Así lo cree el responsable del servicio de medicina preventiva del hospital Carlos III de Madrid, Juan Hernández Martínez, que considera que la ciencia ficción plantea situaciones muy cercanas a la realidad, al menos “estas películas tienen una base científica muy fiel”.
Autor de libros como Gripe A, Pandemia Gripal 2009 o Todo es veneno, Hernández asegura que prefiere saltarse las recomendaciones que aconsejan no hablar con la prensa a los profesionales médicos que investigan las pandemias, y señala que el mundo vive más obsesionado con finales apocalípticos tras los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.
“Desde la caída de las Torres Gemelas, el tsunami del sudeste asiático o el tifón de Filipinas, el género de la ciencia ficción tiene muy abonado el terreno. Pero el temor a una amenaza que comprometa la salud e incluso la existencia de la humanidad ya surgió en el año 1000”, señala Hernández.
De hecho, este especialista, que dice hablar en nombre propio y no como responsable del Hospital Carlos III, señala que varias pandemias han amenazado al hemisferio norte en pleno siglo XXI como el SARS, un Síndrome Respiratorio Agudo Severo que se extendió en 2002, o la pandemia gripal de 2009, conocida en España como gripe A.
“En estas películas siempre hay algo que nos toca a toda la gente que estamos relacionados con el mundo de la salud pública. En ellas se comprueba cómo hay una politización de la información. La pandemia del miedo va junto a la pandemia real”, subraya Hernández mientras rememora varias escenas de Guerra Mundial Z.
Y es que cuando se produce la alerta de que una enfermedad puede llegar a ser pandemia, los gobiernos forman gabinetes de crisis y la información deja de estar controlada por los profesionales sanitarios y pasa a manos de los políticos, quienes toman medidas en función de parámetros no puramente sanitarios.
“Ante una alerta de gran importancia es vital la seguridad, ya que se pueden llegar a producir avalanchas en los supermercados”, argumenta.
Una cerrazón informativa que Hernández critica, ya que “lo que más tranquiliza a la gente es la información y lo peor es que piense que se está ocultando algo. Esto es lo más catastrófico. No hay nada mejor que contarlo todo”, argumenta.
Mi Novio es un Zombi o R.I.P.D. son otras de las muchas películas que aunque se adscriben al género de la ciencia ficción, plantean situaciones que no están tan lejos de la realidad y es que, seres como los zombies, no son como se cree un producto de ficción, sino que en realidad existieron.
“El fenómeno zombi existió históricamente y, de hecho, se han identificado las sustancias alucinógenas que lo producían. Estas provocaban una parada respiratoria y una bradicardia que generaban una muerte aparente. Entonces, se sometía a la persona a enterramiento, lo que le provocaba una falta de oxígeno que dañaba su cerebro irreversiblemente”, argumenta.
Largometrajes, que a pesar de formar parte del género de la ciencia ficción, plantean situaciones que están más cerca de la realidad de lo que se cree y de hecho, un final apocalíptico de la Humanidad seguirá atemorizando al mundo aunque quizá este final no sea de película.