McConaughey: cómo reinventar una carrera pasados los 40

Parecía condenado a lucir músculo en comedias románticas intrascendentes pero, pasados los 40, Matthew McConaughey ha dejado boquiabierto a medio mundo con una sorprendente transformación dramática.

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La guinda ha sido la nominación al Oscar por Dallas Buyers Club, que se estrena este viernes en cines de Paraguay.

No es el primer actor de Hollywood que da un giro de 180 grados a su carrera -Robert Downey Jr. parecía un drogadicto acabado y emergió de repente como estrella taquillera, Mickey Rourke hizo el camino inverso y Johnny Depp pasó de icono 'indie' a ídolo de masas-, pero sí uno de los casos más radicales y prometedores.

Atrás quedan ya títulos como Experta en Bodas, junto a Jennifer López, Sahara, con su expareja Penélope Cruz, o Soltero en Casa, con Sarah Jessica Parker, por mencionar solo algunas de las comedias con las que cultivó su imagen de galán encantador y de paso se llenó los bolsillos en la primera década del siglo XXI.

Y es que llegado un punto, ya ni siquiera el dinero suponía un aliciente para el actor texano, que en 2008 dijo no a una oferta de Universal para protagonizar Magnum P.I. por 15 millones de dólares más un 15 % de los beneficios de la película. En lugar de eso, se tomó casi dos años para pensar. Quizá el hecho de que acabara de estrenarse como padre, junto a su actual esposa Camila Alves, y que uno de sus últimos trabajos, Surfer Dude, se estrellara en la taquilla, también tuvieran algo que ver con el cambio de rumbo.


En cualquier caso, el punto de inflexión fue su papel de abogado con crisis de conciencia en la cinta de suspenso The Lincoln Lawyer (2011), un trabajo discreto pero con suficiente gancho como para que directores como William Friedkin o Steven Soderbergh empezaran a llamarle por teléfono.

Con el director de El Exorcista, McConaughey interpretó a un asesino a sueldo que se enamora de la hermana del tipo que le contrata en Killer Joe, y con Soderbergh hizo de dueño de un club de striptease en Magic Mike y se llevó el Independent Spirit Award al mejor actor de reparto.

Después llegó Mud, de Jeff Nichols, y ahí la cuestión pasó a mayores. El actor borda su interpretación de ese fugitivo de pasado dudoso que traba amistad con dos niños en un extraordinario drama sobre la pérdida de la inocencia que pasó un poco de puntillas por los cines españoles el año pasado.

Y para rematar, Dallas Buyers Club, uno de esos proyectos que llevaban años dando vueltas por los despachos de productores y que ya habían intentado sacar adelante Marc Foster con Brad Pitt, Craig Gillespie con Ryan Gosling o Dennis Hopper con Woody Harrelson.

El hecho de que la historia, necesariamente, no pudiera acabar bien, no facilitaba las cosas, pero Jean Marc Vallee y McConaughey no solo consiguieron llevarla a buen puerto sino que su protagonista ya se ha llevado el Globo de Oro y es favorito para los Oscar que se entregan el próximo 2 de marzo, con permiso de Leonardo di Caprio.

Mucho se ha hablado de los más de 20 kilos que adelgazó para ponerse en la piel de Ron Woodroof, el vaquero homófobo y drogadicto al que le diagnostican sida en Texas en los ochenta, un hecho que se quedaría casi en anécdota si no fuera por la implicación emocional con la que acomete la interpretación.

Lo mismo puede decirse de su policía drogadicto, lánguido y pasado de vueltas de True Detective, la serie de la HBO que protagoniza junto a Woody Harrelson y de la que ambos son también productores ejecutivos. McConaughey se come la pantalla y la serie entera. Muy pequeña, pero inolvidable, es también la secuencia que rodó para El Lobo de Wall Street de Martin Scorsese.

En ella, su personaje introduce a un joven Jordan Belfort (Di Caprio) en el despiadado mundo de los agentes de bolsa con una comida y un peculiar cántico con golpes en los pectorales incluidos que, por cierto, no estaba en el guión original, sino que fue una aportación personal del actor.

Para acabar de entender este triple salto mortal que ha dado el que ya es el nuevo actor de moda de Hollywood, no hay que olvidar que, antes de convertirse en ese galán edulcorado de The Ghosts of Girlfriends Past, tuvo unos prometedores inicios de la mano de Richard Linklater (Dazed and Confused, 1993) o John Sayles (Lone Star, 1996) . Y lo mejor de todo es que la prodigiosa transformación de McConaughey aún seguirá dando que hablar en este 2014.

Protagonizará uno de los estrenos del año, Interstellar de Christopher Nolan, y proseguirá su viaje al corazón de la América torturada en Sea of Trees, de Gus van Sant, la historia de un japonés (Ken Watanabe) y un estadounidense que se conocen cuando están a punto de suicidarse. ¿Quién dijo que McConaughey era un actor blandengue?

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