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La mente humana por instinto y reflejo teme a lo desconocido, y la muerte es la barrera definitiva entre lo conocido y lo desconocido. Algunos creen que les espera un paraíso como recompensa por sus buenas acciones o un infierno como castigo por haber obrado mal. Otros piensan que nos espera solo la nada, y otros creen que uno puede quedar atado al mundo por eventos traumáticos u otras cosas que no le permiten “descansar en paz”.
Muchos creen muchas cosas, pero nadie lo sabe con certeza científica; nadie lo puede saber.
Las historias de fantasmas, espíritus de los muertos -de naturaleza que puede o no ser maliciosa- imposibilitados de dejar del todo el mundo de los vivos por distintos motivos; o seres demoníacos de otros planos existenciales que interactúan con nosotros, han sido aprovechados por el cine de forma exitosa desde hace décadas.
Uno de los últimos ejemplos notables es la taquillera saga Actividad Paranormal, cuya quinta entrega, subtitulada Los Marcados, llega este viernes a cines de Paraguay, por lo que parece un buen momento para recordar otros momentos memorables de filmes (relativamente) recientes que lograron capturar ese miedo a lo desconocido y espectral que podría o no estar acechando en esa esquina oscura de allá. O directamente detrás suyo.
Esta escena del filme de Paul W.S. Anderson Event Horizon rompe en cierto modo el molde de las demás en la lista, al mostrar el horror de forma más directa y extremadamente gráfica y cruda, pero sirve como el punto de exclamación en un filme que, aunque menos sutilmente que los demás aquí, también lidia con el terror de lo desconocido, pero a una escala más amplia, una escala cósmica.
En la escena, los tripulantes una expedición de rescate enviada a recuperar la nave Event Horizon, desaparecida años atrás para reaparecer misteriosamente en la órbita de Neptuno, luego de hallar los horriblemente mutilados restos de la tripulación de la nave, finalmente logran un vistazo a través de la bitácora en vídeo de la nave, de lo que pasó.
La cita en latín pronunciada podrá estar gramaticalmente incorrecta, pero ayuda a entender de forma más explícita lo ocurrido con la nave, que estaba experimentando con un dispositivo capaz de hacerla “doblar” la realidad para viajar más lejos y más rápido en el espacio. La nave fue más lejos de lo planeado, y se topó con algo más allá de los límites de la razón y el entendimiento humanos. H.P. Lovecraft hubiera estado orgulloso.
De nuevo una advertencia: las imágenes del vídeo son de naturaleza extremadamente gráfica.
Advertencia: el vídeo y los párrafos siguientes detallan el final de la película, por lo que si aún no ha visto "La Llamada", sería mejor que salte al siguiente título.
Fácilmente una de las escenas de cine de terror más famosas de los últimos diez años es uno de los momentos finales del aclamado y taquillero filme de Gore Verbinsky La Llamada, un filme que gira en torno a una maldición de una cinta de VHS que lleva a la muerte a todas las personas que lo ven, luego de siete días.
Luego de que todo parece haberse resuelto, Noah, exnovio de la protagonista del filme, descubre de la peor manera que Samara Morgan, la figura detrás de la maldición, “nunca duerme”. El hecho de que se trata de un momento tan directo dentro de una película que hasta entonces había consistido casi totalmente de un terror más ambiguo y surreal -el propio vídeo, el comportamiento antinatural de animales, la demencia de los allegados a Samara, etcétera- es parte de su impacto, intensificado por un ingenioso uso de efectos especiales para dar a Samara una textura “televisiva” que la hace enormemente inquietante en un contexto real, fuera de la pantalla.
Que un teléfono suene en su casa inmediatamente luego de que termine la película es una de esas experiencias que no tienen precio.
El primero de dos filmes del director James Wan en esta lista, porque el realizador que surgió gracias a la primera El Juego del Miedo probó ser un maestro del cine de terror. La Noche del Demonio se centra en una familia cuyo hijo cae en un misterioso coma, tras lo cual la familia comienza a experimentar apariciones y otros fenómenos paranormales.
Esta escena protagonizada por la madre de la familia, Renai (Rose Byrne) no es la más visualmente creativa del filme. Para ese momento -que llega hacia la mitad del filme-, el espectador ya está tenso, esperando el próximo susto repentino, por lo que Wan sigue con su cámara a Renai, alargando la espera y finalmente revelando el horror no con un grito o una estridencia de cuerdas, sino con una canción clásica en un tocadiscos en la sala, y algo bailando. Lo vemos desde lejos. Parece un niño, pero no se mueve completamente como uno.
Si no lo notó la primera vez, vuelva a reproducir el vídeo y note que Renai pasó justo al lado del “niño” momentos antes de que la música comenzara a sonar. El cine de fantasmas apela a ese miedo instintivo de que hay algo allí con nosotros, algo que no podemos explicar o a veces ni siquiera notar, hasta que decida manifestarse.
El filme británico de 2012 La Dama de Negro es una clase maestra sobre crear atmósfera, un recurso enormemente importante en una película de terror. La fotografía, la iluminación y la dirección de cámaras se unen con el propósito de convertir a la mansión donde la mayor parte de la acción transcurre en un personaje, un lugar opresivamente tenebroso que aumenta el impacto de lo sobrenatural al tener en constante tensión al público incluso cuando no hay nada extraño directamente en pantalla.
Mientras hace el papeleo de la propiedad abandonada, el abogado interpretado por Daniel Radcliffe se queda dormido, mientras algo aparece desde una puerta detrás suyo, ligeramente fuera de foco -de modo que no lo vemos de forma nítida- y comienza a acercarse. No camina, parece deslizarse.
Usted probablemente ya vio El Conjuro, también de James Wan. Fue una de las películas más vistas en cines de Paraguay el año pasado, y sin duda habrá tenido un gran éxito entre los que bajan sus películas de internet. Se merece el éxito que alcanzó, ya que se trata de una genuinamente excelente historia de terror.
Uno de sus momentos más memorables a la vez que sutiles llega cuando la madre de la familia Perron (Lili Taylor) juega a las escondidas con su hija, una variante en la que la persona que busca lo hace con los ojos vendados y puede pedir tres veces a la persona que se esconde que aplauda, para localizarla por el sonido. Tras el segundo aplauso, la mujer llega a la habitación de una de las hijas, y pide el tercer aplauso.
Dos manos saliendo de un armario y aplaudiendo son, en el contexto del filme, más inquietantemente aterradoras que cualquier criatura que los efectos especiales más caros podrían conjurar.