La cinta sigue al matrimonio estadounidense de parapsicólogos Ed y Lorraine Warren (Patrick Wilson y Vera Farmiga) hasta Enfield, al norte de Londres, tras recibir una llamada de ayuda de una madre divorciada con cuatro hijos (Frances O'Connor), que ha experimentado fenómenos paranormales en su casa.
Para el cineasta nacido en Malasia, que muchos consideran que ha reinventado el cine de terror tras dirigir cintas como El Juego del Miedo o La Noche del Demonio, este largometraje, que se centra en el caso real de la familia Harper, se convirtió en un soplo de aire fresco tras filmar Rápidos y Furiosos 7.
“El hecho de que esté basada en Inglaterra le da un estilo diferente. La primera película (El Conjuro) fue mucho más simple, esta es más complicada ya que hubo que incluir lluvia”, subrayó el director de 39 años.
Predispuesto a desvelar los entresijos de su nueva producción, remarcó que, aunque no quería abusar de la lluvia, sí quería incluirla para “reflejar el clima británico” y porque este fenómeno atmosférico sería “un buen telón de fondo para una película de terror”.
El reto de Wan consistió en mantener el foco de interés sobre la pareja de investigadores y evitar así que la posesión satánica y el movimiento espasmódico del mobiliario de la casa de Enfield les robara todo el protagonismo. Por ello, en el largometraje hace acto de presencia una tétrica monja que persigue a Ed Warren y que se cuela en las visiones de Lorraine: “La gente ve la película porque adora a Patrick Wilson y Vera Farmiga, y no podemos olvidar que ellos son la razón por la que existe esta producción”.
“Si hay más historias (del matrimonio de parapsicólgos) en el futuro, no será debido al caso Enfield sino al trabajo de los Warren”, aclaró sobre la posibilidad de repetir al frente de esta saga.
Crucifijos y televisores que se apagan de repente no bastan para crear un ambiente que aterrorice al espectador en la butaca del cine, razón por la que el cineasta se valió de las grabaciones de voz originales de la pareja sobre el caso, fotografías de la familia y conversaciones con Lorraine Warren y Margaret y Jannet Harper, que hace casi cuatro décadas vivieron esta historia paranormal.
Wan quería mostrar “el circo mediático” al que los niños se vieron expuestos, con periodistas y fotógrafos de la BBC y el Daily Mirror situados frente a la puerta de su hogar, y darle a la familia Harper “la oportunidad” de que “más gente pudiera ver lo que les ocurrió”.
El actor y cantante estadounidense, Patrick Wilson, contó a Efe que prefirió “centrarse en sus líneas” y “dejar a los guionistas” que preguntaran a los Harper “por lo que recordaban” de aquella experiencia, en lugar de “indagar” él mismo en el pasado.
Para construir de nuevo al personaje de Ed Warren -que falleció en 2006-, el intérprete de 42 años visitó a Lorraine en su casa, dónde descubrió el instinto protector del investigador y su pasión por la pintura.
“No quería hacer lo mismo que hice la primera vez, así que pensé que, poner fuera de control a alguien que siempre maneja la situación, sería importante para la audiencia”, subrayó en referencia al espíritu de la novicia que amenaza a Ed.
Nominado a los Globo de Oro, Wilson hace un guiño a sus inicios en la escena musical de Broadway, al armarse de guitarra en la película, e interpretar entre gritos de miedo y levitaciones el famoso Can't Help Falling in Love de Elvis Presley.
“La audiencia tiene que respirar”, justificó Wilson, que añadió que “era necesario mostrar la historia de amor” del matrimonio y poner un toque de “luz y humor” en una secuela que se ha ganado la opinión favorable de la crítica.