El milagro de Zama

Lucrecia Martel es una de las cineastas de culto de Latinoamérica, y si algo le caracteriza es no hacer concesiones, así que muestra una genuina sorpresa por la excelente acogida a “Zama", nominada al Goya a mejor filme iberoamericano.

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MADRID (EFE).  “Me parece un milagro que conecte con el público", asegura. Porque sus trabajos suelen contar con el beneplácito de la crítica y “Zama” no ha sido una excepción desde que se estrenó en la última Mostra de Venecia, pero a nivel popular su cine exigente y complejo es difícil para el público.

Esta vez, sin embargo, ha concitado la unanimidad allí donde se ha exhibido y este sábado tratará de mantener la racha en los Goya de Argentina, que ha ganado el premio en el apartado iberoamericano en las tres últimas ediciones, con “Relatos salvajes“, “El clan” y “El ciudadano ilustre”.

“Para llegar al Goya te eligen tus compañeros, eso ya es un premio, que ellos consideren que, de todo lo que se hizo, es lo tuyo lo que merece la pena, es un honor, y después venir acá y que te consideren para el premio doble honor. Es una fiesta", asegura en una entrevista con Efe.

Sin embargo, no podrá estar en la gala de la 32 edición de los Goya, en la que su película competirá por el premio con la chilena “Una mujer fantástica", de Sebastián Lelio; la colombiana “Amazona", de Clare Weiskopf y Nicolas van Hemelryck, y la mexicana “Tempestad", de Tatiana Huezo.

Tenía un compromiso previo y fiel a su carácter lo mantiene y, aunque le gustaría mucho ganar el premio, se siente más que satisfecha por la trayectoria que ha llevado hasta ahora esta adaptación de una conocida novela de Antonio Di Benedetto.

Es la historia de Don Diego de Zama (interpretado por el mexicano Daniel Giménez Cacho), un alto funcionario de la Corona española destinado en Paraguay en el siglo XVIII, que espera un traslado que no llega nunca. Una película en la que también participan el brasileño Matheus Nachtergaele, la española Lola Dueñas o el argentino Juan Minujín. Un reparto muy internacional para un proyecto que le costó mucho esfuerzo poner en pie, aunque no se queja porque sabe que “es difícil conseguir plata para hacer algo sin concesiones a nadie, es natural y no me molesta tener que demorar”.

“Lo prefiero a recibir dinero rápido y verme obligada a cambiar cosas“, asegura Martel (Salta, 1966), que atribuye mucho mérito en el proceso a la producción argentina de Rei Cine que hilvanó delicadamente a todos los socios. Y al libro de Di Benedetto.

“Si vos construís algo que no está basado en el argumento, todo lo que haces lo haces a través de pequeños detalles, eso te obliga a ser detallista, es difícil que vaya a aparecer en el set algo que yo no sepa", explica de su trabajo sobre un texto muy preciso.

Por eso, su principal aportación es la imagen, la pura puesta en escena, con una ambientación preciosista y una intensa y asfixiante atmósfera que traslada perfectamente al espectador el estado de ánimo del protagonista. Ese intimismo y ese cuidado por los detalles fueron lo primero que destacaron los críticos tras su estreno en Venecia, un paso importante para una película como “Zama”.

“Es indudable que nunca una película de presupuesto restringido va a tener el acceso a la exposición pública que significa un festival. Si no pasas por un festival es difícil que tengas esa repercusión poniendo plata en prensa", reflexiona Martel.

Pero también considera que no es participar en un festival lo que determina la vida de la película ni la carrera del director. “Yo, sinceramente, no tengo recuerdos de lo que pasa en los festivales, es un ajetreo que tiene solo ese propósito de la exposición, pero después como experiencia de vida no es una gran cosa", resalta.

Y recuerda cómo ha pasado por festivales como la Berlinale –donde presentó “La ciénaga” (2001), su filme más conocido– o Cannes –donde compitió con “La niña santa” (2004) o “La mujer sin cabeza” (2008)– pero sin llevarse premios importantes.

“Lo que me gusta y me alegra es que, con el tiempo, se les dio valor a las películas, quizá en el momento no tanto pero luego en el tiempo la gente los fue apreciando", resalta.

Un aprecio que ha notado desde el principio con “Zama", que podría cerrar con el Goya una trayectoria que le llevó a ser la candidata al Óscar por Argentina y a ser premiada en certámenes como el Latin Beat de Tokio o los de La Habana, Rotterdam (Holanda) y Sevilla (España).

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