“El secreto de sus ojos fue un juego de niños al lado de Metegol”, reconoció hoy Campanella durante una charla cargada de humor y anécdotas en el Teatro Adolfo Mejía de esta ciudad colombiana y dirigida por el director del diario El Tiempo, Roberto Pombo.
Esta producción argentino-española de animación en 3D es producto de siete años de trabajo, de los cuales tres se dedicaron al guión.
“Yo quería hacer algo para niños, que los involucrara”, admitió para después afirmar: “Es la película más difícil, más complicada en todos los sentidos -creativo, tecnológico, práctico, de presupuesto-. Fue un verdadero quebradero de cabeza”.
El director, que estudió cine durante los años ochenta en Nueva York, donde dirigió dos películas y trabajó en televisión, regresó después a Argentina para forjar una carrera que en 2010 le llevó a ganar el Oscar a la mejor película extranjera por El secreto de sus ojos, protagonizada por Ricardo Darín.
“El éxito es una cuestión de fortuna, de suerte. Uno no hace un camino para llegar al Oscar, hace una película lo mejor que puede, a veces es un éxito, a veces un fracaso. Es mágico. Uno puede elegir los ingredientes pero si no se comunican entre sí, si los actores no tienen magia, no pasa nada. Y eso es bastante inmanejable”, dijo.
Destacó así que la clave del éxito está en “la química” entre los actores y en mezclar bien los ingredientes. El argentino aseveró además que para que una película funcione no necesariamente hay que hacer concesiones comerciales.
En ese sentido, aprovechando su estancia en el Caribe colombiano, puso un ejemplo: “No sé si Gabriel García Márquez ha hecho concesiones en su literatura y su literatura es masiva; el público es más vivo de lo que muchos artistas piensan”.
En otra alusión al Nobel de Literatura comentó que es más fácil fracasar cuando se llevan al cine grandes obras: “ Si una cosa es perfecta, como El amor en los tiempos del cólera”, de la que dijo es la mejor novela que ha leído en su vida, “el resultado nunca es bueno”.
El momento culmen de esta charla, que supuso la inauguración oficial del Hay Festival, fue cuando Pombo reconoció su admiración por una de las escenas de El secreto de sus ojos, relativa a un plano largo que ante el espectador aparece sin cortes. Se desarrolla en un estadio de fútbol, comienza con una vista aérea, pasa por una jugada clave del partido, enfoca al público, identifica al autor del asesinato, origen de la trama del filme, y se produce una persecución.
Tras exhibir esa escena en el Adolfo Mejía, Campanella, entre los aplausos del público, explicó cómo lo hizo: “Es un plano-secuencia que tiene un impacto muy claro en la audiencia”.
Una secuencia pensada un año antes de filmarla y conformada por ocho tomas, cuyos enlaces no se perciben, lo que da lugar a un plano largo, sin aliento, que involucra totalmente al público. En definitiva, minutos magistrales que pasaron a la historia del celuloide.
El secreto de sus ojos es “un thriller por un lado y una película romántica por otro. El trabajo era mezclar eso sin que se sintiera un continuo coitus interruptus”, explicó hoy Campanella, al afirmar que para lograrlo dotó a la película de una estructura y un ritmo basados en las sonatas de Beethoven.
La clase magistral de Campanella concluyó con la proyección del vídeo musical Dale sentido al mundo que el cineasta argentino ha realizado para la banda Calle 13.
Un emotivo y cuasi perfecto vídeo-clip que, en palabras de Pombo, da cuenta de la versatilidad de Campanella, uno de los grandes cineastas latinoamericanos.