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En el universo de los cómics de Marvel, una gran porción de la raza humana es mutante; son personas con habilidades especiales enormemente diversas, beneficiosas a la vez que peligrosas. Ese es el universo que desde el año 2000 viene siendo adaptado al cine en taquilleras superproducciones.
La última de ellas es “Wolverine Inmortal”, en la cual Hugh Jackman regresa al papel del indestructible guerrero Wolverine, un rol que viene interpretando desde la primera “X-Men”.
Con esto en mente, damos un breve repaso de cinco escenas destacadas de la saga basada en los personajes creados por Stan Lee.
(Algunos de los siguientes vídeos o sus descripciones podrían incluir detalles sobre las películas de la saga "X-Men" que quienes aún no las vieron podrían no querer que se los revelen).
La primera “X-Men” comienza con una escena que recrea en un microcosmos uno de los episodios más oscuros de la historia de la humanidad: la fecha y el lugar específico no son nombrados, pero es obvio que se trata de algún lugar de Polonia en la primera mitad de la década de 1940, durante los años de la Segunda Guerra Mundial.
Bajo una copiosa lluvia, filas de judíos marchan forzados por soldados de la Alemania nazi hacia lo que parece ser la entrada de un campo de concentración. El joven Erik Lensherr se ve separado de sus padres, y comienza a resistirse desesperadamente. Un soldado nazi va a contenerlo, y luego varios más se le unen, pero Erik parece arrastrado por una fuerza enorme; el gran portón tras el cual están sus padres comienza a doblarse.
Para cuando Erik es noqueado al recibir un culatazo de uno de los guardias, el portón ha sido totalmente torcido. Así, el director Bryan Singer presentaba a quien se convertiría en el mutante Magneto, capaz de controlar el metal a voluntad, quien como mutante se enfrentaría a otro tipo de discriminación en el futuro.
Las primeras escenas de la segunda película de la saga, también dirigida por Singer, introducen a otro personaje emblemático de la saga: Nightcrawler (interpretado por Alan Cummings), una criatura de piel azul oscura con la habilidad de la teletransportación.
Con esa habilidad, Nightcrawler logra vencer nada menos que al Servicio Secreto que custodia al presidente de los Estados Unidos, en plena Casa Blanca, desorientando y atacando con velocidad a cada uno de los agentes hasta que finalmente queda cara a cara con el propio mandatario.
Los motivos por los cuales Nightcrawler cometió esas agresiones no son revelados sino hasta mucho después en la película.
Otra gran escena de la saga protagonizada por el personaje de Erik Lenhserr, o Magneto. Tras su derrota en la primera película, Magneto (interpretado por Ian McKellen) fue puesto en prisión, pero un mutante capaz de controlar el metal requiere contención especial: una celda hecha totalmente de plástico, donde ningún tipo de metal está permitido y hasta las bandejas de comida y las cachiporras de los guardias están hechas de acrílico.
Por supuesto, eventualmente ni siquiera todas estas precauciones logran detener al mutante, quien escapa de una forma ingeniosa a la par que cruel y espectacular, con ayuda de una de sus secuaces que inyecta hierro en la sangre de uno de los guardias.
Cuando el guardia entra a la celda, Magneto extrae el hierro directamente de su torrente sanguíneo, matándolo en el proceso. Forma tres pequeñas bolas de hierro con las que procede a destrozar su celda, y luego forma con una de ellas una plataforma para levitar hacia la libertad, asesinando a otros dos guardias.
La película de Gavin Hood “X-Men Orígenes: Wolverine”, una precuela concentrada en el personaje interpretado por Hugh Jackman y su pasado, es por muchos considerada la peor de la saga, aunque eso no quiere decir que no incluye al menos un momento memorable.
Esa escena sería el montaje de créditos inicial. Luego de una escena en la que, cuando era niño, el futuro Wolverine mata a su padre y huye de su hogar con su medio-hermano Victor, también un mutante capaz de regenerarse, la película muestra que los hermanos pusieron sus habilidades a uso y fueron a la guerra... una y otra vez.
Wolverine (Jackman) recibe un cañonazo peleando contra los Confederados en la Guerra Civil estadounidense, Victor (Liev Schreiber) masacra soldados alemanes en las trincheras de la Primera Guerra Mundial y ambos forman parte del desembarco aliado en Normandía, en la Segunda Guerra Mundial. Finalmente ambos pelean en Vietnam, donde Victor se vuelve cada vez más despiadado, y finalmente logra que él y su hermano sean fusilados.
Una más de Magneto. En “X-Men: Primera Generación” la escena del inicio del primer “X-Men” es ampliada, mostrando que el médico del campo de concentración, Klaus Schmidt (Kevin Bacon) ve de lo que es capaz Erik, y mata a su madre para tratar de hacer que el joven vuelva a manifestar sus poderes.
Años después, un Erik adulto (Michael Fassbender), ya capaz de controlar sus poderes, se pone a buscar a Schmidt. Su búsqueda lo lleva a dos antiguos jerarcas nazis refugiados en una remota área de Argentina.
Erik encuentra a los dos en un bar, y entabla conversación con ellos comentándoles que él, como uno de ellos, es de Dusseldorf. Uno de ellos le dice que se dedica a la cría de cerdos, y el otro dice ser sastre. Cuando uno de los nazis le pregunta el nombre de sus padres, Erik les contesta: “No tenían nombres. Sus nombres se los quitaron criadores de cerdos y sastres”.
Sólo cuando Erik les muestra su brazo izquierdo, donde tiene el tatuaje con que los nazis marcaban a los judíos prisioneros, uno de ellos reacciona atacando a Erik con un cuchillo, una mala idea contra alguien que controla el metal.
No es de sorprender que muchos desearon, luego de esta escena, que Fox haga una película que se centre exclusivamente en Magneto cazando nazis.