Guillermo del Toro: el hombre de los monstruos

Una mirada a la carrera de uno de los cineastas latinoamericanos más aclamados del mundo, que este viernes estrena en Paraguay y decenas de otros países “Titanes del Pacífico”.

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En poco más de una década, el realizador mexicano de cine Guillermo del Toro ha pasado de ser un virtual desconocido a uno de los nombres más respetados e influyentes en Hollywood, a fuerza de películas con las que conquistó a un público que quedó prendado de su estilo visual de fantasía lleno de creatividad, que trajo, entre otras cosas, algunas de las criaturas más memorables del cine reciente.

Este viernes llega a cines de Paraguay, en simultáneo con los Estados Unidos y varios otros países, la nueva cinta del mexicano, la primera película que dirige desde 2008, en la que pone sus virtudes visuales al servicio de un homenaje al cine de monstruos y la animación japonesa, presentando una historia en la que la humanidad deberá defenderse de monstuos de otra dimensión empleando sofisticados robots gigantes.

Veamos cómo este fan mexicano de las películas de monstruos se convirtió en un influyente productor, guionista y escritor habituado a trabajar con los mayores nombres de Hollywood.

Guillermo del Toro nació en Guadalajara, México, el 9 de octubre de 1964. Desde joven estuvo fascinado con el cine de monstruos, que serían el foco de sus primeras realizaaciones amateur. Tuvo su primer contacto formal con el cine a los 18 años, cuando estudió efectos especiales y maquillaje bajo la tutela del artista de efectos visuales Dick Smith, quien realizó los efectos de maquillaje de películas como “El Exorcista”, “El Padrino” y “Amadeus”.

Con el paso de los años, el joven realizador produjo numerosos cortometrajes y dirigió a medidados de los '80 cinco capítulos de la serie mexicana “La Hora Marcada”, un programa de terror al estilo de “La Dimensión Desconocida” por la cual también pasaron otras luminarias del cine mexicano como el director Alfonso Cuarón (“Hijos de los Hombres”) o el director de fotografía Emmanuel Lubezki (“El Árbol de la Vida”).

Su primer largometraje fue “Cronos” (1993), una película de terror en la que ya se podía ver algunos de los elementos que marcarían el estilo particular del director. La película, protagonizada por el argentino Federico Luppi y el estadounidense Ron Perlman, fue recibida con críticas favorables, con críticos alabando el estilo visual elegante a la vez que aterrador y creativo.

Luego llegaría su primer contacto con Hollywood, cuando el estudio Miramax financió su segundo largometraje, “Mimic” (1997), sobre criaturas extrañas y un virus en la ciudad de Nueva York. La película recibió buenas críticas, mayormente, pero no logró causar un gran impacto en la taquilla; pero el rodaje, plagado de problemas e interferencias del estudio, probó ser una buena oportunidad de aprendizaje sobre las mañas de Hollywood para el mexicano.

Ese año ocurría además algo más allá de lo profesional que marcaría la vida de del Toro: el secuestro de su padre, un empresario, por extorsionadores que lo retuvieron durante 72 días antes de liberarlo sano y salvo, una vez que la familia pagó una enorme suma de dinero. Guillermo decidió mudarse definitivamente a Los Ángeles para no exponer a su familia a ese tipo de peligro.

Tras “Mimic”, del Toro volvió a la escena del cine independiente con un film de terror sobrenatural que lo vio trasladándose a España, con el apoyo de Pedro Almodóvar. Allí filmó “El Espinazo del Diablo” (2001), una película ambientada en un orfanato acechado por un fantasma, en los años de la Guerra Civil española. La película logró grandes aplausos de la crítica -el legendario crítico Roger Ebert la comparó con “Los Otros”, otro exitoso film de terror similar de ese año-, logró que del Toro vuelva a ser notado por Hollywood.

Su regreso a las grandes ligas sería nada menos que con “Blade II” (2002), la segunda adaptación al cine de las aventuras del vampírico personaje de Marvel Comics, interpretado por el actor Wesley Snipes. La película es considerada vastamente superior a su antecesora de 1998 y fue muy alabada por sus impresionantes secuencias de acción; en esta ocasión, del Toro, un apasionado de los cómics, contó con una libertad mucho mayor a la hora de dirigir.

Sin embargo, director y ejecutivos volverían a tener encontronazos cuando del Toro empezó a trabajar en “Hellboy”, un proyecto basado en el cómic del autor Mike Mignola sobre un demonio criado por un bondadoso científico y convertido en un defensor de la humanidad. Del Toro quería a Ron Perlman, con quien ya había trabajado en “Cronos” y “Blade II”, en el papel principal, mientras que los ejecutivos querían que un nombre más famoso interpretara al rojo personaje.

