La secuela de La Noche de la Expiación, que se estrena el viernes en Paraguay, presenta a un gobierno que instaura una purga anual de doce horas durante la que todos los crímenes son permitidos, sin que policías ni médicos se inmuten.
Mientras que en la primera parte La Noche de la Expiación un grupo de jóvenes ricos intentaba matar a un hombre pobre que se escondía en su vivienda, el segundo episodio se centra en cinco personajes que se ven obligados a pasar juntos esa noche de infierno en las calles de Los Angeles.
Las escenas de la película, rodada en el centro de negocios de la ciudad californiana, son mucho más espectaculares que en la primera entrega, al punto que se asimilan a un film de acción y suspense.
El director, James DeMonaco, sitúa la acción en 2023, cuando se está a punto de celebrar la séptima purga, lo que implica que “uno no puede distanciarse de la historia como en una película de ciencia-ficción que se desarrolla en el futuro” lejano, explicó a la AFP Zach Gilford, uno de los protagonistas del film. Al comenzar la terrible noche, Gilford está junto a su esposa (Kiele Sanchez) cuando se les rompe el coche.
Los Angeles de 2023 tiene muchas cosas en común con Los Angeles de 2014, debido a la ausencia de nuevos aparatos electrónicos o tecnología futurista. “Fue la voluntad del director (que las cosas se parecieran tanto). Obliga a preguntarse: ’Dios mío, ¿ocurrirá algo así ahora?’”, agregó Gilford.
En un país donde los tiroteos se suceden, este “derecho a purgar” puede traer a la memoria el reiterativo debate sobre el derecho a portar armas que ampara la Segunda Enmienda de la Constitución. “Con esta serie de películas, espero reflejar algo sobre la sociedad estadounidense y la forma en la que observamos la violencia”, dijo en un comunicado DeMonaco.
“Los nuevos padres fundadores (del país en el que transcurre la película) son de hecho una metáfora para decir que los antiguos, el gobierno, han fracasado a la hora de cuidar a la gente”, dijo a la AFP Frank Grillo, que encarna al héroe, un exmilitar ansioso por vengar la muerte de su hijo, pero que termina por proteger a sus cuatro compañeros de desgracia.
La película también profundiza sobre la brecha entre ricos y pobres imaginando a familias que “compran” a personas para poder “purgar tranquilamente desde su casa”. Ante ellos, Carmelo (Michael K. Williams) se alza desde la televisión como un líder que llama a los desafortunados a tomar las armas para atacar a los más pudientes. “El cambio llegará cuando la sangre corra”, avisa.
Para Grillo, la película recuerda que “debemos cuidar los unos de los otros aunque haya una guerra civil”.
Gracias al éxito que logró la primera parte, que recaudó unos 90 millones de dólares a nivel mundial, 12 Horas para Sobrevivir tuvo a su disposición un presupuesto de 12 millones de dólares, cuatro veces más, aunque sigue siendo insignificante en Hollywood.
Grillo espera que la saga continúe. “Ya ha habido negociaciones sobre una posible tercera película que podría basarse en la resistencia del propio Carmelo”, adelantó a la AFP.