“El gran Gatsby” retrata una “nación de hipócritas”, según director

SÍDNEY. La película “El gran Gatsby”, que se estrenó el pasado viernes en Estados Unidos, retrata una “nación de hipócritas” durante los opulentos años veinte, según su director, el australiano Baz Luhrmann.

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El realizador de “Moulin Rouge” filmó la mayor parte de la cinta en Sídney con espectaculares efectos especiales, tras desechar los planes de rodaje en Nueva York y Long Island, donde transcurre la novela homónima de Francis Scott Fitzgerald.

“El gran Gatsby” se mantiene fiel al texto original escrito en 1925, aunque Luhrmann no muestra reparos en combinar la estética art-decó con música del cantante de hip hop Jaz Z, coproductor de la película, o de la explosiva Beyoncé.

Leonardo di Caprio, que ya colaboró con el director australiano en “Romeo y Julieta”, encarna al excéntrico millonario Jay Gatsby, quien se embarca en un peligroso triángulo amoroso en medio de fiestas apoteósicas, alcohol y carreras de coches.

El director australiano opinó que la novela de Fitzgerald, una de las obras maestras en la literatura estadounidense del siglo XX, disecciona un periodo de “orgía y dinero” que marcó el preámbulo de la Gran Depresión y donde todos viven una “mentira”.

Así lo comentó Luhrmann al final del rodaje de la película en diciembre de 2011 ante un grupo de periodistas con la condición de que no lo publicaran hasta su estreno.

Rodada en 3D, “El gran Gatsby” recrea de forma exhaustiva cada detalle histórico, el decorado, el vestuario y hasta la actuación de los actores bajo la dirección artística de Catherine Martin, esposa del realizador australiano.

Las imágenes en tres dimensiones realzan los intrépidos movimientos de cámara por los distintos escenarios, así como los detalles más mínimos como las joyas, que eran reales y no de utilería. Al ojo del espectador no escapará ni el pequeño símbolo de la sociedad secreta “Skulls&Bones” de la Universidad de Yale cosido en el interior de la ropa de Tom Buchanan, interpretado por Joel Edgerton.

El narrador de la película es Nick Carraway (encarnado por el actor de "Spider-Man" Tobey Maguire), quien traba amistad con Gatsby, un hombre carismático y de pasado misterioso y que profesa un amor quijotesco por Daisy Buchanan, que interpreta Carey Mulligan.

Daisy está casada con el un millonario de estirpe, Tom Buchanan, quien tiene una amante, Myrtle Wilson (Isla Fischer), la mujer de un mecánico con la que nunca podrá vivir por la diferencia en la fortuna y la educación.

El actor australiano Edgerton define a su personaje como “un tipo que se odia” pero “nadie puede negar su lado humano y los sentimientos” que tiene por Myrtle. Este amor es distinto a la idea “idealista” que tienen los personajes de Jay y Daisy, comentó el actor australiano que otrora encarnara a Stanley en la obra de teatro “Un tranvía llamado Deseo” junto con la actriz Cate Blanchett.

Edgerton, quien contó de forma irónica que un amigo le pidió no arruinar otro clásico estadounidense, también acotó que tanto el filme como el libro exploran la relación de Tom y Daisy, a quien considera una “ busca fortunas ” porque se casó con él por dinero.

Edgerton reflexionó que a veces la necesidad por tener seguridad económica puede ser “una forma válida del amor, aunque errónea”.

En el lugar de rodaje, repleto de lujosos coches de época utilizados en las escenas de carreras, Leonardo di Caprio se paseaba por el comedor y Tobey Maguire hacía una breve pausa para contar su experiencia.

Para el protagonista de “El Hombre Araña”, el filme ha sido un “gran trabajo de ficción” y una gran oportunidad de trabajar con su gran amigo Leonardo di Caprio durante varios meses.

Al explicar las características de su personaje, Maguire dijo que Nick Carraway, atrapado entre el idealismo y la decadencia que observa, se encuentra en “un verdadero viaje para encontrarse a sí mismo y el camino auténtico que debe tomar”. Al final, decide de no emitir un juicio de valor de las vidas desenfrenadas en Long Island y Nueva York y solo las “perdona”, apostilló Maguire.

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