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El 2015 fue un gran año para el cine.
Personalmente creo eso por el simple hecho de que a la hora de preparar la lista de mis diez películas favoritas del año, normalmente me debato entre incluir o no filmes no estrenados en cines de Paraguay, algo que en años anteriores fue necesario para llegar a diez. Este año no tuve ese problema; solo teniendo en cuenta las películas que llegaron a nuestras salas, las películas destacables sobraban.
Por lo tanto, esta es mi (totalmente subjetiva, para aclarar lo obvio) lista de mis diez películas favoritas del año, centrada exclusivamente en películas que llegaron a cines de Paraguay desde el 1 de enero - aunque se hayan estrenado internacionalmente durante el 2014 - hasta la fecha.
Primero, un par de filmes que llegaron con retraso, habiéndose estrenado mundialmente en 2014 pero arribando a las salas paraguayas recién en 2015.
La película de Damien Chazelle es una historia sobre obsesión y perfeccionismo que es tan cautivante que podría llamársele sofocante, en la que un aprendiz de baterista con una determinación enorme choca con un maestro convencido de que la única forma en que su pupilo puede brillar de verdad es si él lo destruye y reconstruye, si lo tira a las llamas una y otra vez hasta que el fuego borre todas sus imperfecciones. El choque de estas dos voluntades es titánico y verlo desarollarse en la pantalla es un espectáculo que nada tiene que envidiar a los más suntuosos duelos físicos de una obra maestra del cine de acción o de fantasía, todo impulsado por la energía de Chazelle tras las cámaras y el excelente dúo protagonista, con un joven Miles Teller en lo mejor que ha hecho hasta ahora y J.K. Simmons, ese tan consistentemente excelente actor de reparto, tan bueno en la pantalla grande como en la chica, en carne y hueso o como la voz de algún personaje animado, finalmente dejando en claro para todo el mundo que es uno de los grandes intérpretes de la actualidad.
Desde su inicio hasta su inolvidable final – una de las secuencias más espectaculares que jamás vi por la carga emocional y la energía y locura que se transmiten casi sin diálogos -, Whiplash es uno de los grandes logros cinematográficos de los últimos años.
El arte del cine de antología tuvo a un exponente de lujo con el director argentino Damián Szifrón, aquél que había creado la entretenida serie Los Simuladores década y media atrás. En Relatos Salvajes, Szifrón toma como temas centrales la violencia y la venganza, en algunas de las infinitas formas que estas pueden tomar, plasmándolas en un sexteto de historias que van desde lo trágico hasta lo trágicamente cómico. Desde un episodio especialmente brutal de furia de carretera hasta la explosiva liberación de la frustración contenida dentro del animal urbano para con la burocracia, pasando por venganzas ridículamente elaboradas o brutalmente sencillas y amargas, y culminando en una boda tan desastrosa como surreal, Szifrón nos da variedad, entretenimiento y culpa.
Además, el filme arma una constelación de actores de primera, con gente como Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia, Érica Rivas y Rita Cortese brillando en sus respectivos roles e historias.
Y ahora, las que sí son de este año.
Aunque el espía por excelencia del séptimo arte, James Bond, decepcionó un poco con Spectre, el 2015 fue un gran año para el cine de espías, y puedo decir con confianza que los otros representantes el género que llegaron a nuestras salas este año, Spy y Misión Imposible: Nación Secreta, me parecieron en sus respectivas y muy distintas formas filmes más que dignos de esta lista. Pero Kingsman: El Servicio Secreto es un poco más único, más atrevido y, a pesar de ser en la superficie una cruda comedia de acción, más reflexiva y profunda.
Colin Firth, quien se pega el lujo de desplegar toda su estereotípica distinción británica en un rol que aún halla espacio para darle una de las más ridículamente geniales secuencias de acción del año, es un agente de un servicio secreto de espías que toma bajo su ala a un joven delincuente con gran potencial, interpretado por uno de los intérpretes revelación del año, Taron Egerton. El director Matthew Vaughn mezcla una amplia cantidades de influencias directas, desde el James Bond de la era de Roger Moore, con su villanos exagerados y artilugios fantásticos, hasta la “academia de lo extraordinario” de filmes como la saga Harry Potter, de paso explorando cuestiones como discriminación social de formas interesantes que no chocan con el interés del filme de entretener y escandalizar, sino que todo está en una armonía destacable. Si uno no se ofende con demasiada facilidad, Kingsman es una de las películas más entretenidas del año que se va.
