Julia Roberts, la sonrisa de Hollywood, se pone más seria que nunca

NUEVA YORK. Veinticuatro años después de “Pretty Woman”, Julia Roberts sigue siendo la sonrisa de Hollywood, pero vuelve a sonar para la temporada de premios con uno de sus papeles más dramáticos en “August”, basada en la premiada obra de Tracy Letts.

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“Pobre Bárbara, cuando empieza la película está en una posición terrible con todos los que le rodean: su marido, su hija, su madre... A veces solo tienes que llegar a ese punto en el que tienes que preguntar qué quieres de estas personas y qué quieres de ti mismo”, explica Roberts en una entrevista con Efe refiriéndose a su personaje.

Hija de Meryl Streep, madre de Abigail Breslin, mujer de Ewan McGregor y hermana de Juliette Lewis y Julianne Nicholson, Roberts afronta no sin dificultad moral pero con indiscutible éxito artístico el sentimiento de amor-odio a su propia sangre.

“Definitivamente tenía mucho trabajo que hacer y es divertido afrontar un reto como este. Tenía que estar de verdad absolutamente concentrada en lo que estaba pasando. Saber qué secretos conocía mi personaje en ese momento y cuáles no. Tracy (Letts) creó para nosotros un mundo muy complicado en el que vivir”, asegura Roberts.

Su personaje fue creado para un texto ganador de los premios Pulitzer y Tony que, en su traslación cinematográfica, está orquestado por John Wells y parece diseñado para reencontrar a Roberts con la competencia por el Óscar después de doce años sin ni siquiera estar nominada.

“Siempre es una experiencia feliz y excitante, pero no es una motivación”, asegura la actriz ante ese potencial reencuentro con la estatuilla dorada.

La ganó por “Erin Brockovich” en 2001 y había estado dos veces nominada en 1989 y 1990, por “Steel Magnolias” y “Pretty Woman”. Por su creación tan hiriente como vulnerable de Bárbara, Roberts ya ha conseguido una nominación al Globo de Oro, aunque como mejor actriz secundaria, por aquello de no competir con esa madre que, a fuerza de escupir sapos y culebras, ha desarrollado un cáncer de boca.

“August: Osage County” se estrenó en Estados Unidos el 25 de diciembre de manera limitada, quizá para hacer sentir a todo el mundo que su familia es bastante mejor que la que se ve en el filme, y se abre al gran público el próximo fin de semana. También llegará a los mercados latinoamericanos a tiempo para la temporada de los grandes premios.

Su texto tiene mimbres de clásico. En la más pura tradición de los hitos dramáticos de Tennessee Williams, junta una gran casa en el sur de Estados Unidos, una familia desestructurada y mucho calor, lo que incuba inevitablemente la catarsis.

“Es como una poción mágica para el drama, las intrigas y la gente que no está en su mejor momento”, bromea Roberts, quien, pese a lo desestabilizador de los secretos que se desvelan en el filme, considera la honestidad fundamental entre parientes.

“Creo que todos a estas alturas ya nos hemos dado cuenta de que no es bueno guardar secretos. Especialmente los de este tipo, los grandes, grandes. Están los que intentas suavizar y no cuentas las verdades completas, como cuando le dices a alguien cómo le quedan unos pantalones. Pero los que afectan a esta familia son más del tipo de los que cambian toda una vida”, considera.

Acostumbrada a encabezar los carteles de cada película en la que aparece desde que se convirtiera en superestrella con “Pretty Woman”, “la Roberts ” es ahora solo un nombre más de un reparto de campanillas, en el que además de los ya mencionados destacan su “mejor amigo”, Dermot Mulroney, Benedict Cumberbatch y los veteranos Sam Shepard y Chris Cooper.

“Me encanta estar en un reparto coral. Es más emocionante ver lo que cada uno aporta y está bien compartir la responsabilidad de llevar la energía para contar la historia. Creo que es la manera más divertida de hacerlo”, asegura. 

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