Al final del Toro se salió con la suya, y de nuevo el resultado fue un film que se distinguó debido a sus impresionantes efectos visuales -mayormente tradicionales-, atmósfera y coloridos personajes. El film fue un éxito y terminó de establecer a del Toro como un cineasta de influencia.

Este estatus quedaría marcado a fuego con su siguiente film. Del Toro volvió a España para su siguiente proyecto, un film de fantasía al mismo tiempo que una cruda mirada al pasado de la Guerra Civil española en “El Laberinto del Fauno”, sobre una niña amante de los cuentos de hada, hijastra de un militar del régimen fascista de Francisco Franco, que se encuentra con una criatura mística que, convencida de que la niña es una princesa de un reino mágico, la hace recorrer una serie de peligrosas pruebas.

Empleando una impresionante combinación de efectos por computadora y maquillaje, y apoyado por inspiradas actuaciones de un elenco liderado por la joven Ivana Baqueró y complementado por veteranos como Sergi López y Maribel Verdú, la película fue un éxito de crítica y taquilla a nivel internacional, y llegó a estar nominada a seis premios Oscar -incluyendo el de Mejor Película de Habla No Inglesa-, ganando las estatuillas a la Mejor Dirección de Arte, Mejor Maquillaje y Mejor Fotografía.

Críticos como el ya mencionado Roger Ebert la ubicaron entre sus películas favoritas de 2006.

Ya convertido en una institución, Del Toro comenzó a ejercer de productor, apoyando proyectos de éxito como el film de terror “El Orfanato”, de Juan Antonio Bayona. Mientras tanto, se hallaba preparando una secuela de “Hellboy” trabajando de cerca con el creador del personaje, aunque con una historia original no basada en ninguno de los cómics en particular.

“Hellboy II: El Ejército Dorado” aumentó la escala de las escenas de acción y la espectacularidad de las criaturas mágicas que pueblan el mundo escondidos de los humanos, y de nuevo fue recibida con críticas favorables y éxito taquillero.

A continuación, Del Toro tenía programado ponerse a trabajar en uno de los proyectos más esperados del momento, la adaptación de “El Hobbit”, la novela que sirve como precuela de la trilogía “El Señor de los Anillos” que Peter Jackson había adaptado de manera triunfal al cine. Jackson contrató a del Toro para coescribir y dirigir.

Sin embargo, los problemas financieros del estudio Metro Goldwyn Mayer supusieron que la película fuera pospuesta una y otra vez, hasta el punto en que del Toro se vio obligado a renunciar al proyecto. En vez de esperar, Del Toro volvió al estudio Universal -que había producido “Hellboy II” con la intención de concretar otro de sus proyectos soñados: una adaptación de la novela “En las Montañas de la Locura”, del legendario autor de ciencia ficción H.P. Lovecraft.

El proyecto fue oficialmente anunciado a mediados de 2010 y contaba con una potente trinidad de personas a la cabeza: el propio Del Toro en la dirección, el canadiense James Cameron -que acababa de estrenar la históricamente exitosa “Avatar”-como productor- y el actor Tom Cruise en el papel protagónico. Sin embargo, el proyecto perdió empuje debido a que Universal tuvo un año 2010 no muy bueno comercialmente, y no estaba dispuesta a asumir el riesgo de financiar un film de alto presupuesto que sería apto sólo para mayores de 18 años.

Finalmente, Del Toro encontró su siguiente proyecto, “Titanes del Pacífico”, que este viernes llegará a salas de cine de Paraguay. Una historia que claramente homenajea al anime -animación japonesa- y al cine clásico de monstruos gigantes, con una historia sobre criaturas gigantes de otra dimensión a las que la humanidad deberá hacer frente pilotando robots.

La película, uno de los pocos grandes films del verano norteamericano que no es una secuela, una “remake” o una adaptación, llegará este viernes a cines de todo el mundo, incluyendo a Paraguay.

Y la lista de proyectos pendientes de Del Toro es enorme.

No solo todavía espera encontrar la oportunidad de hacer “En las Montañas de la Locura”, sino que también tiene programado dirigir el capítulo piloto de una serie televisiva basada en la trilogía vampírica literaria “The Strain”, escrita por él mismo y por Chuck Hogan.

También espera poder dirigir un videojuego de terror denominado “Insane”, cuyo futuro es aún incierto, adaptaciones como “Frankenstein” y “La Bella y la Bestia”, y producirá también una adaptación, en formato de serie de televisión, del aclamado manga -cómic japonés- “Monster”, del autor Naoki Uwasawa, que será producida por HBO.

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