Más allá de la obvia predilección y necesidad de consumir sangre humana, ¿qué tienen en común un legendario vampiro de 8.000 años de edad que ya ha dejado casi por completo su humanidad, un degenerado antiguo rey medieval, un refinado dandy europeo chupasangre y un despreocupado no-muerto de finales del Siglo XIX? Bastante poco, pero ahí está lo divertido de Casa Vampiro, que pone a estos cuatro vampiros tan distintos entre sí como compañeros de piso en una casa en Nueva Zelanda, poniéndolos a lidiar no solo con la complicada vida social de las criaturas de la noche, llena de alianzas y rivalidades, y su necesidad de consumir sangre humana, sino también con cuestiones como quién lava los platos y cómo no arruinar los muebles con el acto de alimentarse.
Lo que al principio parece simplemente ser una comedia de improvisación más, pronto revela un sorprendente nivel de corazón y sentimiento detrás de las risas, y un mundo fascinante de criaturas tenebrosas e incomodidad social en los márgenes de la pantalla. Casa Vampiro es sencillamente uno de los filmes más divertidos de 2015.
La inquietud de pasar de la adolescencia a la adultez, con toda la ansiedad social y sexual y la melancolía de la pérdida de la inocencia toman la forma de un horror que a la vez es abstracto y terriblemente palpable en la extraordinaria película de horror sobrenatural Te Sigue. El filme sigue a una joven de 18 años llamada Jay, quien luego de tener sexo con chico se encuentra ante una aterradora realidad: es víctima de una especie de maldición que le fue pasada por su compañero sexual, y una entidad sobrenatural comienza a perseguirla, lenta pero inevitablemente, y su única esperanza de escapar es tener sexo con alguien más y pasarle la maldición.
El director David Robert Mitchell presenta su historia en un mundo sutilmente atemporal, en el que lectores de libros electrónicos coinciden con televisores CRT, la moda tira a lo ochentoso y los adultos están antinaturalmente ausentes o distantes, todo bañado en una inolvidable banda sonora de hipnóticos sintetizadores. Te Sigue fue una de las experiencias de terror más fascinantes del año.
Quién hubiera dicho que el legado de Buster Keaton, Charlie Chaplin y otros grandes de la comedia muda sería representado este año nada menos que por un cordero de plastilina. Bueno, supongo que cualquiera que esté familiarizado los estudios de animación Aardman y de Shaun the Sheep, una de sus tantas creaciones memorables, no se habría sorprendido tanto cuando adaptación al cine de ese clásico televisivo británico probó ser una comedia animada tan maravillosa.
Totalmente independiente de diálogos, Shaun el Cordero cuenta su sencilla pero hilarante historia de animales y un granjero perdidos en la gran ciudad a través de un dominio absoluto de todas las demás herramientas que el cine – y particularmente el cine de animaición – otorga. La comedia física transmitida por la animación tradicional de gran factura, con personajes encantadoramente expresivos, es inventiva hasta más no poder.
El año que viene nos toca una nueva cita con Spielberg el mago, que conjura ilusiones para todas las edades. Pero este año, como en 2012 con Lincoln, nos visitó el otro Spielberg, el historiador, fascinado con figuras clave en momentos cumbre de la historia reciente. En este caso, el legendario cineasta nos trajo una historia de lealtad e integridad en medio de un ambiente tan hostil para esas virtudes como fue la Guerra Fría.
Con su siempre confiable colaborador Tom Hanks y un gran Mark Rylance en la pantalla, y nada menos que los hermanos Coen dejando sus huellas por todo el guión, Spielberg cuenta la historia de un espía soviético y un abogado estadounidense primero como un inspirado (e inspirador) drama legal, y luego como un tenso y oscuramente humorístico thriller de espionaje. Una joya más en la filmografía de uno de los grandes maestros del cine.
Este año Pixar volvió, literal y figurativamente. Tras haber interrumpido su casi inmaculada filmografía hasta 2010 con una seguidilla de filmes que estaban por debajo del nivel de excelencia y profundidad a que nos tenían acostumbrados, los socios estrella de Disney, con uno de sus principales talentos, Pete Docter, a la cabeza, volvieron con otro martillazo emocional en forma de película, esta vez explorando literalmente el mundo de las emociones.
La alegría y la tristeza personificadas dentro de la cabeza de Riley, una niña de 12 años, van en un épico viaje por la mente de la joven en un filme que te destruye y te reconstruye, te hace reír y llorar, que obliga al espectador a hacer un viaje introspectivo y que al final se siente como algo más que entretenimiento. Intensa-Mente es una de esas películas que se sienten importantes.
