“Quiero que piensen en esta gente, que son los más vulnerables entre nosotros en el mundo, que necesitan nuestra atención, más de la que cualquiera imagina”, dijo el actor de 65 años, reconocido por su papel como el agente de la CIA Saul Berenson en la serie Homeland, que llegó acompañado de un refugiado iraquí.
Patinkin —cuyo abuelo huyó de la Polonia nazi y su abuela de un pogromo en Rusia- ha visto las condiciones en las que viven muchos de estos desplazados. En 2015 viajó a Grecia para ayudar a refugiados sirios. “Permítannos recibir otros inmigrantes sin miedo, sin preocupación, para aprender a confiar en ellos y no estar guiado por el miedo, ellos son nuestros maestros”.
Desde que asumió, hace un año, Trump ha adoptado una postura mucho más dura con los inmigrantes y refugiados de todos los países en relación a su predecesor Barack Obama.
El gobierno levantó hace dos semanas la restricción que desde octubre pasado impuso al ingreso de refugiados de 11 países “de alto riesgo”, aunque endureció las condiciones de admisión, que igual ya se redujeron en más de la mitad. Patinkin dijo a la AFP después de la ceremonia que se sintió privilegiado de ser una voz para “aquellos que no tienen voz, los refugiados que sufren”.
“Creo que el mundo necesita hacer más, son seres humanos, cuida a tus vecinos como te cuidas a ti”.
Patinkin ha sido nominado a tres Emmys por su papel en Homeland, aunque la estatuilla se la ganó en 1995 por su trabajo en el drama Chicago Hope.
El actor, que canta conciertos en idish y ha participado en 14 discos, ganó un premio Tony en 1980 por su papel como el Che en el musical Evita que protagonizó Patti LuPone. En sus 40 años de carrera, trabajó en producciones como Ragtime, Yentl, La princesa prometida y Dick Tracy.