Hace apenas dos meses estrenó The Post, un título que pertenece a su vertiente más seria, en la que se pueden inscribir películas como La Lista de Schindler (1993), Amistad (1997), Rescatando al Soldado Ryan (1998), Lincoln (2012) o Puente de Espías (2015). Y la próxima semana llega a los cines de todo el mundo su nuevo trabajo, desarrollado en paralelo a la historia política del Pentágono pero con poco o nada en común.
Basado en un libro homónimo de 2011 de Ernest Cline, Ready Player One es un puro espectáculo con el que Spielberg se da el gusto de mezclar elementos inspirados en muchas de las películas en las que ha participado y de muchas otras que admira. Desde el Delorean que conducía Marty McFly en Volver al Futuro hasta la estética de los avatares de James Cameron, pasando por la amistad infantil/juvenil de Los Goonies.
Todo cabe en una película del 'eterno niño grande', como llaman muchos a un director que disfruta y hace disfrutar y que tiene muy claro que el cine es ante todo entretenimiento. Y, como ha señalado la BBC en su crítica, con Ready Player One, el director “demuestra con un aplomo deslumbrante que nadie hace un Spielberg como lo hace Spielberg”.
Una película destinada clara y directamente al público preadolescente en la que cuenta cómo será el mundo del futuro si dejamos que la realidad virtual se imponga a la verdadera realidad. Con héroes imposibles -por edad, conocimientos o simplemente por raciocinio- Spielberg construye una historia de aventuras, una diversión que se alarga a casi dos horas y media de metraje y en la que no faltan los guiños al público americano tan amante de los toques de humor absurdo y las escenas tiernas.
Protagonizada -en unas cuantas escenas de acción real- por Tye Sheridan, Olivia Cooke, Ben Meldelsohn o Mark Rylance (con una peluca imposible), Ready Player One es “la mejor película de Spielberg en años” para algunos. Mientras que otros, como es el caso del diario británico The Guardian, la consideran débil de contenido y con personajes carentes de profundidad.
Pero más allá de críticas o valoraciones, lo que está claro es que cualquier nuevo trabajo de Spielberg llega precedido de una enorme expectación, incluso aunque apenas pasen dos meses entre un proyecto y el siguiente. Porque además de su búsqueda de entretenimiento, otra de las principales características del cineasta estadounidense es una capacidad de trabajo que nadie puede poner en duda.
Y una falta de miedo o pudor que le permite, por ejemplo, atreverse con un “remake” de una película mítica, el musical West Side Story, un proyecto largamente acariciado y para el que ya está buscando actores. También en preparación The Kidnapping of Edgardo Mortara, la adaptación de una novela de David I. Kertzer sobre la historia de un niño judío en Bolonia que es encarcelado por la Inquisición y criado como católico.
Además de la quinta entrega de la saga de aventuras de Indiana Jones, que empezará a rodar en abril de 2019, como Spielberg se encargó de anunciar hace apenas unos días. Una saga, la del aventurero arqueológico que, junto a taquillazos como Parque Jurásico -ahora sigue como productor en la nueva entrega dirigida por el español J.A. Bayona-, le hizo ganarse hace muchos años el apelativo de 'rey Midas' del cine porque todo lo que tocaba lo convertía en oro.
Desde entonces ha acumulado algunos patinazos más o menos graves en taquilla, como El Imperio del Sol, Caballo de Guerra o incluso su adorado proyecto de Las Aventuras de Tintin, que no tuvo el éxito esperado. Pero eso no ha estropeado en lo más mínimo la imagen de Spielberg como uno de los grandes maestros del cine contemporáneo.