“Ha sido muy divertido, hasta mi novia me ha dicho que no me reconocía y se ha enfadado conmigo: '¿es que no quieres que la gente te vea?', y yo justamente le he dicho que no, que solo quiero que vean a Hellboy y, cuanto más se pierda el actor, más pueden sentir al personaje”, afirma Harbour.
“Ahora bien -añade-, lo personal, las cosas con las que tiene que luchar, su psicología, eso viene todo de mí. Su conducta, sus expresiones la faceta oscura de su tristeza, de su ira, son cosas muy personales que me tocan y eso va resonando incluso a través del maquillaje”, que por cierto, le llevó tres horas cada jornada de rodaje.
Harbour asume el papel del demonio rojo en la nueva versión de Hellboy, una recuperación con nuevas aventuras del personaje que llevó al cine Guillermo del Toro (con Ron Perlman como protagonista) y que ahora deja paso a una propuesta más oscura y “gore”, más cercana al cine de terror, dirigida por Neil Marshall.
El actor, que ha subido exponencialmente su popularidad desde que aparece en la serie Stranger Things -interpreta al jefe de policía Jim Hooper-, explica que en esta entrega, Hellboy “tiene que afrontar de nuevo su naturaleza y al final, pactar con el diablo”.
“Es consciente de sí mismo, pero sabe que tiene que sacrificar una parte de su ser, de su naturaleza demoniaca. Su progresión bascula en quién es, si es hombre, como se define y como le han criado, o no; es casi psicoterapia -se ríe Harbour-, analizar cómo y por qué seguimos ciertas pautas”.
En Hellboy, el personaje se enfrenta a una poderosa hechicera medieval (Milla Jovovich), que fue descuartizada y enterrados cada uno de sus trozos en tiempos del rey Arturo, quien ha conseguido volver a la vida con ayuda de algunos de sus esbirros y ahora busca destruir a la humanidad de la época actual. Ella es el único ser que consigue tentar a Hellboy.
“Sí, este es quizá el momento más humano del monstruo”, señala Harbour. “Una de las cosas que me gustan del filme es que, en todos los de superhéroes hay siempre bien y mal pero aquí el personaje principal no sabe cuál es cuál y lucha por lo bueno, pero los malos son como sus hermanos, y esto hace que se sienta inclinado por la villana Nimue”, a la que da vida una elegantísima Jovovich.
El actor considera que este recargado universo de sangre y vísceras que propone la película solo busca “dar forma al mundo caótico y sumamente violento en el que vive Hellboy; me gusta que la gente se horrorice de pensar en un apocalipsis así, del riesgo de lo que eso puede significar, y no edulcorarlo”.
“Y no solo es la sangre, hay muchos terrores psicológicos, mucha oscuridad ” , agrega. “En Tito Andrónico, una de las grandes obras de Shakespeare -cita Harbour-, la violencia es tal que se comen a los hijos; hay que pensar que son personajes más grandes que la vida, a los que se añade una cualidad de símbolo”.
“Son arquetipos que funcionan como una metáfora del ser humano: todos podríamos identificar aspectos del monstruo en nosotros mismos, en esos arquetipos, y eso me encanta de Hellboy”, resume.
La película se mantiene más cerca del tono oscuro de las novelas gráficas creadas por Mike Mignola en 1993 y no escatima en secuencias escabrosas, miembros arrancados, sangre y vísceras, ni tampoco en derroche del sentido del humor.