“Breaking Bad termina en el momento justo”

LONDRES. Tras seis temporadas repletas de drogas y cadáveres, “Breaking Bad”, flamante ganadora del Emmy al mejor drama de televisión, se despide “en el momento justo”, asegura su creador, Vince Gilligan.

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“Es un villano que ha tocado fondo. Se ha dado cuenta de que ser un criminal no le hace tan feliz como creía y ahora parece querer redimirse, al menos con su familia. Pero será difícil que haya redención para Walter White”, aventuró Gilligan, de 46 años.

Ocho capítulos componen la sexta temporada de la serie, concluida este fin de semana pasado en Estados Unidos y que podrán verse este octubre en España a través de Paramount Comedy.

“Es bueno que no tengamos más de seis temporadas. Creo que creativamente terminamos la serie en el momento justo. Seis era suficiente, siete demasiado y cinco habrían sido demasiado poco”, valoró el creador de la que es considerada una de las joyas de la televisión reciente.

“Breaking Bad” se instaló a ritmo lento pero seguro entre la devoción de público y crítica, que le ha dado tres Emmys para su protagonista, Bryan Cranston, por su papel de sufrido profesor de química convertido en implacable traficante de metanfetaminas.

La empática historia de Walter White, que decide crear drogas para mantener a su familia tras ser diagnosticado de un cáncer de pulmón inoperable, ha atrapado a millones de seguidores que han visto a lo largo de cinco años cómo la criminalidad, el poder y el dinero oscurecen el alma del profesor.

“No era el objetivo que la gente odiase a Walter, solo que encontraran al personaje y su viaje interesante. A medida que la serie progresaba me interesaba ver si a la gente le gustaría menos el Walter más oscuro, si seguirían interesados en él”, explicó Gilligan.

Pero su creador confiesa que encuentra difícil simpatizar con este Mr. Hyde escondido tras el pusilánime químico. “Creo que es un personaje fascinante, pero es cada vez más difícil simpatizar con él porque es un gran mentiroso. No es solo que mate a gente o cree drogas, es que encuentra tan fácil mentir a la gente que quiere...”, reflexiona el guionista.

Pese a llevar las riendas de la historia junto a un equipo de escritores, Gilligan explica que su método de trabajo “orgánico” ha provocado que muchos personajes “se convirtieran en lo querían ser” y en el caso del protagonista le resulta difícil saber si ya desde el principio era un lobo con piel de cordero.

“Es muy interesante cuestionarse quién era en realidad. Es una pregunta que cada espectador tiene derecho a responder por sí mismo. ¿Convertirse en criminal cambió a Walter, le hizo una mala persona, o a raíz del diagnóstico de cáncer la careta se le cayó y se convirtió en lo que realmente era en el fondo?”, propuso.

Gilligan reconoce que el último episodio de la serie ha dado muchos dolores de cabeza al equipo creativo por la inmensa presión autoimpuesta para acabar a la altura una historia comparada con “Los Soprano”, “Dexter” o “Mad Men”.

“Hubo una presión tremenda. Este último año ha sido duro para mis guionistas... La parte más difícil ha sido descubrir cómo acabaría el último episodio, nos llevó mucho tiempo pensar en un final”, recordó el creativo, que cerró el guion de esta historia en enero, apenas dos meses antes de que finalizara el rodaje.

Mientras las preguntas rondan la cabeza de los fans, Gilligan solo tiene una interrogante que dura ya cinco años.

“Me gustaría saber por qué la gente responde de manera tan favorable a la serie. Se supone que es entretenimiento, pero la gente no solo se entretiene con explosiones, también cuando se ven obligados a pensar. Pensar es entretenido y Breaking Bad está llena de momentos para hacer pensar a la audiencia”, comentó el guionista.

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