El mismo marca el retorno al cine de Evangeline Lilly.
La segunda parte de la nueva trilogía de Peter Jackson, tras la saga de El Señor de los Anillos, espera igualar o incluso superar las ganancias de la primera, que recaudó más de 1.000 millones de dólares en ingresos en todo el mundo en 2012.
El neozelandés Peter Jackson pensó originalmente El Hobbit como una película de dos partes antes de sucumbir a la tentación de una nueva trilogía.
“Tomamos esta decisión tras haber rodado la mayor parte de la película”, explicó días atrás el cineasta en una conferencia de prensa en Beverly Hills. El conjunto de la saga se robó en 2011, pero la decisión de presentarla como una trilogía añadió 10 semanas de rodaje suplementarias en 2013.
El formato de la trilogía “nos permitió conducir la historia a través de los personajes”, explicó Jackson. “En una novela, el autor es normalmente el que te lleva en la historia y Tolkien hace eso de una manera formidable. Pero en las peliculas, tú no querrías que yo te explicara en la pantalla todo lo que pasa, por lo que hay que contar la historia con diálogos y personajes”, afirmó.
Según el cineasta de 52 años, la trilogía tiene la vocación de dar coherencia al conjunto formado por El Hobbit y El Señor de los Anillos. “Yo quería que hubiera una unidad y que ’El Hobbit’ no se viera más modesto. Quiero que se vea que es la obra del mismo realizador”, explicó.
El Hobbit: La Desolación de Smaug relata las aventuras de un grupo de enanos muy decididos a recuperar su reino de Erebor de las garras del dragón Smaug, con la ayuda del hobbit Bilbo (Martin Freeman) y el mago Gandalf (Ian McKellen).
El elfo Legolas (Orlando Bloom) también forma parte de la aventura, junto a un nuevo personaje, que va a dar que hablar entre los seguidores acérrimos de Tolkien porque no aparece en la novela original: el elfo femenino Tauriel, interpretado por Evangeline Lilly, la famosa Kate Austen de la serie televisiva Lost.
“Verdadera fan de Tolkien”, Lilly puso fin a su retiro anticipado -había decidido abandonar los platós para dedicarse a la escritura - para encarnar a Tauriel, un personaje que “crea conflicto” en la comunidad de elfos, según Jackson, y da lugar a un triángulo amoroso con Legolas y el enano Kili (Aidan Turner). Es también el único personaje femenino de la trilogía.
“Poner en las salas de cine nueve horas de entretenimiento y no tener ni un solo personaje femenino, eso transmitiría a las jóvenes que van a ver la película que ellas no cuentan, que no son importantes, que no pueden jugar un papel central en la historia”, observó Lilly.
“Pienso que ha llegado la hora de que dejemos de hacer historias dónde sólo nos interesamos por los hombres, y especialmente por hombres heroicos, y estoy encantada de que (Jackson) haya convertido a Tauriel en una heroína”, añadió.
Esta segunda entrega permite también al actor británico Benedict Cumberbatch, que disfruta de un alto índice de popularidad en Hollywood, meterse en las escamas del dragón Smaug, gracias a la técnica de captura de movimientos ("motion capture") perfeccionada para el personaje de Gollum (Andy Serkis).
Para “moverse” como un dragón, el actor contó que debió comprimir sus “piernas una contra otra para olvidar que eran piernas, arrastrarse por el suelo con sus codos y utilizar las manos como garras, articulando exageradamente el cuello y los hombros” .
Esta previsto que la última entrega de la saga, The Hobbit: There and Back Again, se estrene en diciembre de 2014.