“Es algo que estaría bien. Morir en el trabajo no es una cosa tan maravillosa. Sin embargo, tengo espíritu competitivo; el hecho de tener que ganarme la vida es un placer del que nunca termino de cansarme”, explicó Mirren, de 69 años.
La actriz, ganadora del Oscar a mejor actriz en 2006 por su interpretación de la reina Isabel II en La Reina, ha admitido además que siente “ miedo escénico ” en las representaciones teatrales.
“Los nervios siempre están ahí. Tengo miedo de perder la voz, no tener suficiente energía o de enfermarme. Todos los actores tienen miedo escénico, aunque hay muchos niveles diferentes. Algunos sufren crisis emocionales, se encierran en el camerino y no quieren salir”, agregó Mirren.
“A mí eso no me pasa, pero cuando estoy actuando a veces siento un abismo y tengo que decirme a mí misma que solo es una obra de teatro. No entiendo por qué nos sentimos así, ya que el público es tremendamente reconfortante cuando las cosas no salen bien”, afirmó.
La actriz londinense ganó en 2013 el premio Olivier de teatro por su papel en la obra The Audience, una pieza que recibió buenas críticas tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos y que le valió a Mirren el apodo de “la Reina de Broadway”.
Mirren, que negó que sea una de las actrices mejor pagadas de Hollywood, indicó que en el teatro “todavía es más fácil encontrar trabajo para los hombres que para las mujeres”.
“Yo he tenido mucha suerte, pero si te fijas en las obras dramáticas, por ejemplo, la proporción sigue siendo de cinco hombres por cada mujer”, explicó. “No hay muchas actrices en los papeles principales y, aunque la tendencia está cambiando, todavía es complicado ganarse la vida. Muchas de las actrices con las que estudié son tremendamente talentosas y no encuentran trabajo. Para los hombres es más sencillo”, criticó la inglesa.
Mirren presentó el pasado febrero la película Woman in Gold, de Simon Curtis, en la que se pone en la piel de Maria Altmann, la hija de unos judíos austríacos asesinados en el Holocausto que décadas después regresa del exilio en EEUU a Viena para reclamar un retrato de su tía, pintado por Gustav Klimmt y expoliado por los nazis.
“Es una historia interesante sobre un tema con mucha fuerza. Quiero que le vaya bien a la cinta porque no quiero defraudar a Maria”, subrayó la actriz.