Una cinta que competirá por el Goya 2013 a la mejor película iberoamericana con un drama que persigue poner sobre la mesa las verdaderas consecuencias de la violencia.
El filme disputará el galardón, durante la ceremonia de entrega este domingo en Madrid, junto a las otras tres finalistas: la argentina “Infancia clandestina”, de Benjamín Ávila, la cubana “Juan de los muertos”, de Alejandro Brugués, y la paraguaya “7 Cajas”, de Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori.
“Después de Lucía”, se ha podido ver en los festivales de La Habana, San Sebastián y Cannes, donde fue reconocida como mejor película en la sección “Un certain regard”.
Franco confiesa que se enteró de la nominación por internet y que le dio “mucho gusto” que su película formara parte de las candidaturas. “Estaba pendiente y con muchas ganas de que sucediera”, explica el director mexicano, que sí acudirá a la ceremonia de entrega este domingo.
De “Después de Lucía”, destaca que aunque trata muchas cosas, el punto de partida para él fue la violencia en general y el luto que viven los personajes principales.
En ella, Franco narra de un modo contundente y crudo la historia de Alejandra, una adolescente que se ve sometida a las burlas y humillaciones constantes de sus compañeros de clase después de trasladarse junto a su padre viudo a la capital de México.
“Se trata mucho a la madre pero a partir de la ausencia”, añade el director sobre el personaje que da título al filme y que no aparece en ninguna de sus secuencias. “No sabemos mucho sobre quién era. De hecho, ni se menciona el nombre de Lucía durante la película”, agrega.
Y es que, en “Después de Lucía”, el director mexicano también refleja la relación que viven Alejandra y su padre, y a la que define por el cariño que se sienten mutuamente. “Realmente se quieren y tratan de salir adelante juntos, pero no son honestos porque a veces las buenas intenciones van acompañadas de muchos errores”, afirma.
Así, Franco resalta que, aunque la adolescente empieza siendo una chica fuerte y dispuesta a sacrificarse por ayudar a su padre pese al fallecimiento de su madre, termina perdiendo mucho más que lo que creía. En ese camino tendrán mucho que ver sus nuevos compañeros de clase, cuando tras una fiesta, tratarán de hacerle la vida imposible dentro y fuera de las aulas.
Sin embargo, esa violencia solo forma parte de la gran pantalla, ya que tanto su protagonista Tessa Ia como sus compañeros de reparto son amigos en la vida real.
“El proceso de escritura fue mucho más delicado por tener que decidir hasta dónde llevar las cosas y qué mostrar y qué no”, declara Franco.
En cuanto a la recepción en su país natal, el director mexicano se muestra muy agradecido por el gran interés que han demostrado alrededor de un millón de espectadores y que colocó sobre la mesa el tema del “bullying” (violencia escolar).
“El cine es un buen vehículo para analizar quiénes somos como individuo y como sociedad. No creo que uno tenga la responsabilidad de proponer y concienciar, pero sí como parte de este análisis terminamos aprendiendo algo, pues es algo muy positivo”, concluye.