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Ignorando pasos en falso como La Momia o la secuela de Jack Reacher, o propuestas más bien mediocres como Oblivion, la trayectoria reciente de Tom Cruise ha mantenido un admirable nivel de calidad. Y en varios de los puntos altos de esa trayectoria reciente, como Al filo del mañana, la primera Jack Reacher o la entrega de Misión Imposible previa a la que hoy nos ocupa, Cruise ha tenido como colaborador constante a Christopher McQuarrie, quien pasó de guionista ganador del Óscar a uno de los artífices de cine de acción más interesantes de la actualidad.
Como es la norma en la serie desde hace tiempo, el argumento es casi irrelevante, una serie de acciones y reacciones que llevan al agente Ethan Hunt (Cruise) y su equipo, que de nuevo incluye a sus viejos amigos Benji (Simon Pegg) y a Luther (Ving Rhames), en una persecución internacional tras la pista de tres núcleos de plutonio robados que podrían ser usados para fabricar bombas atómicas. Capitales como Londres y París se vuelven pistas de carreras o atletismo, traiciones y contra-traiciones vienen una detrás de otra, figuras del pasado como el siniestro Solomon Lane (Sean Harris) y la agente británica Ilsa Faust (Rebecca Ferguson) vuelven y nuevos rostros como un imponente Henry Cavill, en la piel de un agente de la CIA de métodos brutales, se suman a la ecuación.
Al igual que la saga Rápido y Furioso –curiosamente, el ejemplo actual más parecido a Misión Imposible, otra saga de acción de gran calidad que ha ido mejorando cada vez más y con un énfasis en efectos especiales prácticos– importan menos los detalles del argumento que la acción y la interacción entre personajes que guardan una sorprendente profundidad bajo una fachada sencilla; Cruise es un actor de primera, y verlo retratar el dilema de Hunt de ser incapaz de sacrificar una vida (que no sea la suya) por millones nos recuerda que hay genuino talento dramático debajo de todo ese carisma, y hace que Hunt nunca deje de sentirse humano y falible a pesar de que sabemos que al final prevalecerá.
A riesgo de sonar como el abuelo Simpson gritándole a una nube, McQuarrie filma su acción como en la era dorada de los efectos visuales (los años 90), con efectos especiales prácticos acompañados de retoques digitales; entiéndase, autos reales chocando de verdad, paracaidístes que en serio están precipitándose a la tierra a velocidades de infarto seguidos de un camarógrafo que cae con ellos con una cámara aferrada a su cabeza, y helicópteros que realmente están zigzagueando entre montañas y haciendo acrobacias aterradoras.Y es en esos momentos donde sale a pesar el valor de un actor como Tom Cruise.
La ventaja para McQuarrie (o cualquiera que trabaja con Cruise) es... básicamente que Cruise está loco, dispuesto a correr enormes riesgos sin usar dobles, y por esto el director es capaz filmar su acción de forma más clara y sin tener que recurrir a trucos digitales o de edición para enmascarar una capa de artificio que simplemente no está allí. Sí, muchos de esos autos que Ethan Hunt esquiva en su moto en París son creaciones digitales, pero ese en realidad es Tom Cruise en la moto y McQuarrie se asegura de que se note.
Repercusión ostenta al menos cuatro secuencias extendidas de acción que podrían ser los clímax de cualquier otra película, pero aquí simplemente son un plato más en un bufet de adrenalina. Y a diferencia de las dos películas anteriores, que llegan a un cénit de espectacularidad hacia la mitad de su tiempo de duración (la secuencia de Dubai en Protocolo Fantasma y la incursión acuática y posterior persecución en Nación Secreta), Repercusión distribuye sus momentos de gran impacto por todo el filme, asegurándose de guardarse lo mejor para el final.
La banda sonora de Lorne Balfe, atada al tono más oscuro de esta película, carece de la juguetona identidad propia de las composiciones de Michael Giacchino en Protocolo Fantasma o la fuerza propulsiva de la música de Joe Kramer en Nación Secreta, pero su grandilocuente emulación de Hans Zimmer en El Caballero de la Noche con sutiles toques de John Williams en Indiana Jones sirven como acompañamientos más que apropiados para la locura en pantalla. McQuarrie también hace gran uso de la ausencia de música de fondo en momentos como una brutal pelea mano a mano en un inmaculadamente blanco baño, dejando que la percusión de los golpes y la efectiva actuación física de los intérpretes –entre los que brilla un bestial Henry Cavill– marque el ritmo de la acción.
Misión Imposible: Repercusión es, sencillamente, una de las mejores películas de acción de los últimos años, un despliegue cine de altísima factura que apenas deja sentir sus dos horas y media de duración.
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MISIÓN IMPOSIBLE: REPERCUSIÓN (Mission: Impossible - Fallout)
Dirigida por Christopher McQuarrie
Escrita por Christopher McQuarrie
Producida por Tom Cruise, Christopher McQuarrie, J.J. Abrams, David Ellison, Dana Goldberg, Don Granger y Jake Myers
Edición por Eddie Hamilton
Dirección de fotografía por Rob Hardy
Banda sonora compuesta por Lorne Balfe
Elenco: Tom Cruise, Henry Cavill, Simon Pegg, Ving Rhames, Rebecca Ferguson, Sean Harris, Vanessa Kirby, Alec Baldwin, Angela Bassett, Michelle Monaghan, Wes Bentley