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Favorita para ganar un Oscar como mejor película, la sátira de Alejandro González Iñárritu sobre el mundo del espectáculo lleva al público a una madriguera de conejo, y no sólo porque sucede en el laberinto de un teatro de Broadway.
Al embarcarse en Birdman, el director mexicano sentía que la narración cinematográfica estaba un "poco estancada" y él quería hacer algo novedoso porque el público lo merecía. La industria cinematográfica, dice Iñárritu, tiende a hacer películas que son cómodas o fáciles de entender para el público, "sin invitarlos a explorar maneras diferentes para creer en el cine o las historias y las infinitas posibilidades que ofrece el cine".
La exploración en "Birdman" incluye la parte técnica, ya que fue filmada en lo que parece ser una toma continua por el director de fotografía mexicano ganador del Oscar Emmanuel Lubezki.
La cámara hace su recorrido a través de vestidores y pasillos, alrededor del escenario cuando los actores ensayan, sobre la cornisa del edificio y en las calles de Broadway.
La película también es emotiva. Riggan Thomson, un actor que intenta recuperar la fama previa con su propia obra de Broadway interpretado por Keaton, lidia con la voz de su personaje más famoso, el superhéroe "Birdman", que le reprocha su elección actual.
El director de Amores Perros y Babel no redondea su primera comedia, sino que deja la suerte de Riggan abierta a la interpretación. "No es fácil romper las reglas y no es fácil ser valiente para financiar y arriesgar dinero en ello", dijo Iñárritu, vía telefónica desde Calgary, donde se encuentra filmando el drama The Revenant. "Pero creo que vale la pena porque es la manera en que podemos empujar los límites y avanzar en las posibilidades del medio", agregó.
Birdman era una propuesta tan absurda, que el fallecido director Mike Nichols dijo a Iñárritu que se encaminaba al desastre y que debía detener el proyecto. Ahora la película de Fox Searchlight tiene nueve nominaciones al Oscar, incluyendo mejor película, mejor director, mejor actor para Keaton, actor secundario para Edward Norton, actriz secundaria para Emma Stone y cinematografía para Lubezki.
En una muestra de respaldo de Hollywood, el Sindicato de Productores (PGA, por su sigla en inglés) entregó su premio principal a Birdman, que Iñárritu coescribió y produjo.
En los últimos siete años, el ganador del PGA también se ha llevado el Oscar a mejor película. Si el cineasta de 51 años gana el Oscar como mejor director el 22 de febrero, será el segundo año consecutivo que la estatuilla la reciba un mexicano.
Su amigo Alfonso Cuarón se llevó el premio de la Academia el año pasado por Gravedad y Lubezki ganó como mejor cinematografía por esa película. Igualmente, Iñárritu cree que Birdman le dio un nuevo tipo de confianza como director, pues ahora tiene más fe en su trabajo en el set y depende menos de la edición para obtener el resultado que quiere.
"Uno realmente está creando vida y esculpiendo vida con sus manos y con los sentidos, en vez de manipularlas técnicamente, algo que es grandioso", afirmó.