En la gala en Sevilla, que reivindicó la lucha contra la violencia machista, El Reino de Rodrigo Sorogoyen fue la película más premiada, llevándose siete estatuillas en trece nominaciones.
Aguda disección de la corrupción política de los últimos años en España, la película le dio a Sorogoyen, de 37 años, su primer Goya a mejor dirección, confirmándolo como uno de los nuevos grandes nombres del cine español.
La cinta sigue la historia de un político implicado de lleno en un escándalo de corrupción, interpretado por Antonio de la Torre, quien consiguió su ansiado Goya a mejor actor después de haber acumulado nominaciones en los últimos años.
Pero pese a ganar mejor guion original, mejor música o montaje, entre otros, no pudo imponerse en el premio más esperado de la noche, otorgado a la comedia Campeones, un fenómeno de taquilla que emocionó al país.
Dirigida por Javier Fesser, es la historia de un equipo de baloncesto con jugadores con discapacidad intelectual, interpretados por actores no profesionales, que llegan a la final de un campeonato local.
“Hoy tengo le enorme felicidad de decir que se ha acuñado un nuevo término más preciso” para las personas con discapacidad intelectual, “el de ’campeones’, personas capaces de defender y luchar por todo aquello que aman y creen”, señaló Fesser al recibir la estatuilla de manos de Pedro Almodóvar y parte del elenco de Mujeres al borde de un ataque de nervios, que celebra su trigésimo aniversario.
“Han distinguido a un actor con discapacidad. (...) Me vienen a la cabeza tres palabras: inclusión, diversidad y visibilidad”, dijo Jesús Vidal, mejor actor revelación por Campeones, arrancando sonoros aplausos y algunas lágrimas de los cerca de 3.000 invitados en el Palacio de Congresos y Exposiciones de la capital andaluza.
Campeones solo consiguió tres de los once premios que perseguía. Otra nominada a mejor película, Todos lo saben del iraní Asghar Farhadi, se fue con las manos vacías, pese a sus ocho nominaciones, entre ellas a mejor actor y mejor actriz para Javier Bardem y Penélope Cruz.
Entre dos aguas de Isaki Lacuesta tampoco obtuvo ningún premio mientras que la quinta aspirante a mejor película, Carmen y Lola, consiguió dos premios: mejor dirección novel para Arantxa Echevarría y mejor actriz de reparto para Carolina Yuste.
De modo irónico, Echevarría le dedicó su trofeo a “aquellos que no creen que sea necesaria una ley de violencia de género”.
La lucha contra la violencia machista fue un tema recurrente durante la gala, en momentos en que en España el consenso político se ha visto roto recientemente por la emergencia del partido ultraderechista Vox, que pide derogar la ley contra la violencia de género.
La Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) repartió entre los asistentes a la 33ª edición de los Goya abanicos rojos con el lema #NiUnaMenos, en un país en el que en 2018 murieron 47 mujeres a manos de su pareja o expareja.
Más allá de alusiones a la política y alegatos por una mayor presencia femenina en la industria cinematográfica, la larga gala tuvo momentos de liviandad gracias los presentadores, la pareja de cómicos Andreu Buenafuente y Silvia Abril.
En las actuaciones musicales destacó la de la estrella del flamenco fusión Rosalía, quien enfundada en un vestido rojo hizo una versión muy íntima de Me quedo contigo, un tema del grupo español de rumba Los Chunguitos.
Los Goya, considerados los Óscar del cine español, premian también al séptimo arte latinoamericano y este año se impuso la celebrada Roma de Alfonso Cuarón.
Esta película, inspirada en la infancia del cineasta y grabada en blanco y negro, cosechó en España un nuevo éxito que se suma al León de Oro de Venecia, dos Globos de Oro y diez nominaciones en los Óscar, entre ellos a mejor película.
El Goya de Honor, en reconocimiento a su carrera, recayó en el realizador y actor Narciso “Chicho” Ibáñez Serrador, institución del cine fantástico y de terror en España.
El galardón fue anunciado por un nutrido grupo de destacados directores españoles, entre ellos Alejandro Amenábar, Juan Antonio Bayona y Álex de la Iglesia.