Es una historia de David contra Goliat que él dice que “aún no se la cree”.
“Ha sido una sorpresa tremenda, es increíble, todavía lo estamos asimilando, ahora competimos de igual a igual con productoras que están en un altar, es bien raro”, confiesa Osorio en una entrevista con Efe realizada en la humilde oficina de la productora Punk Robot, en el barrio santiaguino de Providencia.
Con una atmósfera poética y sensible, este filme de diez minutos de duración narra la historia de un papá oso que, a través de un diorama, recuerda cómo fue secuestrado por unos uniformados, alejado de su esposa y su hijo y forzado a trabajar en un circo.
“Esta historia está inspirada en la marca que dejó en mí el exilio de mi abuelo”, afirmó Osorio quien explicó que, cuando era pequeño, tuvo que lidiar con la invisible presencia de un abuelo ausente, que él sabía que no estaba muerto, pero que no formaba parte de su día a día.
Esto hace que el corto tenga un nexo con la historia del país austral y la de muchos chilenos que han tenido que vivir con la ausencia de sus seres queridos. Sin embargo, Osorio recalca que el filme no habla literalmente de la dictadura de Augusto Pinochet, sino más bien del “desarraigo”, un sentimiento universal. “Yo no estoy hablando del golpe (militar), estoy hablando de una experiencia de separación que puede ser universal y que en cierta medida podría ser también la muerte, algo con lo que cualquier persona se podría conectar”.
“Lo que más me gusta de la cinta es que es familiar y tiene distintas lecturas, la puede ver tanto un niño como un adulto y cada uno puede entenderla desde su perspectiva”, apunta.
Después de estudiar Artes Plásticas en la Universidad de Chile, el joven de 31 años se atrevió a lanzarse al mundo de la animación tras leer el libro Kit de supervivencia del Animador, escrito por la leyenda de la animación Richard Williams y también director de Prologue, uno de los cortos de animación nominado a los Óscar 2016.
“Es increíble competir con el que fue el padre de la animación de muchos de nosotros”, manifiesta Osorio, quien aún no quiere ni pensar qué le dirá a Williams cuando se lo encuentre cara a cara: “con sólo imaginármelo ya me tiemblan las manos”.
Historia de un oso es el resultado del trabajo de los siete integrantes de la productora Punk Robot durante cuatro intensos años, una situación muy distinta a la de Pixar u otros gigantes de la animación, donde “ acostumbran a trabajar más de 100 personas por cortometraje ” .
El avance de la tecnología ha permitido que este grupo de jóvenes, que compaginan su trabajo en la productora con las clases en la Universidad de las Américas (UDLA) de Santiago, se dispute uno de los tronos del Olimpo de la animación. “Actualmente disponemos de computadores que son como los que tenía Pixar hace quince años, además contamos con la participación de artistas chilenos excelentes”.
Uno de ellos es el grupo musical chileno Dënver, encargado de crear una banda sonora envolvente que acompaña al espectador durante este viaje emocional y “ hace que realmente se conecte con la historia”.
Aunque cree que “es muy difícil” que ganen el Óscar, el mero hecho de haber sido nominados a los premios más importantes de la industria cinematográfica les ha abierto una cantidad ingente de oportunidades que nunca antes habrían podido imaginar.
“Sabía que con los Óscar podían salir muchas ofertas, pero no nos esperábamos que nos propusieran mostrar nuestros próximos proyectos en Paramount o impartir clases magistrales en Instituto de Artes de California (CalArts), el más importante en animación del mundo”, dice Osorio con expresión de estupefacción.
El próximo 28 de febrero Osorio y su equipo estarán presentes en la gala de las galas, a la espera del veredicto final y, aunque aseguran que estarán “muy nerviosos”, sea cual sea el resultado se sentirán triunfantes, porque desde hace diez días, cuando el cineasta Guillermo del Toro anunció su nominación, han “cumplido un sueño que veían muy, muy lejano”.