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Cuando Peter Jackson estrenaba El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo en 2001, lo hacía abriendo el filme con una batalla como nunca antes se había visto en la historia del cine: la escala era inéditamente masiva, con miles de guerreros en pantalla chocando en brutal combate gracias a la magia de efectos especiales como nunca antes se había visto. Predeciblemente estas masivas batallas se volvieron el sello de la saga, y fueron ampliamente imitadas posteriormente.
Ahora, la despedida de Peter Jackson de la Tierra Media de J.R.R. Tolkien en El Hobbit: La Batalla de los Cinco Ejércitos está a días de estrenarse en Paraguay. Reportes hablan de que el filme culmina con una batalla de nada menos que 45 minutos de duración. Visto esto, decidimos hacer un breve recorrido por cinco inolvidables batallas de espadas, caballos, lanzas y hordas de guerreros que han sacudido las pantallas de cine en los últimos 20 años.
Mientras que las películas El Señor de los Anillos de Jackson y los numerosos filmes que buscaron imitarlo después buscaban captar la escala masiva de una enorme batalla con impresionantes y amplias tomas de multitudes de guerreros chocando en combate, en años anteriores cuando la tecnología para plasmar tan imponentes escenas aún no estaba disponible los cineastas debían mostrar la acción en una forma mucho más personal y cercana, y pocos ejemplos son tan destacados como los presentes en Corazón Valiente, la sangrienta obra de Mel Gibson sobre la revolución escocesa liderada por William Wallace.
En pocos filmes de este género está tan tangiblemente plasmado lo que uno imagina debió ser el caos incomprensible y el salvajismo descontrolado y teñido de sangre de las batallas de la era medieval. En la recreación del filme de la batalla de Stirling, hombres y caballos son salvajemente eliminados antes del climático choque entre ambas infanterías en una infernal cacofonía de cabezas aplastadas, vientres abiertos y miembros seccionados.
Si Gibson apostó por la autenticidad más cruda en Corazón Valiente, el director Zack Snyder fue a lo opuesto en su adaptación de la novela gráfica de Frank Miller 300, una altamente ficcionalizada recreación de la batalla de las Termópilas entre 300 defensores espartanos y una masiva fuerza invasora del Imperio Persa.
Toda la película es básicamente el relato propagandístico de un guerrero espartano que busca inspirar a sus pares antes de una batalla, así que tiene sentido que el filme muestre la acción de forma exagerada, mostrando a los espartanos y a su rey Leónidas como superhombres acabando heroicamente con hordas bárbaras de esclavos y monstruos, y Snyder aprovecha ese recurso al máximo para presentar algunas de las batallas más estilizadas de la historia del cine, empleando la cámara lenta a placer y presentando cada espadazo como un paso de una elaborada coreografía de un sangriento ballet.
Red Cliff es un filme épico tanto en escala como en duración, una recreación de los complicados acontecimientos políticos y militares que rodearon la Batalla de los Acantilados Rojos, un momento decisivo en la historia de la Antigua China. El filme dirigido por el emblemático cineasta asiático John Woo fue originalmente estrenado en dos partes, aunque para Occidente se lanzó una versión editada que unía las dos películas.
Un momento particularmente memorable en una historia llena de masivas batallas es el inicio de la batalla en sí, cuando las fuerzas de los aliados Liu Bei y Sun Quan se colocan en una formación inspirada en el caparazón de una tortuga, atrayendo a las fuerzas de vanguardia del caudillo de guerra Cao Cao a una trampa mortal. Tras superar un recibimiento con flechas, las fuerzas de Cao Cao logran introducirse en la laberíntica formación aliada, donde se encuentran a merced de sus enemigos. El realismo del filme está más o menos a la par con el de la filmografía de Woo en general, pero la secuencia es indudablemente espectacular.
Polémica a la par que visualmente impresionante, la versión del director Darren Aronofsky de la historia bíblica de Noé y el Arca es muy distinta a la que uno puede encontrar en la Biblia, tomando inspiración tanto en los textos sagrados como en fuentes más apócrifas y mitológicas.
Una de las adiciones más notables son los Vigilantes, ángeles que se apiadaron de los descendientes de Caín y bajaron a la Tierra a ayudarlos, siendo castigados por el Creador y convertidos en monstruosidades de piedra. Cuando Noé comienza a construir su Arca, los Vigilantes deciden ayudarlo a construirla y protegerla, lo que lleva a la gran secuencia de batalla del filme. El diluvio acaba de comenzar, y las hordas del rey Tubal Caín atacan con la intención de tomar el Arca. En una secuencia que no estaría fuera de lugar en “El Señor de los Anillos”, los Guardianes forman un muro para tratar de contener a los atacantes y dar tiempo a Noé para que se ponga a salvo.
Pero al final del día todo vuelve a la saga que marcó historia. Momentos espectaculares de batallas en la saga de Peter Jackson los hay para elegir: desde la inolvidable introducción de “La Comunidad del Anillo” con elfos y humanos enfrentados al mismísimo Sauron, hasta la emblemática batalla del Abismo de Helm, pasando por secuencias igualmente memorables como la escaramuza en las minas de Moria o el ataque de los ent a Isengard.
Pero quizá el momento cumbre de la saga es la enorme batalla entre las fuerzas de Mordor y los guerreros de Rohan en las afueras de la ciudad de Gondor, un prolongado y multifacético encuentro que va de choques de caballería e infantería a duelos con criaturas voladoras y gigantescos paquidermos e involucra a casi todos los héroes de la saga, con la excepción de dos de ellos. Toda la secuencia es como el subrayado de la respuesta implícita de Jackson a quienes años atrás hubieran asegurado que la saga literaria de Tolkien era imposible de filmar.
¿Recuerda usted, amable lector, alguna batalla cinematográfica que le parezca digna de contarse entre las más espectaculares? No dude en compartirla en la sección de comentarios.