Tobal quería analizar cómo los medios cubren las informaciones de crímenes y la “fascinación social” que despiertan estos hechos. Y lo hace a través del caso de Dolores (Espósito), una joven de 21 años acusada de haber asesinado a su mejor amiga, Camila, dos años atrás. El realizador se mete en el núcleo familiar, en cómo esa acusación ha transformado a sus padres (Sbaraglia e Inés Estevez), pero también a la joven, cuya vida y movimientos son seguidos de cerca por los medios de comunicación.
“La película trabaja mucho sobre la ambigüedad de la imagen”, con cómo observamos casos mediáticos a través de la televisión tratando de descubrir la verdad, explicó Tobal, que ha trasladado esa idea al cine, la de ofrecer una historia y que el espectador trate de sacar sus propias conclusiones, intente averiguar la verdad de si la protagonista es o no culpable del crimen. Un drama pero también una historia policial y judicial en una historia “compleja y enrevesada” que sería ingenuo pensar en que la película ofrece una respuesta concreta, resaltó Tobal.
En ese planteamiento era importante que la interpretación de Esposito no diera pistas claras, sino que jugara con la neutralidad, que fue precisamente lo más difícil para una actriz más acostumbrada a participar en comedias.
“Gracias, Gonzalo, por ponerme en ese lugar de mucha búsqueda”, dijo Espósito, que trabajó junto al director en poner “énfasis en la culpa”, que puede venir de la culpabilidad pero también de otras cosas. Ese es el juego de Tobal en la película. No se trata tanto de “entender si lo hizo o no lo hizo, sino de entender todo el sistema alrededor de un caso así: la familia, las relaciones humanas, los medios, las redes sociales”, precisó la actriz.
Trabajar en todos esos elementos desde la ambigüedad fue lo más difícil para ella, pero a la vez “muy interesante” y “placentero”.
“En Argentina a la gente le importa más saber si tengo novio o novia que si maté a alguien, es un tipo de exposición muy fuerte” y a la vez “es interesante cómo se puede instalar la mentira sobre la vida de alguien famoso, pero también dónde esté parado uno frente a una mentira y cómo defenderla”, señaló. Porque la mentira es parte del ser humano. “Somos así, en los colegios, en los trabajos, hacemos comentarios del otro, sobre si alguien engañó a otro (...) Ni hablar cuando alguien es superpúblico y nos volvemos fanáticos de saber todo lo que vemos en los noticieros y en la televisión”, agregó la actriz.
En el mismo sentido, Sbaraglia consideró que “el gran tema para el conjunto de la sociedad y para nosotros en particular, que estamos de alguna manera expuestos a los medios, es no quedar preso de eso, no quedar encerrado en esa situación, no creer en definitiva que ese es el mundo real”.
“Es parte de una realidad y de una identidad del mundo real pero no la única”, señaló el actor, que recordó unas palabras del expresidente de Uruguay Jose Mujica, que ayer presentó un documental en la Mostra: “la propia libertad está acá”, dijo Sabarglia señalándose la cabeza. El problema es que gran parte del sistema de hoy día “está construido sobre ese nivel de exposición, en la política, en el cine...cuanto más íntimos somos, más empáticos somos”, reflexionó.
Y eso es lo que cuenta Acusada, cómo la familia se queda encerrada en sus propios vínculos. Una historia cuyo peso está enteramente en Lali Espósito, que reconoció que nunca antes había interpretado a alguien como Dolores, nunca había tenido que ahondar tan profundamente en un personaje, lo que le obligó a trabajar desde meses antes para sacar otra cara de sí misma.
“En mi país están acostumbrados a verme en comedias” y de ahí que se preparara mucho para hacer creíble su actuación, hablando con psicólogos criminalistas o fiscales, lo que le permitió encontrar “esos picos emocionales y esos momentos de verdad que tiene Dolores”.