Corazones de Hierro sumerge al espectador en los últimos meses de la contienda mundial en un tanque capitaneado por el sargento Collier, interpretado por Brad Pitt, que tiene a su cargo una tripulación que emprende una misión suicida en el corazón de Alemania.
Cinco años después de protagonizar Bastardos sin Gloria (2009), Pitt regresa a este escenario de la II Guerra Mundial, en una ambientación diferente ya que la mayor parte de la trama ocurre dentro del tanque, denominado “Fury”, y con el que tuvieron que “familiarizarse” para el rodaje.
La película invita al espectador a subirse al interior de un tanque para ser testigo de los horrores de la guerra, un vehículo blindado del que Pitt concluyó que fue “su casa” y la del resto de actores durante el rodaje, una sensación que cree que vivieron los soldados que participaron en el conflicto bélico.
Al serle preguntado sobre cómo fue la experiencia de adaptarse a un espacio tan reducido, Pitt dijo en tono de humor que con el tiempo aprendieron “dónde colocar las tazas de café para que no salieran en escena”.
Además, el rodaje de Corazones de Hierro coincidió con la producción de la película Inquebrantable, dirigida por su esposa, Angelina Jolie, y ambientada también en la II Guerra Mundial, un hecho que “a pesar de las diferencias en el enfoque de ambos proyectos”, utilizaron para “compartir e intercambiar conocimientos y experiencias”.
Corazones de Hierro cuenta con numerosas escenas bélicas y de acción que se complementan con la historia de Norman, interpretado por el actor estadounidense Logan Lerman, un joven soldado que apenas cuenta con ocho meses de experiencia en el Ejército y que es destinado a la tripulación del tanque bajo mando de Pitt.
El guión desarrolla la evolución psicológica de Norman que pasará de ser incapaz de disparar un arma a matar sin contemplaciones para sobrevivir, después de que un bombardeo nazi acabase con la vida de Emma, una joven alemana con quien había entablado una relación sentimental durante el transcurso de los acontecimientos.
A la pregunta de cómo evolucionó su relación con Pitt, debido a que el personaje del sargento Collier supone una figura paternal para Norman, Lerman afirmó que aunque predomina el respeto y la admiración, durante el rodaje forjaron un vínculo “muy bueno y cercano”.
Por su parte el director de la película, David Ayer, explicó que con Corazones de Hierro quería mostrar cómo las tropas que participaron en la II Guerra Mundial “estaban conformadas por gente normal como podría ser un amigo o un vecino” y revelar “cómo podía ser su día a día durante la contienda a bordo de un tanque”.
Director también de títulos como Harsh Times (2005) y End of Watch (2012) , así como guionista de Día de Entrenamiento (2001), coincidió con el resto de actores en que el rodaje de las escenas en el interior del tanque fue “complicado”.