La compleja animación de Kaufman convence en Venecia

VENECIA. Charlie Kaufman ha trasladado su original y especial cine a la animación con “Anomalisa”, una compleja historia de amor y soledad rodada en “stop-motion” con marionetas y con una gran atención al detalle.

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La película fue recibida con grandes aplausos en la Mostra de Venecia.

Un filme que participa en la competición por el León de Oro de la Mostra y que es el primero animado de Kaufman, codirigido con Duke Johnson, y que está basado en una historia concebida para el teatro y solo para ser leída. De ahí el desafío para convertir esa pieza teatral en una película muy visual.

“Fue un proyecto de 2005, con los actores en el escenario, leyendo el texto” y acompañados solo con música, sin decorados, explicó Kaufman en rueda de prensa.

Los mismos actores que interpretaron la obra en Los Ángeles -David Thewlis, Jennifer Jason Leigh y Tom Noonan- prestan sus voces a los personajes de la película, que se centra en un fin de semana en la vida de Michael Stone, un conocido escritor de libros de motivación. En una visita a Cicinnati, Michael conoce a Lisa, una chica en cuya voz cree encontrar algo único que la diferencia del resto de personas, que comparten la misma cara y voz.

Esa idea, la de que el resto de personajes del filme tengan la misma cara y voz, con diferente cuerpo, hubiera sido muy difícil de realizar en una película con actores de carne y hueso, pero ha sido posible con la animación, explicó Kaufman.

Un Kaufman que rechazó una y otra vez durante la rueda de prensa las preguntas de los periodistas que querían conocer su visión de la película, sus intenciones o significado.

“No me gusta hablar sobre lo que son mis películas para mí, porque eso invalidaría las experiencias de otros y todas las visiones son válidas  , afirmó.

Palabras de un cineasta cuyas películas son cualquier cosa menos sencillas de explicar o con una interpretación única, primero como guionista de títulos de culto como ¿Quieres ser John Malkovich? (1999) o Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (2004) y luego como director de Synecdoche, New York (2008).

En el caso de Anomalisa, la soledad y el amor son los temas más evidentes, con la alienación, la desesperación, el deseo, los complejos y los sueños como acompañantes de una historia que navega por un mundo surrealista en el que los personajes son una especie de robots con caras encuadradas entre líneas.

Unas marionetas con un aspecto y textura específicas. “No queríamos ocultar lo que eran”, sino lograr un equilibrio entre los personajes que tenían que representar y el artificio de los muñecos, indicó Johnson.

Rodada en “stop-motion”, la captura fotograma a fotograma de la acción para crear la ilusión de movimiento con figuras, hubo que construir cada uno de los elementos que aparecen en la pantalla y hubo un intenso y laborioso trabajo artesanal.

Todo “existe en una dimensión real”, señaló Johnson, para quien hay una enorme diferencia entre esta técnica y la animación por computadora. “No importa lo bien que esté hecha la animación por ordenador, el cerebro siempre puede ver cuándo es algo que existe en realidad o no”.

Un “diseño pragmático” que quería de alguna forma poner de manifiesto la naturaleza mecánica de las personas, precisó Kaufman sobre una película que comenzó recogiendo dinero mediante micromecenazgo, hasta que el éxito de esta iniciativa llamó la atención de los productores que finalmente la apoyaron. Y en la que los actores se implicaron tanto como en cualquier otro largometraje.

“El guion era maravilloso y las palabras tan sobrias, que tan solo tenías que leerlas, casi no tenías que actuar”, afirmó Jason Leigh, para quien el nivel de intimidad que consiguieron al grabar algunas escenas fue incluso mayor que el de una película con personas. “Estábamos en una sala oscura cuando grabábamos y en la escena de sexo fue casi embarazoso y ni siquiera nos estábamos tocando”, recordó.

Esa situación, en la que desaparece de las mentes el hecho de estar viendo animación es justo lo que Kaufman y Johnson quieren lograr de los espectadores.

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