“La Gran Muralla”, la gran aventura china que aspira a batir récords

PEKÍN. La última producción del director chino Zhang Yimou, “La Gran Muralla”, una fantasía épica llena de monstruos y protagonizada por Matt Damon, se estrena mañana en los cines del país asiático.

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El filme llega con grandes expectativas por ver si se convierte en el primer taquillazo internacional del cine chino.

Con un presupuesto de 150 millones de dólares, el filme es el más caro nunca antes rodado íntegramente en China, y el primero en el que Zhang, famoso por películas como Vivir o La linterna roja, utiliza mayoritariamente el inglés en su versión original, lo que demuestra la clara vocación global de la cinta.

La Gran Muralla, con otras estrellas como Willem Dafoe (John Wick) o el chileno Pedro Pascal (Narcos) en el reparto, parte de la premisa fantástica de que el famoso monumento no fue construido para defender a China de invasores humanos, sino para guarecerla de sanguinarios monstruos.

Estos son los “taotie”, unas criaturas que según viejas leyendas orientales atacan a los humanos cada 60 años y tienen ojos en las axilas, unas bestias contra las que los guerreros William Garin (Damon) y Pero Tovar (Pascal) tendrán que luchar codo con codo y apoyados por los ejércitos de China.

El filme, distribuido por Universal y que llegará a los cines de EE.UU. el 17 de febrero, es la primera coproducción chino-estadounidense de Legendary Studios desde que fuera adquirida en enero por el conglomerado chino Wanda.

Productores y director apuestan en esta película por una fórmula, la fusión de historias de la cultura china con estrellas occidentales, que todavía no acaba de tener buenos resultados en las taquillas internacionales, como Zhang comprobó con uno de sus últimos trabajos, Las flores de la guerra.

Esa película, protagonizada por Christian Bale y ambientada en la invasión japonesa de China durante la Segunda Guerra Mundial, fue la más taquillera en el país en 2011, recaudando 95 millones de dólares, pero tuvo un impacto muy limitado en Occidente y fue acusada de tener detrás la maquinaria propagandística de Pekín.

La Gran Muralla también llega a las salas de cine con alguna polémica, sobre todo críticas al hecho de que la película sea protagonizada por actores caucásicos encargados de “salvar” a China, cuando, según algunos fans, el papel protagonista de la historia debería haber ido para un actor local. El director ha tenido que salir al paso de estas críticas, asegurando que el personaje al que da vida Damon no ha sido “metido con calzador” para acercarse a Hollywood y que por exigencias del guion debía ser extranjero.

Damon, concretamente, encarna a un mercenario inglés que viaja a China para intentar robar pólvora, uno de los grandes inventos de la civilización oriental, antes de que esta llegara a Occidente. El propio actor bostoniano, muy popular entre los espectadores chinos gracias al éxito en este país de la saga de Jason Bourne, se defendió de estas críticas la semana pasada, en un acto de promoción del film en Pekín.

“Es una película de monstruos, una fantasía en la que no le quité ningún papel a ningún actor chino... no altero la historia en ningún modo”, subrayó el actor estadounidense, de 46 años, quien se mostró confiado en que la polémica se apague tras el estreno.

La película promete un gran despliegue de efectos especiales, incluyendo escenas en las que cientos de miles de monstruos virtuales asedian la Gran Muralla, gracias a la colaboración de dos prestigiosas compañías del ramo: Industrial Light and Magic, fundada por George Lucas, y Weta Digital, de Peter Jackson.

La Gran Muralla supone el regreso de Zhang Yimou, el director chino más famoso dentro y fuera de su país, al cine de acción, un género que ya cultivó en éxitos comerciales en China como Héroe o La casa de las dagas voladoras.

El director de 65 años, que ganó numerosos premios en los festivales de cine europeos durante los años 80 y 90, es acusado por sus seguidores de estar cediendo demasiado en los últimos tiempos al cine comercial. Sin embargo, su anterior cinta, Camino a Casa, suponía un regreso al cine de denuncia social que le dio fama en Occidente, al contar los efectos psicológicos que tiene en una mujer la Revolución Cultural.

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