Pablo Neruda, una vida de película

SANTIAGO. La extraordinaria vida del Nobel de Literatura chileno, Pablo Neruda, cuya muerte unos días después del golpe militar de Augusto Pinochet en 1973 sigue siendo objeto de investigación, fascina al mundo del cine.

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Veinte años después del éxito mundial de El cartero de Neruda de Michael Radford, este viernes se presentará, en la sección la Quincena del Festival de Cannes, Neruda, de su laureado compatriota Pablo Larraín.

Pablo Larraín reconstruye para la gran pantalla la persecución implacable a la que sometió al autor de 20 poemas de amor el policía Óscar Peluchonneau en 1948 cuando el gobierno de Gabriel González Videla ilegalizó el Partido Comunista y le retiró a Neruda el fuero de senador.

Neruda se puso al frente de la lucha de la izquierda en la clandestinidad pero al final tuvo que huir a caballo por la cordillera de Los Andes hasta Argentina y estuvo a punto de morir ahogado en el río Curringue.

Un episodio que lo marcó para siempre y que lo convirtió en el símbolo mundial de la libertad y en leyenda literaria con la publicación poco después del Canto General, una de sus obras maestras. En su discurso ante la Academia sueca que le concedió el Nobel de Literatura en 1971, Neruda hizo referencia a este episodio.

“Al poeta se le deben varias películas. Esta es una más”, dijo a la AFP Juan de Dios Larraín, hermano del director y productor de esta película “policial, de humor negro, de aventuras, que no para, que se pasa el tiempo corriendo”.

Pero los hermanos Larraín son conscientes de que es “imposible abordar en una película” todos los personajes en los que se desdobló el autor de Los versos del capitán: el militante político y el diplomático que coordinó el traslado a Chile en el barco Winnipeg de 2.000 republicanos españoles huidos de la Guerra Civil (1936-1939) desde Francia.

También merecería una película su ajetreada vida sentimental, el Neruda político, el Neruda coleccionista -renombradas sus colecciones de mascarones de proa o de conchas de moluscos- o hasta sus últimos días tras el golpe militar de Augusto Pinochet (1973-1990), recuerda a la AFP el presidente de la Fundación Neruda, Fernando Sáez.

Cuarenta años después de su muerte, los restos de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, el verdadero nombre de Pablo Neruda, hijo de un ferroviario y huérfano de madre a temprana edad, siguen sin encontrar la paz.

Hace unos días, sus restos fueron enterrados por cuarta vez: volvieron a su amada Isla Negra y sus atardeceres sobre el Pacífico en compañía de su último amor, Matilde Urrutia, tras ser sometidos durante tres años a una investigación judicial para determinar si los esbirros de Pinochet lo asesinaron o falleció a causa del cáncer de próstata que padecía.

“La importancia de Neruda creó un mito y estas películas ayudan a acercarlo como ser humano”, dice Sáez, quien se extraña de que pese a la dimensión mundial del personaje, la gente “desconozca muchos aspectos de su vida y muchas partes de su creación”.

“Su cercanía, su amistad o el simple hecho de conocerlo” han marcado de una u otra forma, dice Sáez, a todos aquellos que tuvieron la oportunidad de conocerlo.

La película más famosa inspirada en su figura es sin duda la laureada Il Postino o El cartero de Neruda, basada en la novela Ardiente paciencia del chileno Antonio Skármeta, que en 1994 llevó Michael Radford a la gran pantalla. Una década antes ya había sido llevada al cine con el título de la novela pero sin mayor éxito.

En vez de Isla Negra, Radford lleva la acción a los años 50 en la isla italiana Salina, donde un joven pescador, Mario Ruoppolo, decide convertirse en el cartero personal del poeta que le abre las puertas a la poesía, el amor y la política y que fue un éxito mundial y no exenta de dramatismo. El escritor y protagonista Massimo Troisi que encarnó al poeta, falleció al día siguiente a causa de un ataque cardiaco tras haber pospuesto una cirugía para terminar la película.

El cartero de Neruda también se convertiría en ópera protagonizada por el tenor español Plácido Domingo.

El director chileno Manuel Basoalto también llevó al cine en su primer largometraje de ficción Neruda, la época de la clandestinidad del poeta y su huida a Argentina, aunque pasó sin pena ni gloria.

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