Alrededor de 100 periodistas acudieron al evento, organizado en un hotel de la localidad turística y trufado con actividades alternativas como tirolina y buceo de superficie en un paraje escogido por su parecido con Bird Island, el lugar donde se desarrolla la trama de la cinta.
Todo ello para celebrar el estreno el próximo día 20 de Angry Birds, una comedia de animación en 3D para todos los públicos basada en la popular aplicación que, desde su lanzamiento en 2009, ha sido descargada más de 3.000 millones de veces.
La cinta, dirigida por los debutantes Clay Kaytis y Fergal Reilly, respeta la premisa tradicional del videojuego, en donde unos pájaros furiosos atacan las fortalezas de unos rollizos cerdos que les han robado unos huevos.
El guión presenta a los pájaros como habitantes de un idílico islote del que jamás han salido y en el que viven sin amenazas en un ambiente de armonía permanente, hasta que las oscuras intenciones de los puercos dan al traste con la felicidad que reina en Bird Island.
El héroe del filme es Red, -el popular pájaro rojo-, al que Jason Sudeikis presta su voz en la versión original. Red, que vive marginado en la isla por sus problemas de temperamento, no encaja en ese mundo feliz y es obligado a asistir a terapia para controlar sus enfados.
“Es curioso cómo las escenas de mi personaje con Matilda -la terapeuta que le trata, con la voz de Maya Rudolph- me recordaban, irónicamente, a momentos de One Flew Over the Cuckoo's Nest (1975)”, explicó Sudeikis, en referencia a la relación entre los personajes de Jack Nicholson y Louise Fletcher en aquel filme.
“Creo que todos nos hemos sentido incomprendidos en algún instante, incluso cuando creemos que actuamos con intenciones puras y con buen corazón. Por eso me atrajo la película, que funciona de forma inteligente como historia fundacional para este videojuego tan popular”, manifestó.
El intérprete de 40 años, que mantiene una relación con Olivia Wilde, comentó que su hijo, Otis, de dos años, vio recientemente la cinta -era la primera que veía en su vida- y que reaccionó “con asombro” al comprobar que la voz de Red era la de su padre. “Me miraba raro al principio y después alucinaba por completo. No sé si se da cuenta realmente de la situación ni tampoco emplea aún tantas palabras como para expresarlo, pero lo cierto es que se lo pasó en grande”, indicó.
Sudeikis admitió que el tono del filme es “atrevido” e “irreverente”, pero funciona para el público adulto, que no espera encontrarse con tantas referencias cinéfilas ni con un humor tan agresivo en ocasiones.
“En realidad hay películas que vemos de pequeños, como Volver al Futuro o Grease, que recordamos como muy inocentes y que, en realidad, manejaban situaciones muy fuertes y comprometidas. En este caso, los niños solo disfrutan con las situaciones ” , valoró.
En la cinta, Red recibe terapia junto con otros conocidos pájaros del juego: el veloz Chuck (Josh Gad), el explosivo Bomb (Danny McBride) y el malhumorado Terence (Sean Penn), que se convierten en sus amigos. En realidad, Terence no tiene apenas diálogo y se limita a lanzar gruñidos, un papel que requirió “máximo esfuerzo” a Penn, según dijeron sus compañeros de reparto.
“Sean desaparece en el papel”, bromeó Gad, quien prestó su voz al personaje del muñeco de nieve Olaf en Frozen. “En realidad ” , agregó entre risas, “hace los gruñidos en directo en cada pase de la película. Se sienta en los asientos del fondo de la sala y los suelta usando un micrófono”.
Sudeikis reconoció que, en la vida real, lo que más le pone de mal humor es “la falta de modales”, mientras que Gad apuntó a “las campañas electorales”, ya que considera que logran “dividir” a la población. Preguntados por quiénes votarían sus respectivos pájaros en las elecciones presidenciales de EE.UU., Sudeikis replicó: “Tengo claro que Red votaría por 'Birdie' Sanders”, en referencia al precandidato del Partido Demócrata Bernie Sanders.
Gad, por su parte, contestó que Chuck se decantaría por Marco Rubio, el senador por Florida de origen cubano que abandonó la carrera republicana por la Casa Blanca: “Le encantaría su español. Nadie habla más rápido que Marco. Por eso, se le queda la boca seca”.