“Foxcatcher” allana en Nueva York su camino hacia los Óscar

NUEVA YORK. Allá donde va, “Foxcatcher”, la nueva película de Bennett Miller, triunfa, y tras Cannes y Toronto, el drama basado en el escalofriante caso del psicópata millonario John du Pont ha vuelto a recibir ovación.

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Desde mayo, cuando ganó en el certamen francés el premio al mejor director, se apuntó su perfil de firme contendiente para los Óscar y hoy se acercó un poco más a la lucha por la estatuilla, al verse por primera vez en Nueva York y causar el mismo furor.

Interpretada por Channing Tatum, Steve Carell y Mark Ruffalo y con un clímax de casi 140 minutos, Foxcatcher es la rocambolesca historia del taciturno millonario John E. du Pont.

Propietario de la empresa química más importante del mundo, en 1987 tuvo el delirante deseo de convertirse en entrenador de lucha libre de Estados Unidos para las olimpiadas de Seúl 1988, en una suerte de misión mesiánica para recuperar el orgullo y el espíritu de superación de su país y de su multimillonaria familia.

Para ello contrató, y casi adoptó, al medallista Mark Schultz, un atleta tan fornido físicamente como débil emocionalmente, con el que creó un combo explosivo de dependencia y autodestrucción, que desde el principio apuntaba hacia la fatalidad.

“En su momento no escuché la historia, pero alguien me pasó un artículo en la que la contaba. Me pareció cómicamente oscura y absurda. El hombre más rico de Estados Unidos, dirigiendo un equipo de lucha libre sin tener ni idea de lucha libre ”, dijo Miller en rueda de prensa.

El director, que en sus dos anteriores películas (Capote y Moneyball) ya deslumbró al sector, va un paso más allá con esta historia que “cuanto más de cerca la miraba, más capas y matices iba descubriendo”.

De nuevo retrata a personajes reales, algo que consideró “una coincidencia”, aunque reconoció que siempre le interesa mostrar “ cómo, en este mundo ruidoso y rápido, tendemos a simplificar lo que pasa en la vida con conclusiones precipitadas ante una realidad mucho más compleja”.

Efectivamente, Foxcatcher desglosa este caso hasta un desgaste emocional casi insoportable, marcado por el tenso careo entre dos personajes débiles y su manera opuesta de canalizar esa debilidad. El millonario, con un despotismo a golpe de chequera. El atleta, con una violencia física sin control y una fragilidad emocional descorazonadora.

Un irreconocible Steve Carell, por estar en las antípodas de su habitual registro cómico en cintas como Virgen a los 40 y por las capas de maquillaje que le han aplicado para parecerse a Du Pont, definió a su personaje como “un individuo muy torturado, sobre el que todavía se especula mucho sobre su estado mental”.

Sin querer desvelar demasiado, acabó muriendo en una cárcel en 2010. En vida, había estado dominado por su madre “hitchcockiana” (interpretada por Vanessa Redgrave) y recluido en su gigantesca finca de Pennsylvania, estudiando (y disecando) pájaros hasta que descubrió la vocación, o más bien obsesión, que le llevó a prisión.

“Parte del personaje me lo dio el documental que él mismo hizo a su mayor gloria. No por lo que mostraba sino por lo que se percibe que no quiere mostrar”, dijo Carell. “La otra parte me la dio la caracterización y ver el efecto real que causó en el resto del equipo, que prácticamente no querían hablar conmigo”, dijo medio en serio medio en broma.

Tatum, que sigue labrando una carrera seria tras haber sido ídolo juvenil, tuvo la suerte de poder conocer a su personaje, que se retiró de la competición nada más terminar aquellas olimpiadas.

“Quedamos con él para cenar en Nueva York y era una persona sumamente emocional, nada intelectual. Y al salir del restaurante, Mark (Ruffalo) y yo nos fijamos en cómo caminaba. Eso decía mucho de cómo era y fue lo que más me sirvió”, aseguró el intérprete.

Entre medias de ambos, ejerce de bisagra y de detonante fatal el hermano de Mark, David, también medallista olímpico. “Desde muy pequeños, Mark y David solo se tenían a sí mismos”, aseguró Ruffalo, nominado al Óscar por The Kids Are All Right.

Como único equilibrado en un microcosmos demencial, su personaje acabará pagando los platos rotos y protagonizando el suceso que hizo saltar esta intrincada trama a los titulares de los periódicos el 26 de enero de 1996.

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