uno de esos pudo ser el de Doctor Strange, un papel para el que llegó a negociar con el estudio Marvel y que hubiera supuesto su debut en las superproducciones de la industria, aunque finalmente fue a parar a Benedict Cumberbatch. “Amo el género. No me opongo a hacer ese tipo de cine. Si considero que es algo adecuado, lo haré”, valoró.

En cambio, sí ahondó en sus famosas críticas a la temporada de premios en Hollywood. “Hay una parte muy jodida de todo ese tinglado”, confesó. En su opinión, “cuando entra el dinero en juego, corrompe las cosas. De pequeño pensaba que era algo puro porque no conocía las campañas. Hay grandes actuaciones que no se tienen en cuenta porque no hay dinero para promocionarlas”.

Pero Phoenix sabe que el Óscar o cualquier gran premio puede cambiar la carrera de un actor, como fue su caso. “A mí -zanjó- me ha beneficiado. Los estudios me han apoyado y lo agradezco. Pero, por otro lado, me hace sentir mal porque el trabajo de cada uno debería hablar por sí mismo”.

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