Como Intensa-Mente, la más reciente película de Ridley Scott, basada en la excelente novela The Martian de Andy Weir, es una muestra de que el llamado “cine de masas” no tiene por qué ser simple entretenimiento, sino que puede ser algo genuinamente trascendental.
El filme se centra en la odisea de un astronauta de la NASA abandonado en Marte, y en los esfuerzos de la agencia espacial en la Tierra por lograr, de alguna manera y contra todos los pronósticos, todas las innumerables formas en la que todo puede salir mal, traerlo a casa. Lo que podría ser un simple drama de supervivencia acaba siendo, gracias a la dirección perfecta de Scott y un guión magistral de Drew Goddard un poema a la importancia y magnificencia de la exploración espacial, a la importancia del conocimiento y al infinito potencial del ingenio humano. Con lo mucho que el día a día – y el propio cine - nos recuerda el mal del que es capaz el ser humano, un recordatorio de que como especie somos capaces de cosas maravillosas es algo que se siente muy necesario.
No se supone que el mundo funcione así. Un regreso a una saga 30 años después, un filme que estuvo atrapado en un limbo de pre-producción por años, por lógica debería dar como mucho un filme aceptable pero plagado de problemas, y no una absoluta obra maestra. Pero con Mad Max: Furia en el Camino, el director George Miller revivió su historia durmiente de un mundo post-apocalíptico de violencia y supervivencia, y descargó en las salas de cine de todo el mundo exactamente eso: una absoluta obra maestra.
Esta es una película que se maneja mayormente con visuales acompañadas de una cantidad muy económica de diálogos, y sin embargo presenta un mundo enormemente complejo, rico en historia y cultura que ya es perfectamente comprensible para cuando la primera masiva secuencia de acción termina; es al mismo tiempo un tsunami de testosterona y explosiones y un reflexivo filme sobre cómo romper las cadenas de un patriarcado, con una de las más cautivantes heroínas del cine reciente en el centro; un filme que combina efectos digitales y buenas explosiones y choques de verdad, al estilo de la vieja escuela, de forma perfecta. Haber visto Mad Max: Furia en el Camino es haber sido testigos (¡Testigos!) de un logro cinematográfico monumental.
El problema al hacer una lista como esta es que el 2015 fue un gran año para el cine, y aún entre las películas que llegaron a nuestras salas hay demasiados filmes dignos de destacar, así que sigue un repaso de otros muy meritorios filmes que iluminaron las pantallas este año.
Rápidos y Furiosos 7 continuó la inesperada pero más que bienvenida trayectoria ascendente de una saga que parecía haber caído, se levantó y sigue sin dejar de elevarse, trayéndonos otro inolvidable espectáculo de acción, mientras que Avengers: Era de Ultron, a pesar estar un poco sobrecargada de personajes, tramas y preámbulos para futuros proyectos de Marvel, dio un espectáculo masivo y profundizó a personajes que ya son queridos en todo el mundo, introduciendo además otro villano interesante a su universo cinematográfico.
La ya mencionada Spy es hasta ahora el punto cumbre de la carrera de la comediante Melissa McCarthy, una excelente parodia del cine de espías y una más que digna representante del género al mismo tiempo, con una actuación revelación de Jason Statham en modo cómico. Y volviendo a Marvel, Ant-Man fue el postre perfecto después de Avengers, una historia de escala modesta pero ingenio enorme. Misión Imposible: Nación Secreta continuó subiendo la barra para la saga protagonizada por Tom Cruise con acción de primera y una fascinante aliada/rival para Ethan Hunt.
En lo que respecta al cine hecho en Paraguay, en El Tiempo Nublado Aramí Ullón confronta de forma intrigante un enorme dilema moral y personal, además de un drama social preocupante, y obliga al espectador a hacerse preguntas difíciles de responder, mientras que Latas Vacías y La Chiperita demostraron que el cine puede ser modesto en recursos y rico en calidad.
Guillermo del Toro entregó con La Cumbre Escarlata una digna sucesora espiritual de su excelente El Espinazo del Diablo, mientras que Sicario retrató la violencia de la frontera Estados Unidos-México con crudeza y tensión gigantescas. Y, por supuesto, Star Wars: El Despertar de la Fuerza devolvió la vida a la historia de una galaxia muy, muy lejana, presentando a tres nuevos héroes y un nuevo villano a los que no podemos esperar volver a ver.