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(Este artículo contiene spoilers de las películas John Wick y John Wick: Capítulo 2)
Este jueves se estrena John Wick 3: Parabellum, la tercera entrega de la saga de acción que en 2014 salió de la nada y se convirtió en un éxito de culto, dando un muy merecido regreso al protagonismo hollywoodense a Keanu Reeves.
Las dos películas de la saga estrenadas hasta ahora (2014 y 2017) son un derroche de estilo, impresionantes coreografías de acción, fotografía atmosféricamente atrapante y una narrativa que construye un mundo hipnotizante de sociedades secretas de asesinos, mafiosos y los negocios que les ofrecen sus servicios clandestinos.
Antes del estreno de Parabellum, conviene repasar las secuencias de acción que son una parte fundamental de lo que hace a John Wick la una de las sagas de acción por excelencia de lo que va del siglo.
La primera entrega de John Wick es un filme tan confiado de sí mismo que su primera escena de acción llega recién media hora después del inicio de la película.
Antes de eso, el guión de Derek Kosltad se asegura de que entendamos bien quién es John Wick, por medio de la excelente actuación de Reeves como un hombre con el que se metieron en el peor momento posible; y principalmente a través de cómo las personas que saben quién es John, como el jefe mafioso ruso Viggo Tarasov (Michael Nyqvist), reaccionan cuando se enteran de que su hijo Iosef (Alfie Allen) irrumpió en la casa de John, mató al perro que le había regalado su esposa recientemente fallecida, y le robó su amado auto.
Durante media hora, la película nos vende la idea de que en un inframundo de mafiosos y asesinos, John Wick les da pesadillas a todos; literalmente lo llaman el “Hombre de la Bolsa”, el monstruo del que las madres advierten a sus niños para que se porten bien, y el hijo de Viggo no se portó bien.
Resignado a una guerra que no puede ganar, Viggo envía un equipo de asesinos a la casa de John, quien lógicamente los está esperando. Y en la secuencia que sigue la película nos demuestra cómo pelea John, su predilección por los agarres de judo y los disparos a la cabeza, y la predilección de los directores David Leitch y Chad Stahelski – veteranos coreógrafos de cine de acción y dobles de riesgo que trabajaron con Reeves en la trilogía Matrix – por filmar su acción de forma clara, limpia y elegante con bellas tomas largas que evitan cualquier posibilidad de confusión por parte del público.
Tomas como el momento en que John y uno de los asesinos disparan desde ambos lados de una pared son la filosofía de “cada cuadro una pintura” de Stanley Kubrick aplicada al cine de acción, y son un austero preámbulo de lo que estaría por venir.
Luego de llegar al Hotel Continental, una especie de oasis para los asesinos de este mundo secreto en que trascurre el filme, donde no se puede “hacer negocios” y la violencia está prohibida, John descubre que Iosef Tarasov está a resguardo en el club nocturno Red Circle, y va a cobrar venganza.
Si en la primera escena de acción estábamos con John desde el princpio, al comienzo de la secuencia en el Red Circle vemos cómo se percibe a John Wick desde fuera; uno de los compinches de Iosef va al baño, con un guardia en el fondo, y al instante ese guardia simplemente ya no está.
El “Hombre de la Bolsa” despacha en silencio a algunos guardias mientras Iosef y sus amigos celebran despreocupados, hasta que un guardia se topa con John y es lo suficientemente hábil para hacer que este se delate al matarlo. Entonces las balas comienzan a volar, la iluminación estroboscópica del club nocturno dándole un tono surrealista a la masacre mientras John cruza una pista de baile y arrasa con los guardaespaldas del hijo mafioso, los disparos sincronizados con el ritmo de la música electrónica que domina la banda sonora.
Hacia el final de la batalla, el filme establece que John, si bien imparable, no es invulnerable o intocable. A lo largo de las dos películas Wick es apaleado con bastante dureza, y lo que lo hace tan temible es que su determinación parece imponerse a cualquier daño físico.
Tras regresar al Continental y recibir tratamiento por sus heridas del Red Circle, John se dispone a descansar, pero es interrumpido por Perkins (Adrianne Palicki), una asesina también alojada en el hotel que decidió romper las reglas para cobrar los millones de dólares que Viggo Tarasov puso como recompensa por la cabeza de Wick.
La pelea es breve pero brutal, el oportunismo de Perkins queda bien establecido cuando esta trata de aprovechar las heridas de John para ganar una ventaja, pero John, con un poco de ayuda de su amigo Marcus (Willem Dafoe), acaba imponiéndose.
Para atraer a Viggo, John ataca una iglesia que oculta una bóveda secreta con dinero y documentos del mafioso. Cuando Viggo y su séquito aparece, un muy bien armado John ataca con su habitual precisión mortal, dando lugar a un terrible tiroteo.
