“Felices los que lloran”: un debut en el cine

Marcelo Torcida, director del filme “Felices los que lloran”, habla de su experiencia como realizador primerizo y los temas de fe y esperanza que mueven su película.

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Marcelo Torcida ni siquiera iba al cine de forma muy frecuente. Este año espera poder estrenar su primera película como guionista y director.

El cine “made in Paraguay” está en un período de ascensión, con numerosos filmes de producción local esperados en salas de cine para este año. Uno de esos filmes es Felices los que lloran la “ópera prima” de Marcelo Torcida, un empresario devenido en director de cine a quien vivencias directas e indirectas llevaron a querer contar una historia de esperanza, fé y redención en medio de violencia y confusión.

Felices los que lloran se centra en Juan, el hijo de una acaudalada familia de Asunción que busca independizarse, ante las presiones de su padre, quien desea que encamine su vida y piense en su futuro. En su afán de lograr la independencia, se involucra en el tráfico de drogas, con graves consecuencias.

Torcida, un empresario, consideró primero la idea de contar la historia por medio de un libro, lo que quizá le hubiera resultado más fácil, según confesó en conversación con ABC Color. Sin embargo, lo empujaba un deseo de que la mayor cantidad posible de personas escuchen la historia, y concluyó que el cine era un medio mucho más accesible para el gran público.

Inicialmente Torcida planeaba solo poner la historia, y contratar profesionales que se encarguen de la confección del guión y la dirección. Con esto en mente acudió a Michelina Oviedo, directora de la Escuela de Guión de Argentina, quien acabó convenciéndolo de que él mismo escriba el guión, con ella ayudando solo con la estructura del mismo.

“Yo escribía, ella me corregía; por ejemplo 'esto que pasa en la página tal movela a tal página”, cuenta Torcida.

El proceso de escribir el guión le tomó unos tres meses, entre setiembre y diciembre de 2012, y fue un amigo suyo, una persona a quien él considera muy entendida en cine, quien lo convenció de que se ponga a cargo de la dirección.

“Fue una experiencia bastante difícil pero lo hice con gusto”, comenta Torcida. “En mi caso me mueve una cuestión de fé. La película tiene un contenido espiritual bastante importante. Pretende llevar esperanza, porque casi todos los personajes tienen redención”.

Lógicamente, una persona sin experiencia o formación académica de cine no puede simplemente decidir un día dirigir una película y esperar buenos resultados, y Torcida, consciente de sus limitaciones, decidió rodearse de personas experimentadas.

Sin embargo, había un problema. En el momento en que el rodaje de Felices los que lloran debía comenzar, estaban en marcha también en Paraguay las producciones de filmes como Mangoré y la película de Héctor Echavarría Sin Salida, y muchos de los profesionales locales se hallaban comprometidos con estos filmes u otros. Haría falta gente de afuera.

Roles clave de la producción fueron llenados por extranjeros, como el director de fotografía español Marc Cuxart y la diseñadora de vestuario argentina Nora Alaluf, además de una “coach” actoral también argentina. Dos actores extranjeros, el argentino Carlos Echevarría y el español Carlos Cabra redondean un elenco que conforman también Juan Manuel Rojas, Harry Stanley, Héctor Silva, Javier Del Puerto, Diego Sarabia y Luis Galeano, entre otros.

Además, la banda sonora fue compuesta por los músicos españoles Borja Evora y Miguel Evora; este último ha trabajado con cantantes de la talla de Alejandro Sanz, Miguel Bosé y David Bisbal.

El rodaje de Felices los que lloran duró unos 60 días, filmando en lugares de Asunción como el arroyo Mburicaó y el barrio Trinidad; todo el filme se rodó en la capital, salvo una escena que debía filmarse en un área que se inundó por la crecida del río Paraguay el año pasado, lo que obligó a filmar esa escena concreta en Luque. Tras el rodaje comenzaron las labores de post-producción, que comenzaron en el pasado mes de agosto y están prácticamente terminadas. Lo único que falta, cuenta el director, es la mezcla de sonido.

Con su filme casi totalmente terminado, Torcida considera ahora su estreno. Siempre movido por la idea de que la mayor cantidad posible de gente llegue a ver su filme, se plantea dos obstáculos.

Primero, el hecho de que la gran mayoría de los paraguayos no tienen acceso a cines, con salas de circuito comercial limitadas solo a algunas ciudades como Asunción, San Lorenzo, Fernando de la Mora, Ciudad del Este y Encarnación. Afirmó que se encuentra tratando de resolver cómo llevar su filme a la mayor cantidad de gente posible incluso fuera de estas ciudades.

“No quiero decir que me interesan los cines, pero el 97 o 98% de la población nunca tuvo una experiencia de cine”, dice. “Estoy viendo si hay alguna chance de romper ese esquema”.

“Lo otro es que soy consciente de que no todos pueden pagar una entrada”, añade. “Es una valla a saltar”.

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