Fascinado por el cine de artes marciales asiático desde pequeño, en 2011 Gareth Evans filmó en Indonesia la película de acción The Raid, a la que siguió, debido al éxito de público, su secuela, The Raid 2.
“Después de hacer películas de artes marciales necesitaba un cambio en mi carrera. Aquellos filmes los hice porque estaba en Indonesia, que era el lugar y el momento adecuados para ese género, pero quería alejarme de ese tipo de cine y quise adentrarme en el género del terror”, confesó hoy en la presentación de su película.
Tras esta experiencia, Evans vuelve a dar una nueva vuelta de tuerca y anunció hoy en Sitges que ya se encuentra en preproducción de una serie televisiva para HBO, Gangs of London, en la que “se mezclan la política y el mundo criminal”.
Apóstol se sitúa en una isla británica, aparentemente idílica, a la que llega el protagonista de manera incógnita con el objetivo de rescatar a su hermana, secuestrada por una secta.
Admite Evans que en relación a sus primeras películas, Apóstol apuesta por “una violencia más realista, totalmente diferente a la que había dibujado” en sus anteriores trabajos, con un diseño distinto.
“Si en The Raid quería que fuera como una montaña rusa, en esta ocasión quise encontrar un equilibrio entre el dolor físico y el emocional”, explicó.
Muestra al espectador, por ejemplo, cómo funciona una cruel maquinaria como un potro, pero tampoco se recrea con el descuartizamiento del torturado.
La escena de la trituradora humana es, en cambio, añade Evans, “una vuelta al ADN de The Raid, con acción y pura supervivencia”.
Las influencias han sido muchas, reconoce el cineasta galés, porque “quería revisitar clásicos de terror folclórico británico” como The Wicker Man (1973), The Devils (1971) u otros más modernos.
Elogia Evans la participación en su filme de Netflix, “sin la cual la película no habría sido posible”, y que la estrenará el próximo 12 de octubre.
De hecho, intentaron producirla con distribuidoras tradicionales y no pudo ser: “Tener una plataforma como Netflix fue decisivo y además ellos intentan que esto se vea también en pantalla grande y por eso van a festivales”.
Recuerda el director que en su juventud vio clásicos como El Padrino o las cintas de Tarantino en pantallas muy pequeñas en un VHS y pudo disfrutarlas.
Y “hoy tenemos en nuestras casas televisiones 4K y con toda la tecnología de la que disponemos, aunque no sea lo mismo que en una sala, la experiencia no dista mucho”.
De niño, Evans no tuvo una relación con el género de terror, porque su padre ejercía el control de lo que veía y solo le dejaba ver acción y aventuras, así que hasta la adolescencia no pudo ver películas de género
Sin que lo supieran sus padres vio Tiburón (1975) cuando tenía 8 años y fue el “primer recuerdo del terror” que le quedó “grabado en la memoria”.