Sin embargo, uno de los guardias de élite de Viggo, el mismo que se había encargado de hacerle bastante daño en el Red Circle, de nuevo logra ser un obstáculo insalvable para el gran John Wick, que acaba siendo noquedo – aunque para eso tuvieron que golpearlo con nada menos que una camioneta – y capturado.
Luego de escapar de sus captores, John ataca de nuevo a Viggo y lo obliga a revelar dónde esconde a Iosef. Mientras este y sus guardias descansan en una casa “segura”, uno de ellos jugando un videojuego de disparos, John se hace con un rifle de precisión de despacha a los guardias con la facilidad de un “gamer” jugando en dificultad fácil, antes de ejecutar sin la más mínima ceremonia a Iosef.
Luego de que Viggo cobrara su propia venganza matando a Marcus, el amigo de John que le salvó la vida en dos ocasiones, John les da persecución a él y a sus guardias, utilizando un automóvil con tanta habilidad como la que demuestra con su cuerpo y sus armas de fuego – entiéndase, literalmente les da una paliza a los guardias sin bajarse del vehículo - , antes de, finalmente, tener una pelea cara a cara con el mismísimo jefe mafioso y poner fin a su odisea de retribución.
Nada más comenzada la segunda película – dirigida en solitario por Chad Stahelski –, John irrumpe en un taller-depósito de Abram Tarasov (Peter Stormare), hermano de Viggo, para recuperar el auto que Iosef había robado.
Lo que sigue es una persecución vehicular en la que John maniobra hábilmente entre taxis robados y motociclistas asesinos, para luego acabar en una brutal pelea mano a mano con un montón de matones. Para cuando todo acaba, el auto de John está arruinado, pero el principio es lo que cuenta.
Santino D'Antonio (Riccardo Scamarcio) obliga a John a volver a la acción para pagar una deuda de sangre, ordenándole que viaje a Roma y mate a su hermana Gianna (Claudia Gerini), líder de la mafia italiana y miembro de la Mesa de Honor que controla el crimen mundial, cuyo asiento Santino desea.
Tras eliminar a Gianna, el escape de John de las ruinas donde su objetivo estaba dando una fiesta se complica y John tiene que abrirse paso a tiros hasta el sistema de catacumbas debajo de las ruinas, donde matones enviados por el traicionero Santino lo esperan para asesinarlo a él, aunque para la sorpresa de ellos, John dejó un par de armas especiales allí guardadas para cualquier eventualidad; la cantidad de disparos a la cabeza en estas dos secuencias de ballet marcial dejaría al videojuego promedio en ridículo.
Cassian (Common), el guardaespaldas principal de Gianna D'Antonio, obviamente apreciaba mucho a su jefa, porque se toma la molestia de seguir a un golpeado John por las calles de Roma y atacarlo para cobrar venganza. Su pelea es una cacofonía de disparos errados, caídas por larguísimas escaleras de piedra, llaves y contrallaves que, para fortuna de ambos, acaba con ellos atravesando sin darse cuenta la puerta del Hotel Continental de Roma, lo que obliga a una tregua momentánea porque, como hemos de recordar, no se puede hacer “negocios” dentro del Continental.
Para cuando John vuelve a Nueva York, Santino ha puesto un precio de siete millones de dólares a su cabeza y hay muchos pretendientes a esa recompensa. En un sangriento paseo nocturno, John se topa con una violinista callejera experta en artes marciales, un atacante con porte de luchador de sumo y dos desafortunados asesinos con los que John demuestra que la leyenda de que una vez mató a tres personas con un lápiz no es puro cuento.
La secuencia culmina con otro encuentro con Cassian, que incluye un tiroteo “silencioso” en una estación de tren y una pelea con cuchillo en un tren subterráneo, que John apenas gana, dejando a Cassian con el cuchillo en una arteria pero, por “cortesía profesional”, con vida.
Luego de obtener la ayuda de una red secreta de “mendigos”, John se abre camino hasta un museo donde Santino está inaugurando una exhibición. Armado solo con una pistola con siete balas, John arrasa con el pequeño ejército de guardias del italiano, desarmando a sus víctimas cada vez que se queda sin balas y usando sus armas para continuar con su masacre.
El clímax de John Wick: Capítulo 2 tiene lugar dentro de una instalación artística en el mencionado museo, titulada “Reflejos del Alma”, un laberinto de espejos en que entran a relucir tanto la magia digital para eliminar cualquier rastro de las cámaras en los espejos como la dirección firme de Chad Stahelski para que el espectador nunca se sienta desorientado mientras John acaba con lo que queda de los guardias de Santino y se enfrenta a su principal protectora, Ares (Ruby Rose) en un duelo con cuchillo.